RECONOCIMIENTO LEGISLATIVO PARA UN DOCUMENTAL REALIZADO POR ESTUDIANTES SECUNDARIOS Jóvenes y Memoria en Orense: cuando la historia sostiene el presente
La Cámara de Diputados provincial declaró de interés legislativo un trabajo realizado por estudiantes secundarios de Orense, Tres Arroyos, en el marco del programa Jóvenes y Memoria. Se trata de una investigación que hicieron estudiantes de la Escuela Secundaria 8 de la localidad sobre el orensano desaparecido Daniel Reynaldo Medina, y que fue más allá de la historia: un trabajo que le permitió a los chicos y chicas sostenerse en la escuela.
ANDAR en Orense
(Agencia Andar) Entre Orense y su partido de cabecera, Tres Arroyos, no hay transporte público. La localidad tiene una sola escuela secundaria, la EESN°8, y por diversas cuestiones se hace difícil para los equipos docentes sostener la matrícula, sobre todo en una de sus orientaciones: Ciencias Sociales. “Sociales es una orientación muy invisibilizada, en la escuela en la comunidad, está marginada. A eso se sumaba una matrícula súper vulnerable, atravesada por un montón de circunstancias, y teníamos una gran preocupación por sostenerla”, cuenta Viviana Marchetti que daba las clases de historia en 4° año.
Con su colega de geografía, Paula Fernández, empezaron a pensar nuevas estrategias y formas de trabajar en ese escenario. “Empezamos a pensar en hacerlo en equipo en proponer un proyecto y surge la idea de hacer un mural en el patio por el 24 de marzo para instalar el tema, hablar de lo que implica la fecha, los chicos tenían muy poca información sobre la dictadura”, agrega. Y el tema se instaló, los jóvenes comenzaron a interesarse, a hacer preguntas, y supieron que en Orense había un desaparecido.
Y buscaron conocer su historia. En el libro de referencia local, la investigación de Andrés Vergnano y Guillermo Torremare “22, los tresarroyenses desaparecidos”, Daniel Reynaldo Medina no figuraba. “Así que ese fue el disparador. Nadie sabía nada en la escuela y empezamos a indagar. Lo único que teníamos era su nombre y que tenía un hijo que había estado en la inauguración de un pasaje de la localidad que llevaba el nombre de Daniel”, dice la docente. Entre los primeros pasos de la investigación encontraron un libro editado para el centenario del pueblo con relatos locales. Ahí una vecina había rescatado la historia de Daniel y su familia.
Daniel era el hijo del portero de la escuela primaria del pueblo y vivían en la escuela: entonces era una familia muy conocida. “Una familia de laburantes, y la autora de ese relato era una mujer que había sido amiga de la hermana del desaparecido y la convocamos a una entrevista. Al principio tenía reparos y miedos respecto de lo que le íbamos a preguntar y cuando empezó a hablar daba la impresión de que hacía 40 años que quería hablar de Daniel”, cuenta Viviana.
La segunda entrevista fue con Guillermo Torremare, y por él supieron que la desaparición de Medina había sido en Tandil y que su causa era parte del juicio por el centro clandestino La Huerta que estaba transcurriendo en ese momento y cuyas audiencias se retransmitían en el aula magna de la UNICEN. Se enteraron, además, de que faltaba poco para que se tratara su caso en el debate oral. “Así que ahí en una tarea bastante titánica nos pusimos el objetivo de ir. Y conocer a Simón, su hijo, y el centro clandestino La Huerta. Eso fue impresionante, para que te des una idea muchos de esos chicos y chicas ni siquiera son de ir a Tres Arroyos, salvo cuando tienen que ir al hospital”, recuerda Viviana. Y lo hicieron, salieron del pueblo y viajaron a vivir parte de la historia.
Y conocieron a Simón, escucharon su testimonio, recorrieron los escenarios de su infancia. El trabajo siguió con más entrevistas y “muchísimo esfuerzo –define la docente- mucho tiempo, con movidas, salidas, con muchos obstáculos de la misma escuela, de la comunidad. Pero se hicieron actividades con las profes de artística, charlas en la escuela, se elaboraron y colocaron baldosas y placas en su memoria, fue un trabajo de todo el año y de a poco ellos y ellas se fueron apropiando del proyecto, resignificando todo eso”.
Con todo el material decidieron hacer un documental y consiguieron la ayuda de Diego Slagter, un periodista de la editorial cooperativa Caravana que los ayudó a pensar qué contar, cómo contarlo, a elaborar el guión y ultimar detalles como elegir el nombre: Derribando el silencio. El producto final tiene casi 40 minutos, así que a Chapadmalal, la instancia de cierre del Programa Jóvenes y Memoria, llevaron un fragmento y toda su experiencia. “Y Chapa fue otra instancia increíble, el camino fue apropiarse, sensibilizarse y de a poco saber que eso era lo que los tenía asistiendo a la escuela. Muchos chicos de sexto que se habían sumado al equipo sólo iban por estas materias en las que trabajaban en el proyecto y los de cuarto se sostuvieron ahí también por eso. Ellos nunca habían tenido ese rol en la escuela, protagónico, y con esto estaban poniéndose en ese lugar más allá de que todo fuera cuesta arriba”, señala Viviana.
Y el 10 de diciembre también fueron protagonistas en su partido y en un acto en el Concejo Deliberante, en el salón blanco de la Municipalidad, presentaron el trabajo final frente a un auditorio lleno. “Ahora llegó este reconocimiento legislativo, para el que estuvimos haciendo gestiones a través del diputado Alejandro Di Chiara, y es súper valioso para los chicos y chicas. Ellos y ellas ya no son los mismos que eran después de este proceso”, concluye la profesora.
El documental es de licencia libre y puede encontrarse en Youtube