MASACRE DE QUILMES Confundieron su identidad y volvió a casa en una bolsa
Pelagio Giménez trabaja en la construcción, es el papá de Elías Giménez y de cinco jóvenes más. El 18 de enero 2004 la policía de Quilmes confundió a Elías con un homónimo, que tenía una causa pendiente desde 1999, y lo detuvo por averiguación antecedentes. Luego de tres días murió en el incendio de comisaría la 1° de Quilmes. Once años después, Pelagio Giménez nos cuenta esta historia.
ANDAR en Quilmes
(Agencia) Era una confusión burda: Elías tenía 15 años y su homónimo, 30. Sin embargo, durante tres días nadie cotejó el número de su documento. Nadie escuchó a su madre decir que Elías en aquel entonces tenía menos de 10 años. No hubo forma de aclarar la confusión en la comisaría ni en el juzgado.
Cuatro días duró su agonía. Otros tres chicos, Diego Maldonado (16), Miguel Aranda (17) y Manuel Figueroa (17), corrieron la misma mala suerte. Otros trece, todos menores de edad, sobrevivieron al incendio; hoy están convocados a declarar ante la justicia.
Frente al silencio oficial y la impunidad, los familiares de las víctimas se organizaron en la parroquia de Don Bosco. Las madres y los padres se hicieron fuertes y empezaron a exigir justicia por las víctimas de la masacre de Quilmes.
ANDAR conversó con Pelagio Giménez. Compartimos su testimonio.
“Yo estaba trabajando cuando su madre -mi mujer, en aquel entonces- me avisó que mi hijo Elías de 15 años había sido detenido. Estaba en La Plata y esperé hasta tener mayores novedades para volver a Quilmes. Nosotros éramos una familia grande, con ganas de progresar, trabajando los dos. Incluso en esa época, Elías los sábados que no tenía colegio hacía changuitas para ganarse unos pesos. Nosotros venimos de una familia de trabajadores.
Elías era un pibe de 15 años que los fines de semana recorría los barrios para visitar a la familia. Yo lo recuerdo como el chico que unía a la familia. Era sano, cuando quería algo lo pedía. Era de traer a los amigos a la casa, no conocía un baile. Sus compañeros de colegio eran grandes porque estudiaba de noche y de día ayudaba a cuidar a los hermanos más chicos en la casa. Nosotros éramos de compartir con ellos, hacer asados, estar en familia.
Realmente nunca pude darme una explicación de lo que le pasó a Elías, por qué estuvo detenido. Lo único que puedo explicarme es que lo agarraron porque tenían que hacer número en la comisaría, o agarrar alguno para ponerle una causa. Estaban buscando a una persona de 29 ó 30 años con un DNI 29 millones y Elías tenía 15. Entiendo que claramente se tendrían que haber dado cuenta que la edad no correspondía por el número de documento. Pero esto pasó y sigue pasando hoy. A Elías se lo llevaron detenido porque lo confundieron y nadie cotejó que los números de DNI eran diferentes.
Mi mujer fue al juzgado de menores y no consiguió que lo liberen. No podíamos explicarnos por qué lo mantenían detenido, no tenía nada que ver. A Elías lo tuvieron dos noches completas y tres días en la comisaría 1° de Quilmes. La tercera noche fue la del incendio.
La mañana siguiente al incendio mi mujer estaba mirando la televisión y se entera de todo por el noticiero de Canal 7. Yo estaba trabajando en La Plata pero, cuando recibí el llamado de ella, me tomé enseguida el tren, un micro y nos encontramos en la comisaria de Quilmes a las 10 de la mañana. En la comisaría había un caos de gente, nadie nos informaba nada. Le decíamos a uno, a otro policía y nadie nos atendía. Recién como a las cinco de la tarde nos dijeron que Elías estaba internado en una clínica en Lomas del Mirador. Nos fuimos para allá, en colectivo, hasta la rotonda de San Justo; pudimos llegar al lugar a las once de la noche. Nadie nos llamó a la casa para avisarnos, no me preguntaron si tenía obra social.
Ya pasaron 11 años. En nuestro caso, nosotros somos padres jóvenes y podemos seguir luchando para que se castigue a los culpables. Ahora, que no se les crea a los pibes que sobrevivieron, que no se tomen en serio las autopsias… Los cuerpos hablaron: además de quemados estaban golpeados. Ese día dos veces les pegaron. Y todavía seguimos sin saber qué va a pasar con todo esto.
Aunque Elías no tuvo nada que ver y lo detuvieron por confusión, había un montón de chicos detenidos. Algunos por drogas, otros por hurto. Hayan hecho lo que hayan hecho los pibes, nada justifica que les peguen, los maltraten. Acá hubo madres que pidieron que tengan detenidos a sus hijos porque necesitaban ayuda para rehabilitarse. Esa fue la ayuda que les dieron a los chicos: los terminaron entregando a sus madres en una bolsa.
[pullquote]Once años después, te digo que me enteré por los medios de comunicación lo que pasó esa noche en la comisaria[/pullquote]
Nunca se acercó nadie de la comisaria de Quilmes ni del juzgado de menores. En ningún momento tuvimos información oficial acerca de lo que pasó. Once años después, te digo que me enteré por los medios de comunicación lo que pasó esa noche en la comisaria. Cuando se cumplieron dos años de la masacre, nos atendió el Dr. Arslanián, el ministro de Seguridad de provincia. Le habían dado un asenso al comisario Soria en la DDI de San Miguel y nosotros lo denunciamos. Él nos dio apoyo y frenó ese nombramiento, avanzó en la investigación que había llevado adelante el fiscal Nievas Woodgate y exoneró a varios policías.
Nosotros, los familiares, tenemos mucho que agradecer a Tobías Corro Molas, un ex cura salesiano de la iglesia de Don Bosco. Él estuvo siempre presente impulsando nuestra lucha, procurando que nos reunamos, difundiendo el caso. Él es como el papá de todos: de los chicos, de nosotros, de los abogados. Hizo lo que no hizo nadie: acompañó, nos contuvo, nos habló.
La primera cosa que puedo decir que estoy satisfecho de haber llegado a esta instancia. Hay chicos sobrevivientes, ellos y las autopsias de los médicos van a ayudar a que se conozca la verdad. Los imputados no tendrían que estar usando el uniforme policial, eso es vergonzoso.
[pullquote]Los imputados no tendrían que estar usando el uniforme policial, eso es vergonzoso.[/pullquote]
Si una madre o padre tiene hoy un chico detenido, le digo que se queden plantados en la comisaria hasta que sus hijos sean liberados. Yo cometí un error: confiar en ellos. Yo volvía de mi trabajo, esas dos noches que Elías estuvo detenido, volvía y me acostaba a dormir tranquilo en mi casa. Pensaba que era una equivocación y que todo se iba a aclarar. ¡Cómo me equivoqué! Suponía que mi hijo, que estaba detenido pero bajo la custodia de un juzgado, iba a estar bien cuidado.
Hasta el día de hoy hay chicos sobrevivientes que continúan perseguidos y amenazados por lo que pasó esa noche. Un chico, que es testigo de este juicio, sufrió amenazas en la puerta de su casa. Un patrullero se le instalaba en la puerta de su casa, de noche. Tuvieron que mudarse con toda la familia porque no podían seguir aguantando tanto hostigamiento.
Luego de lo que vivimos, la internación de Elías y su muerte, no hemos tenido contención alguna del Estado. Nos mandaron a hacer una pericia psicológica policial en La Plata. A la madre de Elías le dio como resultado que necesitaba tratamiento psiquiátrico con apoyatura psicológica. El señor Linares le había ofertado poner a disposición un grupo de psicólogos pero hace 11 años que estamos esperando. De minoridad de Quilmes nunca se acercaron y desde la municipalidad, desde acción social, se deshicieron en promesas de ayuda y contención para la familia y nunca aparecieron.
[pullquote]Hasta el día de hoy hay chicos sobrevivientes que continúan perseguidos y amenazados por lo que pasó esa noche[/pullquote]
Sobre la gente humilde hay total ensañamiento por parte de la sociedad y por parte de la policía. Si vivís en la villa, sos un villero. Si sos morocho, un negro de mierda, un chorro. La policía se abusa todo el tiempo siendo de la misma clase de la gente que detiene.
Nuestra familia se desarmó luego de todo lo que pasó. Con la madre de Elías nos separamos, cada uno hizo lo que pudo, por suerte nos llevamos bien y seguimos peleando por justicia. Uno no puede, cuesta mucho volver a armar la vida. Hasta el día de hoy voy al cementerio, lo visito a Elías y hablo con él… lloro, no puedo parar nunca de llorar. Yo me vengo preparando para este momento hace mucho tiempo pero el dolor de la ausencia de mi hijo no me lo repara nada.