TENÍA 16 AÑOS Y FUE ASESINADA EN 2016 Comenzó el juicio por el femicidio de Lucía Ríos
Lucía tenía 16 años cuando le dispararon por la espalda. La madre vio cómo la chica caía al piso, cómo el hombre se escapaba, cómo su hija moría antes de llegar al hospital. El femicida es Gustavo Arzamendia, el ex novio de Lucía. El hecho ocurrió el 16 de septiembre de 2016 (fecha emblemática de lucha por los derechos y la memoria de los y las estudiantes secundarios) y será juzgado luego de tres años y medio de proceso. Las audiencias orales y públicas serán este martes y miércoles desde las 10 hs en el TOC 1 de La Plata. El jueves se leerán los alegatos.
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(Agencia) A Gustavo Arzamendia se le dictó la prisión preventiva a los 13 días de haber asesinado a Lucía y llegó al juicio preso. La investigación estuvo a cargo de Mariana Rufino, de la Fiscalía 13 de violencia de género y se caratuló la causa como “homicidio cuádruplemente calificado por el vínculo, abusando de su condición de hombre menospreciando al género opuesto, por alevosía y por haberse cometido mediante el uso de arma de fuego”. Un femicidio.
Ante el Tribunal Oral Criminal (TOC) 1 de La Plata, integrado por Ramiro Fernández Lorenzo, Hernán Decastelli y Cecilia Sanucci, declaró esta mañana Claudelina Ríos, la mamá de Lucía. Sus palabras expresaron con una rotunda claridad que Arzamendia ejercía poder sobre la adolescente, forzándola a que continúe a su lado en un vínculo en la cual la violencia era el denominador común. Dijo que varias veces durante la relación el hombre la había golpeado, y que ellas fueron a denunciarlo a la comisaría pero que, en el camino, Lucía desistía. “A ella no le gustaba hablar de esto. Una vez durmió en un galponcito porque la había maltratado y él la buscó y la despertó con un arma en la cabeza. No se acercaba a las amigas, en el Liceo era un hermetismo total. Él quería prohibirle que estudiara y por eso se habían separado”, contó.
Claudelina también dio cuenta de como su hija murió en sus brazos mientras esperaban una ambulancia que nunca llegó. Describió el accionar de los vecinos que de manera desesperada y solidaria cargaron el cuerpo herido de bala en un colchón y así, ya sin vida, lo trasladaron al hospital. Entre lágrimas, esta mujer de 35 años, madre soltera de varios hijos, migrante paraguaya, pobre, logró dar cuenta de las consecuencias de un Estado sistemáticamente ausente. Un estado que no acompaña a las mujeres víctimas de múltiples violencias. Tragedias evitables si se accionaran los resortes, programas o mecanismos de prevención y contención de las violencias, de acompañamiento ante las situaciones de riesgo a la que Lucia, su mamá y sus hermanitxs han estado y continúan siendo expuestxs.
Las pruebas en el caso poseen un carácter irrefutable y contundente: hay vecinos testigos que vieron lo que pasó y vieron huir al femicida después de haber disparado y además, la pericia balística dio positiva. Una de las armas que se hallaron en su domicilio fue con la que atacó a la joven.
Para las abogadas de la causa, las doctoras Sara Cánepa y Sofía Caravelos, no hay dudas de que se está ante un femicidio. “Ellos fueron una pareja donde había un varón de 28 años que pretendía ejercer un dominio sobre una joven de 16. Ella no quería dejar de estudiar, no quería más golpes, no quería quedarse a cuidar a la hija de este sujeto en la casa. Ella decidió terminar con el vínculo y él la mató”, expresó Caravelos.
Con una estrategia defensista poco sólida, el imputado solicitó no estar presente durante el debate judicial y, solo por obligación de proceso, estará en la lectura de alegatos y la sentencia.
Esta mañana en la audiencia estuvieron presentes Constanza Erbetta, directora del Liceo Víctor Mercante de la UNLP, y varias de las docentes de la joven. También sus compañeras, las protagonistas de las marchas, acompañaron a la mamá. Este año Lucía habría egresado del colegio secundario. Ellas estarán luchando hasta que llegue la justicia por Lucía, por todas.
El caso
Lucía era estudiante secundaria en el Liceo Víctor Mercante, uno de los colegios de la UNLP. El 16 de septiembre de 2016 estaba en su casa en Melchor Romero junto a sus hermanxs y su mamá cuando fue tiroteada por la espalda por su ex novio.
Gustavo Arzamendia, de 28 años, migrante paraguayo, había sido su pareja. Con él vivió un corto tiempo en una casa a pocas cuadras de la casa materna. Lucía le había contado a su mamá que no estaba bien y que este hombre era una persona posesiva y celosa, que la maltrataba. Ella quería estudiar, él no la dejaba y decidió dar fin a esa relación y vivir nuevamente con su familia.
Esa mañana, Arzamendia estacionó su Chevrolet Corsa de la zona de 35 entre 157 y 158, Melchor Romero y bajó con un revólver calibre 38 en la mano. Entró a la casa, insultó en voz alta y discutió con Lucía, que intentó echarlo. En breves minutos, y tras amagar con retirarse, no dudó en apretar dos veces el gatillo. Uno de los proyectiles siguió de largo, sin lesionar a nadie. El otro impactó en la espalda de la joven delante de los ojos de su hermanitas de cuatro y dos años. El asesino guardó el arma en una campera y se fue.
Luego de asesinarla Arzamendia intentó fugarse. Los investigadores creyeron que había huido a Paraguay o estaría protegido por familiares en algún barrio de la ciudad. Trece días después lo detuvieron en la localidad de Esteban Echeverría cuando caminaba hacia una estación de servicio por Camino de Cintura y Santos Vega. Allí iba a encontrarse con parientes. En el momento de ser detenido Arzamendia se identificó con un documento falso. Horas después, en el allanamiento en la casa de sus familiares, le secuestraron dos armas calibre 38. Una de ellas fue la que mató a Lucía.