SE DUPLICÓ LA DEMANDA DE VIANDAS Comedores populares en tiempos de pandemia: piden reforzar la entrega de alimentos en los barrios
En los últimos días, los comedores populares vieron cómo fue creciendo la demanda de viandas en los barrios. Los merenderos que antes recibían sólo a los niños y niñas, comenzaron a repartir comida también a sus padres y madres. Son en su gran mayoría, vecinos y vecinas que viven al día trabajando en changas; estos trabajos fueron los primeros que desaparecieron con la cuarentena y políticas de aislamiento social decretadas en el marco de la emergencia sanitaria para detener el avance del coronavirus. “La comida que teníamos para un mes, nos va a aguantar una semana”, dice Damián del Frente de Organizaciones en Lucha. Esperan que desde municipios, Provincia y Nación lleguen bolsones de alimentos de refuerzo para atender la necesidad que crece.
ANDAR en Almirante Brown
(Agencia Andar) La cuarentena y las políticas de aislamiento decretadas en un contexto de emergencia sanitaria por el avance del coronavirus repercutieron, casi inmediatamente, en los barrios populares y consecuentemente en los comedores y merenderos que sostienen las organizaciones territoriales. Desde el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) aseguraron que en los primeros días se duplicó la cantidad de comensales en estos espacios.
“Lo primero que desapareció en estos días es la changa que es lo que predomina en los barrios y la primera medida de contención que pudimos dar, desde la organización en el barrio, fue garantizar el comedor al mediodía”, asegura Damián Rico, referente del FOL en el barrio Las Cavas de Almirante Brown. «Muchas familias cartoneras del barrio nos contaban que el día anterior a la cuarentena, sabían que se venía esa medida, y salieron a cartonear para hacer un mango. Salieron tantos que había hasta dos carritos por cuadra», grafica Damián.
El merendero, que forma parte de un espacio de niñez, recibía a niños y niñas de unas treinta familias; a partir de la emergencia lo ampliaron para todo el núcleo familiar y también para adultos mayores. “La necesidad creció un montón y, por ahora, podemos garantizar esa comida pero los alimentos que recibimos desde el Municipio, la Provincia y Nación y que debería alcanzar para todo el mes se nos va a terminar en una semana”, advierte el referente territorial.
En el barrio Las Cavas, además del comedor y espacio de niñez, el FOL sostiene un centro cultural y una cooperativa de reciclado. En todo el municipio, la organización tiene otros diez espacios de contención.
En el mediodía del viernes, Andrea hace una pausa en el comedor popular que funciona en Glew, mientras otros compañeros y compañeras baldean con desinfectante el espacio. Junto a la necesidad de seguir cocinando, extremaron las medidas de cuidado y limpieza para abrir los comedores.
“Reforzamos las precauciones diarias y nos organizamos con compañeros y compañeras de manera rotativa para poder garantizar el momento de la comida y mantener la huerta”, dice. “Sostenemos el comedor y copa de leche, dos veces por semana. Antes venían sólo los peques pero, en estos días, comenzaron a venir también madres, padres y abuelos”.
Ante esta situación, desde la organización también decidieron llevar alimentos y viandas a las casas de los adultos mayores, para que ellos, una población de riesgo frente al coronavirus, no salgan y puedan mantener el aislamiento.
Como en el resto de los comedores, la situación es igual: “Se está cocinando mucho más y se lleva también al barrio. El stock de mercadería que teníamos ya no nos alcanza”, resume Andrea.
“Nosotros estamos hablando con el Municipio, con Provincia y Nación, y seguimos esperando el refuerzo de alimentos y presupuesto para los comedores que se viene anunciando”, remarca Damián Rico. Mientras tanto, los y las militantes del FOL se la rebuscan con algunas donaciones para reforzar el stock de alimentos y garantizar la comida diaria en los barrios.
En medio de la pandemia y la medida de aislamiento social obligatorio, también aparecen otras necesidades: “Empezamos a ver que muchos vecinos y vecinas no están accediendo a sus medicaciones porque no pueden trasladarse hasta los hospitales donde les entregan los medicamentos de manera gratuita y tenemos que ver también la forma de resolver esos problemas”, ejemplifica Damián.
La organización territorial en los barrios permitió poder dar una contención rápida en este momento de emergencia. Pero, a medida que crece la necesidad, se hace más indispensable el refuerzo de alimentos anunciado por el Estado para garantizar las comidas en los sectores más pobres.