COMPARTIR EL MATE Y EL TRABAJO Cimarrón: una empresa que contrata liberados y mantiene en cero la reincidencia
El proyecto nació como un emprendimiento familiar para un sobrino que salía de la cárcel. Empezaron haciendo bombillas y vendiéndolas a pie y hoy son una cooperativa con grandes marcas como clientes. Su planta cuenta con un 50% de liberados sin reincidencia pero son una excepción: en general la experiencia de quien pasó por un penal es que no logran escapar de sus antecedentes aún con la condena cumplida.
ANDAR en Ezeiza
(Agencia Andar) “Estuve casi un año y medio buscando trabajo y en la entrevista siempre con el empleador era de una manera y cuando ya sabe que estuviste privado de tu libertad la puerta se te cierra, no es nada fácil”, dice Juan uno de los operarios de la fábrica Cimarrón, una empresa cooperativa que comenzó fabricando bombillas y se fue diversificando a otros productos de bazar y servicios para otras empresas. Lo que distingue a Cimarrón de otras empresas es que el 50% de su planta de trabajadores son personas que estuvieron detenidas.
“Esto puede ser una segunda, o tercera oportunidad para gente que la tuvo más complicada que el resto”, señala Hernán que fundó la empresa con su hermano Gastón después de que éste saliera de la cárcel. “Todo empieza en realidad con mi tío que como tornero fabricaba piezas para una fábrica de bombillas y nos dio una mano para empezar a hacer bombillas simples y baratas cuando Gastón estaba con arresto domiciliario”, detalla.
Gastón hacía las bombillas y Hernán salía a vender. “En principio fue salir a patear por obligación. No había otra cosa”, dice. En kioskos, almacenes, en el tren. Cortaban los caños en un galponcito al fondo de la casa y los doblaban a mano en el comedor de la casa materna. Lo que los hizo despegar fueron las bombillas de colores “ahora está minado pero en ese momento no se usaban, y ahí dimos el salto que nos permitió empezar a creer en el proyecto un poco más”, recuerda Hernán.
El galpón se amplió y comenzaron a insertarse en el mercado mayorista. Empezaron a sumar gente a su equipo de trabajo: “si salía un amigo o conocido de estar preso lo metíamos a laburar. Siempre les dimos prioridad a estos chicos”, subraya Hernán. Es una excepción, a pesar de que existe una ley que da beneficios impositivos a quienes contraten personas liberadas quienes trabajan con esta población aseguran que tiene poco impacto y que el caso más común es que al salir de la cárcel intenten con emprendimientos propios y changas.
El caso de Cimarrón es uno con un presente feliz. Después de 10 años de trabajo, entre 2017 y 2018 se constituyeron como cooperativa y suelen recibir recomendaciones de nombre para nuevos trabajadores desde el Ministerio de Justicia o el Patronato de Liberados. Hernán distingue que su emprendimiento tiene características muy particulares: “somos una cooperativa con un rol social puertas adentro, puertas afuera somos una empresa. Hay otros casos de cooperativas que trabajan con liberados pero más ligadas a ser proveedores estatales. Nosotros competimos en un mercado, con otras marcas, le vendemos a grandes empresas como Coto, La Anónima, Wall Mart y competimos con empresas privadas”.
La fábrica actualmente está emplazada en el parque industrial Ezeiza, allí también conocieron la marca los estudiantes de la Escuela Secundaria N° 3 de Malvinas Argentinas en una salida educativa y decidieron contar su historia en la convocatoria XXIII del programa Jóvenes y Memoria de la CPM.
“Hay pibes que no trabajaron nunca y están conociendo lo que es el trabajo acá. Tener una estabilidad mínima es un montón. Obvio que también te llevas chascos, vienen pibes que duran 15 días y listo, y a la vez vemos pibes que andaban choreando y que hoy vengan a trabajar implica otra bajada de línea para su familia incluso, otra lógica que se reproduce.
La idea de cooperativizarnos era que los pibes también fueran parte de esto pero cada uno tiene su rol”, comenta Hernán con orgullo. La mayor parte de los ex detenidos son parte de la planta de operarios el resto se completó también con búsquedas de perfiles profesionales específicos en áreas como la contable, logística y producción.
“De la gente que está acá hay 0% de reincidencia y te das cuenta de que gente que venía de situaciones muy vulnerables, no sólo la cárcel, es notable la mejoría”, asegura Hernán que ve como uno de los principales obstáculos para conseguir trabajo el registro de los antecedentes “vos cumplís tu condena y pagaste por tu deuda y por tu delito pero los antecedentes te persiguen de por vida”.