INSPECCIONES DE LA CPM EN MALVINAS ARGENTINAS Y LOMAS DE ZAMORA Cárceles para jóvenes
“Esto es una cárcel para niños, lo cual es inadmisible”, dijo el presidente de la CPM, Adolfo Pérez Esquivel, al salir de una inspección en del Centro de Recepción Pablo Nogués. En el último mes, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) inspeccionó varios lugares de encierro para jóvenes en la provincia de Buenos Aires y constató la existencia de un régimen de vida tan severo que convierte a estos lugares en cárceles. Desde el organismo alertaron sobre la urgente necesidad de transformar esta situación y promover una política de contención acorde a la legislación vigente, la cual reconoce y garantiza los derechos de los jóvenes privados de libertad.
ANDAR en cárceles
(CPM/Agencia) “Hay que buscar otras políticas para atender a los jóvenes menores de edad que están bajo proceso judicial”, fue la conclusión de Adolfo Pérez Esquivel, presidente de la CPM, al finalizar la inspección realizada en al Centro de Recepción Pablo Nogués en Malvinas Argentinas. Y agregó: “este tipo de encierro no es bueno ni para la salud mental y ni para la vida de los jóvenes”. También se realizaron inspecciones al Centro de Recepción de Lomas de Zamora donde el panorama no fue diferente al descripto por el Premio Nobel de la Paz. Para Víctor de Gennaro, integrante de la CPM que estuvo presente en una de las inspecciones, “la situación es agobiante y no contribuye a una preparación para la vida, sino que es una puerta abierta a la reincidencia”.
Toda la información recolectada, a partir de las inspecciones oculares y las entrevistas con los detenidos, da cuenta de la persistencia de un régimen de encierro extremo que no cumple con la normativa nacional e internacional vigente, ni con las resoluciones administrativas que regulan estos ámbitos.
Algunos días a la semana, los jóvenes permanecen alrededor de 20 horas encerrados en sus «dormitorios», falacia que pretende esconder que se trata de auténticos calabozos sin ninguna diferencia con los de una cárcel de adultos. Tienen puerta metálica con pasa plato y están distribuidas en pabellones cerrados con rejas.
Los fines de semana pueden permanecer las 24 horas aislados. Y, por otro lado, los lugares de recreación no son adecuados: un único patio enrejado hasta el techo que, en el caso del Pablo Nogués, nunca penetra el sol.
Las requisas son otra cuestión que deben cesar de inmediato: en el Pablo Nogués son diarias, se realizan en las celdas con exigencia de desnudo total y obligación de flexiones. Lo cual es altamente violatorio de la integridad de los adolescentes.
La discordancia entre los cupos habilitados oficialmente por el Organismo de Niñez de la provincia, los autorizados por las autoridades judiciales y la cantidad de detenidos efectivamente es otro punto importante. En el Pablo Nogués el número oficial contempla 54 plazas pero, por orden judicial, sólo pueden alojarse 48 personas. Durante la inspección la CPM constató la presencia de 57 jóvenes. Esto incumple una disposición de la justicia que establece un límite de dos personas por celda.
La situación en el Centro de Recepción de Lomas de Zamora es mucho más grave. Denuncias de la CPM realizadas el año pasado solicitaron a la justicia clausurar la totalidad del Centro dadas sus condiciones estructurales que atentan contra la integridad de las personas detenidas. Sin embargo, una apelación de las autoridades provinciales ha logrado mantenerlo abierto mientras la Cámara de Casación se expide. Actualmente tienen 68 jóvenes alojados pero ninguno debería estar allí.
En el Pablo Nogués, durante la inspección de la CPM, se detectó la presencia de tres adolescentes de menos de 16 años detenidos. Lo mismo sucedió con el caso de un niño en Lomas de Zamora que había ingresado con 15 años. Si están allí es porque un juez decidió ese destino, así lo expresa Adolfo Pérez Esquivel: “hay una gran responsabilidad de los jueces que mandan a chicos con 14 años de edad a esta situación de encierro”.
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“No hay un intento serio de que los pibes puedan tener un futuro diferente”, señaló De Gennaro al salir del instituto Pablo Nogués. Y en el mismo sentido, Pérez Esquivel remarcó: “el interrogante es qué va a pasar con estos chicos cuando salgan de aquí, para no repetir las mismas cosas y darles condiciones de vida adecuadas”.
Frío extremo, filtración de cloacas y ausencia total de protocolos de evacuación en caso de siniestros completan el cuadro. A esto debe agregarse que, en general, en los lugares de encierro para menores la asistencia médica y psicológica es nula, y se han relevado una gran cantidad de hechos de torturas y malos tratos.
Para la CPM es imperioso que el Organismo de Niñez y Adolescencia de la provincia de Buenos Aires tome nota de esta situación y ponga en marcha una política de contención que supere las alternativas de encierro extremo y aislamiento existentes. No sólo porque promueven situaciones y prácticas que vulneran los derechos fundamentales sino porque, además, se ha probado que no contribuyen en ningún sentido al mejoramiento de las condiciones de vida de estos jóvenes y mucho menos a sus expectativas y posibilidades de futuro.
En estas cárceles para jóvenes, se vulneran sistemáticamente sus derechos, provocando el deterioro subjetivo y múltiples padecimientos cotidianos.