LA EXPERIENCIA DEL CENTRO ANGELELLI Caminantes
El centro de participación popular Enrique Angelelli ubicado en Florencio Varela, precisamente en Ingeniero Dante Ardigo, es un espacio con más de 20 años de trabajo de hormiga en las barriadas de Varela y donde los frutos están a la vista de los vecinos del conurbano con más de 25 centros comunitarios en cada barrio. José Luis Calegari es abogado y uno de los referentes del espacio.
ANDAR en Florencio Varela
(ANCAP/ Federico Paterno) La estación del ferrocarril Roca nos deja en la estación Ardigo y desde ahí emprendemos camino hasta nuestro lugar de encuentro. Dos horas de profunda charla con nuestro entrevistado pasean entre su militancia, la historia del espacio, la lucha de Agustín Ramírez y la lucha por la tierra.
Para entender un poco como comienza la historia de este lugar Calegari explicó “La generación del 83, que teníamos 16 y 17 años, la aparición después de la ruptura de la dictadura y el peronismo hizo que gran parte, inclusive de la izquierda del momento, termine militando en lo que se denomino alfonsinismo. Yo provengo del sector de jóvenes que ingresamos en el alfonsinismo en el 83 acompañado de este laburo barrial en el barrio San Jorge. Después conocimos a las hermanas azules que acompañaban a Angelelli en La Rioja. La hermana Verónica, Yermen y Emilia eran compañeras de él. La hermana Yermen estaba con Angelleli cuando lo matan, haciendo trabajo barrial desde la diócesis. Ahí comenzamos a pensar puntos en concreto con la tarea de Agustín Ramirez. Agustín militaba en una corriente similar en Quilmes”.
La crisis que se avizoraba en la década del 90 hacía notar un déficit habitacional. El negocio inmobiliario con las tierras fiscales también era muy grande. Agustín Ramírez fue quien evidencio este proceso de tomas de tierras ante la necesidad de las familias sin techo. San Francisco Solano fue el lugar de aquel momento para desarrollar las tomas de tierras. Nacía el mundo de los asentamientos.
[pullquote]Una vez por semana el equipo de tierras atiende al barrio. Se arman jornadas de trabajo y se responde todo.[/pullquote]
El espacio de tierras Agustín Ramírez es una de las áreas de trabajo de La Angelelli. “El año pasado le pusimos al espacio el nombre de Agustín, le pudimos haber puesto el nombre de Agustín desde el primer día, pero fuimos al revés, después de seis años de trabajo en el espacio de tierras y mucho trabajo en conjunto nace este nombre para el espacio. Una vez por semana el equipo de tierras atiende al barrio. Se arman jornadas de trabajo y se responde todo. Hay un asesoramiento en tema legal para los vecinos. Ese equipo está compuesto por 12 personas de la organización y tiene la particularidad que todos han participado en alguna toma para vivir”, comentó.
Las formas de trabajo que llevaba adelante Agustín Ramírez, esa práctica que él utilizaba es la que vive en La Angelelli diariamente cuenta José Luis Calegari.
Luchar contra los narcos
En los 60 la disputa era contra el Partido Justicialista, no obstante hoy la disputa esta contra las tramas de ilegalidad. “Nosotros profundamente disputamos el poder, hoy más que nunca en el conurbano al enfrentarnos a las bandas de narcos. Si eso no es una lucha de poder, ¿Qué es la disputa de poder?”, dice Calegari y explica que muchas organizaciones no ven la disputa de esta manera, reflejan el trabajo con los más jóvenes como algo que no revoluciona. “Eso es lento, pero creemos que esa transformación depende de los ritmos de los pueblos, es una película no es una foto”.
[pullquote]El puntero desapareció de los barrios prácticamente. Lo que hay es la red de ilegalidad con una tercerización de la violencia de la Policía hacia los civiles[/pullquote]
Es la bonaerense según explica el abogado la que decide quien vende la droga y quién no. Pueden armar una investigación o desviarla. Pueden borrar pruebas si quieren. “El puntero desapareció de los barrios prácticamente. Lo que hay no incide, hoy el tema es la red de ilegalidad donde hay una tercerización de la violencia de la Policía hacia los propios civiles. Muchas muertes tercerizadas de un civil a otro”, advierte y agrega “hay una visión equivocada de que el problema de los jóvenes es de guita. La plata hace falta pero el tema pasa por construir espacios donde los pibes se sientan parte. Ahí está la pertenencia, los pibes tienen pertenencia en las bandas, son parte de algo no sólo son soldaditos. Hay que entender hoy que para un pibe ser parte de algo le da existencia y pertenencia. Por esto para nosotros hacer la radio en una esquina un martes a la noche, donde ellos ranchean, es una muestra de ser parte de algo, poner la radio y que no afanen es legitimidad”.
Trabajo y participación popular
El centro de participación Enrique Angelleli tiene un trabajo profundo en lo que es asesoría a migrantes. El primer taller lo hicieron hace 17 años junto al CELS. El tema migrante según nos explicó Calegari es para pensarlo como un sujeto político importante y de peso en la vida diaria de Florencio Varela. Hoy el trabajo es concreto y en crecimiento dentro del territorio.
El trabajo que llevan adelante es continuo y más aún en la actualidad después de la salida del DNU del Gobierno de la alianza Cambiemos que perjudica y viola los derechos de los migrantes en nuestro país.
Otra forma de articular el trabajo de esta organización de Florencio Varela con el resto de las que trabajan en las barriadas y en el campo popular es de manera activa y sostenida. Sin ir más lejos forman parte de la organización RED SUR que nuclea más de 90 experiencias comunitarias que van desde Caritas hasta trabajos mucho más autónomos.
En referencia a la comunicación funciona dentro del lugar FM La Barriada que integra la Red Nacional de Medios Alternativos y que tiene en su grilla programa barriales y de comunidades migrantes.
En cuanto a la defensa de los derechos de la mujer integran el espacio Ni Una Menos del distrito. No solo desde los derechos sino también desde la salud.
El carrito de la alegría es otro motor del espacio comunitario para acercarse cada semana a uno de los barrios pobres de Varela y poder generar un momento de alegría y de juego en los más chicos de los barrios.
La panadería que tiene el lugar es una herramienta de trabajo para los y las pibes que se acercan al lugar.
Este relato permite entender que existen espacios que tienen una mirada alternativa de discusión y disputa de poder. Algo que se ve como lejano a veces en partidos u organizaciones que dedican su tiempo solo a reuniones y debates. En este caso, en Ardigo hay un grupo de personas que hace más de 20 años lo está llevando adelante.