JUICIO POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD “Bergés tenía mucho interés en que nadie se llevara a la nena”
Durante la jornada 61 del juicio realizada el pasado 5 de abril declararon como testigos Rosaria Isabella Valenzi, hermana de Silvia Mabel Isabella Valenzi, y las hijas de los militantes José Rizzo y Héctor Galeano.
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(Por Diario del Juicio) Rosaria Isabella Valenzi testimonia sobre el secuestro y desaparición de su hermana Silvia Mabel Isabella Valenzi quien estuvo en el Pozo de Quilmes y en el Pozo de Banfield, y se encontraba embarazada aproximadamente de 4 meses. Señala que para contextualizar la situación hay que remontarse al 12/11/76 cuando secuestran a Nelly Mateos de López y a Noemí López Mateos, madre y hermana de Carlos López Mateos, pareja de Silvia: “Se suponía las llevaban de rehenes porque buscaban a Carlos”.
Menciona que su hermana y Carlos militaban en Montoneros y que “a Carlos lo asesinaron en La Plata el 18/12/76”. Supone también que querían exterminar a la familia López Mateos ya que hasta la fecha los tres continúan desaparecidos. Su hermana Silvia, al no tener información sobre qué había ocurrido con su pareja, sale a buscarlo el 22/12/76 de la casa de su tía donde estaba refugiada. Desde ahí, “nunca más apareció”. El 2/4/77 la madre de Silvia recibe noticias anónimas de que “mi hermana había tenido familia en el hospital Iriarte de Quilmes, había tenido una nena, que fuera a buscarla. Mi mamá fue el 11/4 y la nena nació el 2”. Una vez comprobado el nacimiento en el libro correspondiente, va a hablar con el director del hospital y éste le niega el hecho diciendo que “no existía el parto” en presencia de la enfermera Generosa Fratassi quien insistía y aseguraba el nacimiento de la niña. Una semana después ella desaparece también. La partera María Luisa Martínez al retomar su trabajo en el hospital había dado cuenta de esa situación a la familia mediante una carta anónima y también fue desaparecida.
Rosaria continúa relatando que el Dr. Pérez Casal, jefe de Neonatología del hospital comentaba que un “hombre alto de bigotes le preguntaba por la nena y decía que nadie, ni siquiera Videla podía retirarla”. Suponía que era el médico policial Jorge Antonio Bergés quien habría ingresado con una patota a Silvia Isabella Valenzi para que diera a luz a la niña a quien ella puso de nombre Rosita. El Dr. Blanco quien atendió el parto afirmó “que Bergés había estado ahí con la policía”. La madre de Silvia continuó yendo al hospital para retirarla y siempre se la negaban. Recibe allí la noticia de que la beba había fallecido el 5/4, pero desconfía ya que el 11/4 el Dr. García le informaba que pediría permiso para que la abuela la retirara del hospital. Esto abrió una enorme duda.
Desde 1979, cuando se retira su madre por varios problemas, Rosaria se encarga de la búsqueda de su hermana Silvia y su sobrina Rosita, participando en organismos de DDHH como Abuelas de Plaza de Mayo y declarando en los Juicios por la Verdad además del presente. Menciona que gracias a la Sra. María Kubik de Lefteroff, secuestrada junto a su hija María Cristina Lefteroff en el Pozo de Quilmes, supo que Silvia había estado al lado de su celda. Le comentó que Silvia no estaba tan mal porque le daban más comida por su estado de embarazo. También dice que Adriana Calvo y Ana María Caracoche testimonian a Abuelas de Plaza de Mayo que “estuvieron con una chica en el Pozo de Banfield y que la llevaron al hospital a tener familia”.
Rosaria solicita al Tribunal Oral Nº1 que haga compadecer en calidad de testigo al Dr. Pérez Casal para que aclare los datos sobre el libro de nacimientos en el hospital de Quilmes y que Bergés, que debe tener información al respecto sea investigado “porque si tienen una hija de esa edad hay que investigarla, analizarla, tenía mucho interés en que nadie se lleve la nena”.
“Papi podría volver, no nos podemos ir de casa”
De acuerdo a su testimonio, Carmen Rizzo, la hija mayor y sus hermanas Ana, Raquel y Fernando, que tuvieron José Reinaldo Rizzo de 47 años y María Angélica Dávalos de 28 años, vivían en La Tablada cuando la noche del 17 de noviembre hombres vestidos de civil y algunos con vestimenta del Ejército ingresan violentamente al domicilio, tiran al piso al vecino Ángel Risonelli y se llevan a su padre en medio de los gritos de los chicos y la mirada de los vecinos. En su relato Carmen dice que al parecer reconoció a uno de los secuestradores. En la comisaría de Tablada no tomaron la denuncia.
José Rizzo era delegado metalúrgico de la fábrica Segelec y militante de la Juventud Trabajadora Peronista. Un par de semanas antes se habían llevado y encapuchado a un vecino llamado Risonelli, equivocadamente. Él le avisa a José que vendrían por él. Si bien no hizo mayor caso, envió a sus hijos a casa de la abuela. Luego lo secuestran y sus hijos se repartieron entre los vecinos mientras la madre hacía esfuerzos por saber algo de su marido. “Papi podría volver, no nos podemos ir de casa”, decía. Como anécdota la testigo dice que su papá fue despedido “por abandono de trabajo”.
El papá de Oscar y Ernesto Solís les trae la información de que “ellos estuvieron en cautiverio con mi papá”. A diciembre del 76, José Rizzo estaba vivo, sin saberse en qué lugar. Luego de tantos años de búsqueda y de entregar una muestra de ADN, en 2009 el Equipo de Antropología Forense lo identificó. Contactaron a Nilda Eloy quien les permitió reconstruir esa historia. Se enteran que compartieron cautiverio y que su padre le hablaba de “las nenas”, como llamaba a sus hijas. “Ella no sabía que lo habían matado ni nada”. Les dice que el 31 de diciembre de 1976, cuando la trasladan, él estaba vivo en la celda. Según el EAAF Rizzo ingresa a la morgue ese mismo día a las doce de la noche, junto a otros 5 cuerpos NN, inhumados en el cementerio de Villegas y que supuestamente fueron abatidos en las calles Loyola y San Martín. Nancy manifiesta que “no puede ser porque son dos calles paralelas”. El cuerpo presentaba la boca sin varios dientes, y sin manos. También se identificó a Urbano López y a Becerra.
José Rizzo formaba parte del grupo del Oeste donde militaba con Gustavo Lafleur; Jorge Congett, “el abuelo”, Ricardo Chidíchimo, “el meteorólogo”, Héctor Galeano, “el telefónico”, secuestrado la misma noche que Rizzo. Estuvieron en la Brigada de San Justo y luego fueron vistos en el El Infierno de Avellaneda donde eran conocidos “como los viejos”. Compartió celda con Horacio Matoso y conoció a Nilda Eloy y Oscar Solís. Estuvo allí 49 días y cuando lo sacan, lo asesinan brutalmente.
Su mamá aún vive en la misma casa donde su marido fuera secuestrado.
“Queremos que mi padre vuelva a la tierra”
Celia tenía 16 años cuando una patota secuestra a su padre Héctor Armando Galeano (“el Negro”) el 17/11/76 a las 23:30 horas. Era trabajador telefónico desde 1957 cuando la empresa estaba en manos del Estado. Ingresó a trabajar en los talleres en la localidad de Ciudadela al Oeste del Gran Buenos Aires, junto a otros tres hermanos más.
Héctor nació en Santiago del Estero y tenía 45 años al momento del secuestro, siendo delegado de Entel. Allí conoció a Julio Guillán, dirigente de FOETRA. Luego pasó a las oficinas administrativas en Flores de Capital Federal, y cuando desaparece ya estaba trabajando en los talleres Volta, ubicados en la calle Carabobo y Rivadavia.
Al momento de su secuestro Galeano era militante político del Peronismo Auténtico y activista vecinal en la cooperadora de la escuela Nº 6 donde concurrían sus hijas a estudiar. Su casa ubicada en Villa Constructora de San Justo, era lugar de encuentro de la militancia social y política de compañeros entre los que hay 16 detenidos desaparecidos conocidos entre ellos y de diferentes organizaciones. Su hija confirma que antes del secuestro de su padre, lo fueron Rizzo,Chidíchimo y Congett. El 10/11 Gustavo Lafleur también desapareció. Eran cercanos y vecinos en San Justo.
Héctor Galeano pertenecía al Grupo del Oeste, formado por distintos sectores gremiales: Jorge Congett, municipal, José Rizzo y Gustavo Lafleur, metalúrgicos, Ricardo Chidíchimo, empleado estatal, y Santos Eulogio Rodríguez. “Todos compañeros peronistas desaparecidos que fueron llevados de la zona, de la región” y vistos en El Infierno de Avellaneda. El 16/11 fue secuestrado Chiche Cáceres quien falleció en la celda 3 del Infierno de acuerdo a testimonios de Nilda Eloy y Horacio Matoso, por lo que se desprende que la pasaban muy mal, con hambre, con sed, sin atención.
Su madre Dominga Vélez, trabajadora municipal en San Justo, fue con sus tíos a la comisaría del lugar a radicar la denuncia. Allí reconoció al agente García como uno de los secuestradores de su marido.
Celia declaró en el Juicio a la Brigada de San Justo y luego se animó a declarar en este juicio. Durante estos años la familia sufrió mucho dolor, atravesó serios problemas de salud, tuvo mucho miedo. Los habeas corpus presentados no tuvieron una respuesta.
De las bolsas con los restos inhumados de 5 cuerpos por el EAFF, falta la de su padre. “Fueron extraviadas”. Exige justicia para poder llevarlo a la tierra. La familia necesita enterrar sus restos en Santiago del Estero.
Se hace un cuarto intermedio hasta el día martes 12 de abril a las 08:30 horas donde se escuchará el testimonio de Justo Horacio Blanco, Lidia Papaleo, Sara Beatriz Agüero y Rafael María Perrota de manera semipresencial.
*Cobertura realizada por Juan Moreira
Cómo citar este texto: Diario del Juicio. 5 de abril de 2022. “Bergés tenía mucho interés en que nadie se llevara a la nena”. RECUPERADO de https://diariodeljuicioar.wordpress.com/2022/04/13/berges-tenia-mucho-interes-en-que-nadie-se-llevara-a-la-nena/