COMPROMISO SOCIAL E IGUALDAD Los derechos civiles conquistados a través del matrimonio igualitario
La sanción de la ley 26.618 y la reforma del código civil otorgaron igualdad de derechos a las personas del mismo sexo que deciden casarse. En la provincia de Buenos Aires se produjeron aproximadamente 2000 matrimonios desde que existe la ley. Una mirada desde experiencias en el interior de la provincia.
ANDAR en Azul
(AC-FACSO) «El amor entre el mismo sexo no tenía reconocimiento legal, ni social, ni familiar, ni de ninguna índole» afirma Elva Gratas Abot, de 81 años. Junto a su pareja, María Luisa Veltri, fue una de las primeras personas en contraer matrimonio en agosto de 2010 en Azul, pocos días después de la sanción de la ley 26.618 de matrimonio igualitario en julio de ese año. La ley contempla derechos que hasta 2010 solo eran atribuidos a los matrimonios entre parejas heterosexuales, como por ejemplo el acceso a la obra social del cónyuge, el derecho a la herencia, la propiedad de los bienes compartidos o el poder tener una pensión en caso de fallecimiento.
Bajo esta desigualdad de derechos transcurrió la vida de Elva Gratas Abot, periodista jubilada, quien trabajó en los diarios Pregón y El Tiempo y LU 10 Radio Azul. En junio de 1976, se reencontró tras 20 años con María Luisa, quien se desempeñaba como docente y había sido su pareja durante la adolescencia. María Luisa, soltera, y Elva, separada con tres hijas adolescentes, convivieron desde 1976, con todo lo que implicó ideológica y socialmente la dictadura cívico-militar. En noviembre de 2010 María Luisa falleció a causa de una neumonía, meses después de haber alcanzado aquello que tanto anhelaron y que fueron construyendo durante 34 años.
Sus hijas tuvieron, desde 1976, una familia homoparental. «Nos manejamos así, una familia conviviendo con la ‘amiga de mamá’ y siempre mantuvimos a nuestro alrededor, tanto ante la sociedad como ante la familia, un respeto supremo» sostiene Elva. Fue en ese entorno de respeto en el que María Luisa y Elva lucharon para que se aprobara la ley 26.618. «Cuando nos casamos la tapa del diario El Tiempo inundó de luminosidad a las vidas similares que no se animaron a mostrarse hasta entonces. Pensamos que muchos destinos se fueron enganchando luego de nuestra decisión» recuerda Elva, quien no olvida la salida del Registro Civil con los aplausos y gritos que celebraban la igualdad.
[pullquote]la ley posibilitó una mayor tolerancia social con las parejas del mismo sexo[/pullquote]
Además de los derechos conquistados mediante la ley de matrimonio igualitario, ésta también posibilitó una mayor tolerancia social con las parejas del mismo sexo. «La gente no se anima a hablar mal del matrimonio porque hay un marco legal y contra eso no se puede hacer nada», afirma Gonzalo quien está casado con Martín. Ambos se conocieron por su militancia en las agrupaciones por la diversidad que existen en el país. Lo mismo piensa Mariana Bravo, de 24 años, quien formó una familia junto a Betina Morales, de 27, y Giovanni Gerini, su hijo de 4 años. «La sociedad era mucho más negativa con las personas homosexuales pero a raíz de la ley la gente empezó a pensar» sostiene.
Gonzalo y Martín consideran positivas las reacciones del entorno familiar y social cuando decidieron casarse. «El marco de legalidad pareciera que da una cierta tranquilidad, hay una visión diferente. No es lo mismo conocer a alguien y convivir con alguien que decir ‘bueno, me voy a casar’. El hecho de llevarte una invitación para mi casamiento es como blanquear aún más la relación» indica Gonzalo.
Lo contrario sucedió con Mariana y Betina en el ámbito familiar. Al principio la familia de Mariana no aceptaba la relación. Ellas se conocieron hace cuatro años y hace dos que se casaron. «Yo me enamoré del nene y de ella y dije: Yo quiero participar en esto y ayudarla» sostiene Betina, a quien Giovanni adoptó como madre. «Gio tiene dos mamás y un papá. Y él lo reconoce», comenta Mariana.
Giovanni asiste al jardín de infantes y tanto sus docentes como sus compañeros reconocen que tiene dos mamás. «En la primera reunión nosotras nos presentamos y dijimos que éramos las mamás de Gio» afirma Mariana. Aunque esperaban alguna respuesta negativa, el resto de las familias presentes valoraron su relación, felicitándolas por su valentía.
El nuevo código civil introduce avances jurídicos, como poder elegir acuerdos prenupciales, divorciarse sin obstáculos legales ni administrativos, adoptar una unión convivencial con status legal, emplear métodos de fertilización asistida, la constitución de familias diversas desde las figuras que brindan legalidad a las parejas del mismo sexo hasta las vinculadas con procreación y filiación, o la incorporación del derecho a la identidad de género, entre otras actualizaciones. «A los derechos que se han legitimado hay que ir puliéndolos en el devenir de las realidades que surjan» indica Elva.
Resulta de importancia, además, la capacitación del personal de la administración pública y la actualización de planillas. «Cuando hicimos los trámites para el matrimonio fuimos los dos juntos. Si se hace alguna pregunta con respecto al cónyuge siempre refieren a la figura femenina. Cuando la persona que te atiende levanta la cabeza y te ve es como que meten la pata» comenta Gonzalo. Algo similar ocurre con otras cuestiones cotidianas, como reservar una habitación de hotel. «Ven dos mujeres y un nene y te quieren dar tres camas individuales. Les decís que no y pedís una matrimonial y una individual. La gente no lo adopta como algo que ya existe, y es común que nos encontremos con eso a diario», concluye Mariana.
El alcance de las reformas legislativas ha sido importante, se trata de dotar de derechos civiles a aquellos que tanto lucharon para conseguirlos. Pese a la legitimación de estos derechos, aún restan cuestiones que trabajar, para que en y desde la sociedad se genere conciencia y respeto por la igualdad y la diversidad.
*Algunos nombres fueron alterados a pedido de los entrevistados.