Alzar la voz: vecinos organizados contra la domiciliaria de Etchecolatz
Vecinos y organizaciones de DDHH convocan a una nueva jornada de protesta frente a la casa donde cumple la prisión domiciliaria Miguel Etchecolatz. La actividad inicia a las 16 hs e incluye un festival de murgas y bandas musicales en la plazoleta ARA Bahía Thetis a la que proponen cambiarle el nombre por Plaza de los lápices.
ANDAR en Mar del Plata
(Agencia Andar) A un mes de que se efectivizó la medida que benefició al genocida con la prisión domiciliaria desde el colectivo Vecinos sin genocidas convocan a manifestarse en contra de la presencia de Etchecolatz en su barrio con un encuentro cultural y un ruidazo. “La única casa para un genocida es la cárcel, entonces, si es en Mar del Plata que sea Batán”, sostienen.
La jornada iniciará desde las 16 con vecinos y murgueros de la ciudad que se concentrarán en las dos entradas principales del bosque (Mario Bravo y Don Arturo, y Diagonal EE.UU y De la Maza). Desde allí se movilizarán hacia el punto central de la convocatoria para realizar un bocinazo y ruidazo de cinco minutos en repudio de la presencia de Etchecolatz a las 16.45 hs. Las actividades continuarán a las 17 hs con diferentes expresiones artísticas en un festival de murgas y bandas musicales en la plazoleta ARA Bahía Thetis, que se cerrará con el ensamble de percusión El Recicle, en las inmediaciones del domicilio de Etchecolatz. Mientras tanto se irán colgando fotos de las víctimas del represor.
Alerta vecinal
María Eugenia Díaz es una de las integrantes del colectivo Vecinos sin genocidas, hace más de diez años que vive en Mar del Plata y hace 3 que se mudó a al barrio de los bosques de Peralta Ramos. Empezaba el año cuando le llegó la noticia que conmovería a los residentes de esa zona tranquila y algo aislada “nos fuimos enterando porque familiares y amigos nos iban llamando, en el bosque a veces vivís medio desconectado pero nos iban llegando las noticias de que Etchecolatz iba a estar en nuestro barrio. Al principio fue un baldazo de agua de agua fría. Lo primero que se nos vino a la cabeza fue pensar en los compañeros directamente afectados, nos pusimos en contacto con ellos”, cuenta Eugenia.
El movimiento de fuerzas de seguridad y nuevas caras se dio en paralelo con otro que tejió redes y conectó a vecinos que hasta ahora tal vez ni se conocían. “Nos fuimos conociendo con otros y se armó espontáneamente, apareció el compromiso, reuniones, grupos de whatsapp, fuimos llegando. Algunos son militantes pero otros no, como yo, que no quiero que haya genocidas sueltos y me fui concientizando cada vez más con la situación”, dice la vecina.
Así surgió la fuerza para la primera movilización del 5 de enero. Y la sorpresa. “Estamos muy impresionados nunca nos imaginamos tanto apoyo, la convocatoria fue increíble, también la forma en que llegó a los medios y fue la primera de 3 marchas”, repasa Eugenia. Los y las vecinas fueron cuidadosos con cada organización “hablamos con la gente de la custodia, les explicamos cómo era la manifestación y siempre aclaramos que no queríamos disturbios, no queríamos violencia ni un mínimo”.
Re-unirse
La necesidad de seguir tejiendo esa red que los contiene y los conecta hizo que pensaran en volver a hacer ruido. “Hay un testigo víctima y querellante a 5 cuadras de esta persona, una hija de desaparecidos que su terreno está enfrente, estaba por construir y se encontró con esto … necesitamos seguir haciendo cosas y ahora al mes pensamos en un evento. Y pensamos en lo cultural para no perder la alegría porque si vamos y lo puteamos y nos enojamos él se alimenta de eso”, dice Eugenia.
La primera vez que Etchecolatz intentó refugiarse en ese bosque fueron las organizaciones las que tuvieron que salir a denunciar. Ahora percibe que algo cambió. “Ahí fue una movida de HIJOS la que evidencio su violación a la domiciliaria –recuerda Eugenia- Ahora desde hace 3 o 4 años comenzó a funcionar el Faro por la Memoria con colectivos de vecinos del sur y gracias a eso también tenemos otro apoyo, estamos más movilizados, más conectados, y eso marca otra esperanza, hemos logrado avanzar en la conciencia de los vecinos en cuanto a lo comunitario, al trabajo comunitario”.
Desde Vecinos sin genocidas están pensando en hacer presentaciones ante la justicia y ya activaron un proyecto para cambiarle el nombre a la plazoleta donde ahora se realizará el festival. “Pensando en esto de actualizar, de construir como sociedad en el devenir histórico y que eso se vea expresado en los nombres de los lugares propusimos cambiar de ARA Bahía Thetis a Noche de los lápices, porque las plazas son lugar de reunión para los jóvenes y porque se convierten así en lugar de vida”, explica Eugenia que se va imaginando que el cambio en su barrio, ese que sacó a la superficie las relaciones más fraternas entre los vecinos, se pueda extender. “Me imagino un mapa de argentina, una red de vecinos para apoyarnos, saber que no estamos solos”, cierra con esperanza.