BASUALDO FUE HALLADO CULPABLE DE HOMICIDIO AGRAVADO POR ALEVOSÍA Condenaron a prisión perpetua al expolicía que mató a Emilio Blanco
El martes 23 de septiembre el tribunal de la Cámara de Apelaciones de Dolores -que llevó a cabo el juicio por el crimen del joven de Chascomús ocurrido en 1997- condenó al único imputado en la causa, el expolicía Fermín Basualdo, a la pena de prisión perpetua aunque con medida de prisión domiciliaria. Hubo un cambio de calificación en la imputación: se quitó la figura de torturas y se consideró a Basualdo como coautor del homicidio.
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(Agencia) Desde el mediodía del martes, la sala de audiencias estuvo colmada de público y medios de prensa. Fue la última jornada del juicio y la de mayor concurrencia, con los pasillos y el fondo de la sala ocupados, a la espera de una sentencia que tardó más de 17 años en llegar, incluso más tiempo del que vivió Emilio Blanco, torturado y asesinado por la policía de Chascomús durante la madrugada del 28 de septiembre de 1997.
Pasada la 1 de la tarde, ingresaron al recinto los magistrados del Tribunal y dieron inmediata lectura a la primera parte del escueto veredicto. El expolicía Fermín Basualdo fue condenado a la pena de prisión perpetua por el delito de homicidio agravado por alevosía, y considerado como coautor de ese delito, lo que implica el reconocimiento judicial de la participación de uno o más policías de Chascomús en el asesinato de Emilio Blanco.
Según Fernando Guzmán, coordinador de la Comisión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación -perteneciente a una orden de Misioneros Claretianos que acompaña a la familia de Emilio en la búsqueda de justicia-, “cuando escuchamos esa primera parte, hubo un estallido de alegría muy espontáneo en la sala, gritos de emoción, felicidad por el logro de una parte de justicia”. Sin embargo, antes de continuar los magistrados ordenaron desalojar la sala de audiencias y sólo permitieron que permanezcan los familiares de la víctima y los del imputado.
“El veredicto se terminó de leer con mucha menos gente. En ese contexto, el Tribunal informó la modalidad del cumplimiento de la condena: prisión domiciliaria. Ahí se produjo un sentimiento encontrado porque, por una parte hubo condena, pero al mismo tiempo nos quedó a todos la preocupación de que no se resolvió la medida de cárcel común”, agregó Guzmán.
Si bien el Tribunal no dio los fundamentos del fallo, es probable que la prisión domiciliaria haya sido dispuesta en atención al pedido de la defensa acerca de una posible enfermedad crónica y grave del imputado.
Además de los puntos centrales del fallo, que seguramente el abogado de la familia de Emilio apelará en los próximos días, el Tribunal también resolvió desestimar los pedidos de la defensa y del particular damnificado sobre falsos testimonios. Asimismo, los magistrados no dieron indicación alguna en torno a la posibilidad de iniciar nuevas investigaciones penales con respecto a los demás responsables del crimen del joven de 17 años.
Para Fernando Guzmán, “sin la potencia explicativa que tiene el amor, hay cosas que no se pueden comprender. Lo que hemos visto en la audiencia de sentencia es que la reacción de los padres fue de descarga, sintieron el fallo como una reivindicación, un reconocimiento a tantos años de espera frente a tanta impunidad. Pero también ellos tienen la lucidez de quien sabe que es un paso que se ha dado, una conquista, aunque no ha sido completa. La actitud de la familia es de una gran celebración, un grano más de paz por la muerte de Emilio, pero con mucha prudencia”.
“Mónica, la madre, dijo apenas terminado el juicio: ‘nosotros queremos saber más’. Todavía falta conocer el móvil y el transfondo de esta historia. La gente que está detrás de Basualdo, los que lo financian para que pueda, por ejemplo, pagar a su abogado. En definitiva, no es poco lo que se ha logrado con esta condena porque hay infinidad de casos que quedan tirados en los cajones de la impunidad y la burocracia judicial. Sin embargo, seguiremos en alerta y movilización permanente, hasta alcanzar la justicia completa”, concluyó.
Durante el juicio, que comenzó el 5 de agosto, los peritos que testimoniaron fueron enfáticos en negar la hipótesis del accidente ferroviario –que siempre intentó instalar la defensa de Basualdo- en función de las heridas que presentaba el cuerpo del joven y el estado de sus ropas, sin rastros de sangre ni roturas, entre otros aspectos relevados en la autopsia.
En los alegatos, tanto el fiscal Diego Escoda como el abogado de la familia de Emilio, Gustavo López, habían pedido la pena de prisión perpetua contra Basualdo. La defensa por su parte, pidió la absolución del expolicía.
El largo camino hacia la justicia
El cuerpo sin vida de Emilio Blanco fue hallado en horas de la mañana del 28 de septiembre de 1997. Las primeras hipótesis apuntaban al circuito del narcotráfico de la zona y en ese sentido, el joven habría sido confundido con otra persona.
A partir del crimen, familiares, amigos y vecinos de Emilio realizaron las “Marchas del silencio” en reclamo de justicia y memoria, al mismo tiempo que el expediente judicial ingresaba en la espiral burocrática del fuero penal.
Luego de la reautopsia en marzo de 1998 se determinó que Emilio sufrió fuertes golpes que le provocaron la muerte. A partir de allí, en julio de aquel año se recaratuló la causa, pasando de “muerte dudosa” a “homicidio calificado”.
Durante 12 años la causa prácticamente no registró avances significativos, hasta que en 2009 pasó al juzgado de Garantías de Dolores a cargo de Laura Inés Elías, quien ordenó la detención del comisario Freites (quien finalmente sería absuelto por prescripción de la acción penal), y del sargento Basualdo, imputado por las torturas agravadas por la muerte resultante.
Finalmente, en 2012 se pidió la elevación a juicio de la causa, proceso de debate oral que comenzó el 5 de agosto de 2014.