CONCLUYÓ EL JUICIO POR EL CRIMEN DEL JOVEN DE BURZACO Condenaron a 14 años al expolicía que asesinó a Lautaro Bugatto
El TOC 10 de Lomas de Zamora –integrado por los jueces Daniel Manzini, Susana Silvestrini y José Ignacio Polizza- condenó al expolicía David Benitez a 14 años de prisión, con detención inmediata, por el delito de homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego contra Lautaro Bugatto.
ANDAR en los juicios
(Agencia) La condena del imputado por el crimen de Lautaro Bugatto, que fue anunciada por el TOC 10 de Lomas el mediodía de este miércoles, es muy inferior a los 20 años pedidos por la querella y cercana a los 12 solicitados por la fiscalía.
El cierre del juicio fue breve -sólo se leyó la condena, pero no los fundamentos del fallo- y se desarrolló con una importante participación de organismos de derechos humanos, entre ellos la Comisión Provincial por la Memoria.
El coordinador del Área de Justicia y Seguridad de la CPM, Rodrigo Pomares, que estuvo presente en la audiencia, destacó para ANDAR que «más allá del monto de la pena, que seguramente la familia de Lautaro discutirá en otra instancia, es importante que se haya llegado a una condena del imputado porque logra desentrañar y visibilizar qué es lo que ocurrió aquella madrugada».
Pomares enfatizó que «Benítez fue condenado por homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego y por ser funcionario policial. Esto garantiza un mensaje a quienes integran la policía bonaerense y hacia todo el poder punitivo de que no se pueden tolerar este tipo de actos».
«Es importante recordar cómo comenzó esto: el ministro Casal, en su momento, quiso convalidar el homicidio hablando de ‘una manzana podrida’, cuando aquí en el juicio se pudo demostrar que hubo una inacción del estado en evitar que alguien que debe dedicarse a la seguridad pública termina matando a una persona. El poder político tiene que hacerce cargo de controlar mucho mejor qué es lo que hacen las fuerzas policiales», agregó.
Cabe destacar que en la instancia de alegatos la fiscalía había pedido la pena de 12 años de prisión por el delito de “Homicidio simple agravado por el uso de arma”, mientras que el abogado de la familia de Lautaro, Lucio de la Rosa, había solicitado la pena de 20 años de prisión. Por su parte, el abogado defensor de David Benítez había pedido la absolución de su asistido al considerar que habría actuado en “legítima defensa”.
Asimismo, tanto de la Rosa como la fiscalía habían exigido al tribunal que, en caso de resultar condenado, Davíd Benítez fuera detenido inmediatamente después de la finalización del juicio en atención al riesgo de fuga.
Otra de las peticiones previas a la sentencia tuvo que ver con la acusación contra la esposa y la hermana del imputado por falso testimonio, quienes con sus declaraciones testimoniales prestadas durante la instrucción de la causa y el desarrollo del juicio intentaron beneficiar a Benítez a partir de datos y versiones contradictorios. Dichas contradicciones habían sido señaladas a ANDAR por parte de Gonzalo Bugatto, hermano de la víctima.
El enfrentamiento que nunca existió
La versión del cruce de disparos de arma de fuego fue construida por el imputado desde el inicio de la investigación y sostenida con la complicidad del personal policial de Burzaco que intervino en el lugar del crimen.
Para ello, se intentó fraguar varios impactos de bala en el auto de Benítez a pesar de que los peritos forenses, aquella madrugada, no habían encontrado tales orificios en el vehículo ni hallado otras vainas que no se correspondieran con el arma reglamentaria del autor del crimen.
En este sentido, cuatro peritos han declarado en el presente juicio con relación al vehículo: el perito de parte de la defensa insistió con que existieron los impactos; los otros tres, todos peritos oficiales, negaron rotundamente la existencia de esas marcas, tal como se había registrado durante las horas posteriores al asesinato del joven.
Asimismo, acerca del arma de Benítez, con la que efectuó al menos 7 disparos y uno de ellos provocó la muerte de Lautaro, un perito oficial declaró -durante la segunda audiencia del juicio- que tenía normal aptitud para realizar disparos y que las vainas halladas se correspondían todas al arma reglamentaria.
Otra de las contradicciones y falsedades que pretendió instalar la defensa en el juicio que acaba de concluir: según la versión de los testigos pedidos por Benítez, Lautaro Bugatto, luego de haber intentado cometer el presunto robo de la moto, habría recibido un disparo de bala mientras escapaba y se habría desplomado en el patio de su propia casa luego de haber recorrido más de 30 metros.
Sin embargo, el perito médico oficial que hizo la autopsia al cuerpo del joven, declaró que la causa de muerte había sido por desangramiento y no por la herida en sí provocada por el disparo. Por eso, el joven, luego de ser herido, no podría haber recorrido esa distancia. En realidad, Lautaro Bugatto nunca se movió del lugar en el que estaba al momento en que Benítez comenzó a realizar los disparos.
Sobre el mismo punto, un perito especializado en Levantamiento de Rastros declaró ante los magistrados con relación a las huellas de sangre halladas en el patio de la casa de los Bugatto. El perito confirmó que, de haber existido ese recorrido de 30 metros por parte del joven, habrían quedado rastros insoslayables de sangre ya que la causa de muerte fue, precisamente, el desangramiento.
“Todos estos elementos fueron derribando la versión de fábula de la defensa”, señaló Gonzalo Bugatto a ANDAR, y destacó que en el juicio “la actitud de los familiares de Benítez fue la de victimizarse. La mujer de Benítez decía que su hija se había caído de la moto durante el robo, que se había desmayado y golpeado fuertemente. Además dijo en un momento que en la comisaría 2 de Burzaco no les habían dado ni un vaso de agua, como si ellos hubieran sido las víctimas”.
El crimen de Lautaro
El joven de 20 años era jugador de las inferiores de Banfield. Durante la madrugada del 6 de mayo de 2012, en un confuso episodio de un intento de robo que ocurrió en las calles Goyena y Monteverde de la localidad de Burzaco, Lautaro salió a la vereda de su casa y recibió por la espalda uno de los siete disparos que efectuó el expolicía David Benítez.
Desde el inicio de la investigación, el imputado desarrolló la versión de que los disparos fueron efectuados para defenderse de dos jóvenes que habrían intentado robar la motocicleta en la que se trasladaba la hermana de Benítez, versión que nunca fue respaldada en la causa por ningún testigo ni evidencias de disparos cruzados.
La causa penal ha atravesado una larga serie de irregularidades: no se resguardó la escena del crimen por parte de la policía; los proyectiles desaparecieron y las vainas fueron manipuladas antes de que lleguen los peritos judiciales; el automóvil Renault 12 de Benítez -que fue hallado intacto aquella noche- apareció después con dos orificios de bala como si alguien hubiese disparado contra el policía ; la carátula inicial de la causa, “homicidio con dolo eventual”, fue reemplazada por “homicidio por exceso en legítima defensa” y finalmente por “homicidio simple”.