INSPECCIÓN EN LA UNIDAD 39 DE ITUZAINGÓ Hacinamiento, abandono, hambre y corrupción en el penal de Ituzaingó
La Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos Aires (CPM) decidió presentar un hábeas corpus por las pésimas condiciones en que encontró a la cárcel de Ituzaingó en uno de los controles que realiza periódicamente a lugares de encierro. Sospechan de situaciones de corrupción.
ANDAR en las cárceles
(CPM) Luego de un monitoreo realizado por su Comité Contra la Tortura (el organismo que se encarga de realizar un control sistemático sobre las condiciones de detención en la provincia) en la Unidad Penal 39 de Ituzaingó, la Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos Aires (CPM) decidió presentar un hábeas corpus en el Juzgado de Garantías Nº1 de Morón ante la grave situación de hacinamiento, abandono y hambre en ese penal. En las entrevistas realizadas por el equipo de la CPM se detectaron además relatos sobre hechos de corrupción del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB).
El equipo del programa de inspecciones de la CPM concurrió a la UP 39 en la primera quincena de agosto donde, acorde a su mecanismo de control de lugares de privación de libertad, recorrió cuatro pabellones -incluidos el de sanidad y los sectores de depósito y cocina- realizando casi un centenar entrevistas personalizadas con las personas allí alojadas. [pullquote] En las entrevistas realizadas por el equipo de la CPM se detectaron además relatos sobre hechos de corrupción del Servicio Penitenciario Bonaerense [/pullquote] En el marco de la inspección se relevaron testimonios sobre hechos vinculados al manejo discrecional por parte del Servicio Penitenciario Bonaerense del acceso a visitas en la Unidad Penal. Según los relatos recabados, esto involucraría a funcionarios penitenciarios de alto rango que cobran el acceso a visitas a cambio de dinero, atados de cigarrillos, o pastillas de Rivotril o Diazepam. Por esta cuestión varios detenidos fueron trasladados y otros reprimidos cuando pretendieron presentar un hábeas corpus denunciando esos abusos.
“Esta discrecionalidad e impunidad con que se maneja el Servicio Penitenciario es parte de los abusos cotidianos que padecen las personas alojadas en las cárceles bonaerenses”, aseguraron desde el Comité Contra la Tortura.
Los resultados del monitoreo
También se registraron preocupantes condiciones de infraestructura y hacinamiento en todos los lugares recorridos, en los que encontraron entre 3 y 5 personas por celda. Esto se combina con falta de colchones, comida en mal estado e insuficiente, pésimas condiciones de higiene y deterioro de la salud de las personas detenidas. La Unidad cuenta con un total de 650 detenidos. Muchos de los entrevistados presentaban algún tipo de afección en la piel aunque, por la falta de atención médica, desconocían de qué se trataba.
Otra de las cuestiones que señalaron desde el organismo fue que el régimen de vida impuesto en el lugar se caracteriza por un aislamiento total de 24 horas, sin acceso al patio, duchas, ni actividades educativas o laborales. “Esto se da por tiempo indeterminado y no responde necesariamente a ningún tipo de sanción o medida de seguridad, lo que configura un agravamiento de las condiciones de detención que se constituye en un trato cruel, inhumano y degradante en los términos de la Convención contra la Tortura, tratado de jerarquía constitucional”, explicó Melina Boffelli, directora del programa de Recepción de Denuncias de la CPM.
Finalmente destacaron que en los sectores de depósito y cocina detectaron falta de insumos para completar las comidas diarias, carencia de recursos para elaborar dietas específicas por problemas de salud como insuficiencias gástricas, dietas blandas o alimentación adecuada para pacientes con VIH, diabetes o TBC, además de la es precaria o inexistente limpieza.
“No es necesario aclarar que todos los hechos denunciados constituyen un claro agravamiento de las condiciones de detención de todas las personas alojadas en la Unidad 39, por lo que iniciamos las acciones legales pertinentes”, concluyeron desde la CPM.