ENTREVISTA A RICARDO TALENTO “Otro mundo es posible sólo si somos capaces de imaginarlo”
Ricardo Talento, el director de la obra “El loquero de doña Cordelia”, que se presentará el domingo 24 de agosto en el Coliseo Podestá con motivo del 15° aniversario de la Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos Aires, apuesta al arte como modo de transformación social.
ANDAR en el teatro
(Agencia) La cultura como concepto reservado para las elites ha dejado de tener sentido. La cultura es inherente a la práctica humana, es “la cuota de creatividad esencial en el hombre”, propone Ricardo Talento, coordinador del Centro Cultural Barracas y director de la obra “El loquero de doña Cordelia” que se exhibirá en forma gratuita el próximo domingo 24 de agosto en el Coliseo Podestá, con motivo de los 15 años de la Comision Provincial por la Memoria (CPM).
Talento nos muestra un arte performativo, impulsor de nuevas prácticas sociales y motivo fundamental de encuentro de las esencias humanas. ¿Qué significa esto? ¿Cómo se vincula el arte con la promoción de derechos? ¿Qué desafíos encuentra hoy el teatro comunitario? son algunas de las preguntas que ANDAR le realizó a este referente del teatro comunitario.
Vos definís al arte como transformación social. ¿Por qué?
Para traerlo más a tierra, yo creo que si uno tuviera que ver un eje en el teatro comunitario es la posibilidad de que los vecinos se vuelvan a reunir y logren construir algo juntos. Cuando hablamos de transformación, hablamos de un vecino que junto con otro en forma colectiva puede empezar a imaginarse distintos y a construir distinto.
Además, yo creo que una de las esencias humanas más mutiladas es la creatividad. El ser humano es creativo por esencia y no casualmente esa capacidad es una de las más coartadas, porque si uno desarrollara la creatividad no aceptaría un montón de cosas, que se dan por hecho y por ahí uno ni se imagina como cambiarlas.
[pullquote]Cuando uno habla de que el arte es un derecho de todos, estamos hablando que en definitiva la creatividad es una esencia humana [/pullquote]
Cuando uno habla de que el arte es un derecho de todos, estamos hablando que en definitiva la creatividad es una esencia humana y, por lo tanto, un derecho de todos a desarrollarla y a poder imaginarnos distinto.
¿Qué pasaría entonces con la figura del artista?
Nosotros cuestionamos bastante la figura del artista. Si uno indaga en la historia cuando nace la figura del artista, ve que no tiene más de 200 años. Nace bajo el supuesto de que si vamos a crear un mundo de trabajadores para la revolución industrial, un mundo de esclavos modernos, también necesitamos un sector de manera que sea creativa. Ahí aparece el concepto de artista como un hecho elitista. Donde supuestamente la creatividad es un dote de algunos elegidos. Nosotros sostenemos justamente lo contrario. Que la creatividad no es un dote de alguien, sino que es esencia de todo ser humano nada más que algunos los han podido desarrollarla y otros no.
Va en línea con la idea de cultura, que estuvo restringida a una elite, o a pensar la cultura desde un lugar de acceso para una población determinada, y ahora hablamos de pensar la cultura ahora como las prácticas humanas sociales…
Vos pones un hecho esencial como es la cultura. Todavía se sigue manejando el concepto de “vamos a llevar cultura a tal lado” “vamos a llevar cultura a tal barrio” como si tal vez la gente que habitara ese barrio no tuviera cultura. Esto responde a la cultura como un hecho de las bellas artes. La cultura es un hecho esencial que da cuenta como una comunidad vive, se desarrolla, sueña… Todo eso es cultura. Por eso las revoluciones son culturales y a veces las dominaciones son culturales.
Esto que hablo de la creatividad también apunta a eso. La cultura es el eje sobre el cual una comunidad decide ponerse de pie, decide soñar, construir, pero todo esto también lo hace si puede imaginarse cómo hacerlo.
[pullquote]La cultura es el eje sobre el cual una comunidad decide ponerse de pie[/pullquote]
Otro mundo es posible sólo si somos capaces de imaginarlo. Si uno cree que es así porque está dado así, lo que a uno le queda frente a esto es protestar contra algo y no imaginarse una construcción distinta.
La historia del teatro es también una historia de transformación: el teatro se concibió como un espacio asociado al ascenso social, sólo algunos podían acceder. En la década del ‘70 tomó la forma de teatro político, de denuncia. ¿Cuál es la función que está ocupando el teatro en la sociedad actual?
Yo puedo hablar del teatro comunitario. Nuestra construcción es una construcción política. Cualquier tema que aborde una obra de teatro comunitario es producto de un profunda discusión entre cientos de vecinos que deciden que quieren transmitir esto. Creo que es un paso más allá que el teatro militante del que yo también fui parte en los ’70. Ese era un teatro más político partidario desde la temática y la conceptualización que se hacía las obras. La profundidad política del teatro comunitario está en sus formas y en su construcción.
El espectáculo que vamos a presentar en el Coliseo Podestá el próximo domingo aborda esta línea: ¿Por qué como humanos no empezamos a revisar todas las construcciones que hacemos? Sino podemos repetir formas y eso puede ser un peligro. Creo que es importante prensarlo sobre todo en estos tiempos políticos en que se pude hacer eso, se puede repensar, porque si uno estuviera viviendo en una dictadura, podría decir “bueno hagamos lo que podamos porque estamos en lugar de resistencia”. Nosotros decimos que ahora estamos en un momento de construcción. Cuando uno construye tiene que revisar la forma de cómo construye. El “Loquero de doña Cordelia” fue una necesidad de los vecinos de barracas de refundar conceptualizaciones establecidas, vamos a refundar a nuestros vecinos, que están encerrados, paranoicos, consumiendo cosas raras. Vamos a cuestionarnos nuestras vidas diarias.
Así un vecino se junta con otro y empieza a ejercitar derechos, empieza a empoderarse. No es un ser pasivo que ni siquiera sabe que habita un barrio, no tiene idea de su identidad, de su historia, cual es su territorio donde está parado. No sabe cuál es el vecino que tiene al lado. Después viene toda esa paranoia de la inseguridad, y yo digo “como no vamos a estar inseguros si no sabemos quién vive al lado nuestro?”. Todo eso es una construcción también de derecho, ¿Cómo construyo mi vida con el otro? ¿Cómo construyo mi vida comunitaria?
¿Qué sucede con la circulación de estas propuestas?
Todos estos intentos son una gotita de agua en el mar. Uno desde su pequeñez va proponiendo formas.
[pullquote]un vecino se junta con otro y empieza a ejercitar derechos, empieza a empoderarse. No es un ser pasivo[/pullquote]
En este momento hay más de 50 grupos de teatro comunitario acá en el país. Eso también está diciendo algo interesante: ¿Por qué la gente se está empezando a juntar? Creo que el teatro comunitario, sin quererlo, sino que se ha dado, justamente está volviendo a producir esa ceremonia humana de encuentro, donde se plantean temas, donde se reflexiona sobre distintas cosas. También, permite el encuentro de todas las generaciones, lo cual es un hecho revolucionario en su esencia. Nos habían dividido por generaciones como forma de dominación para frenar la transmisión de conocimientos, porque cada generación empieza de nuevo. No casualmente nos han ido parcializado nuestra historia, cada generación ve una partecita de la construcción.
¿Quiénes forman parte del teatro comunitario?
Generalmente el teatro comunitario es una construcción de sectores medios. Yo insisto que en la Argentina este sector es el más vulnerable, el que más hay que trabajar ideológicamente, porque es el sector más voluble, crea pensamiento, inclina la balanza para un lado para el otro. A veces uno piensa que los sectores vulnerables son los sectores más desprotegidos económicamente, pero quizás son culturalmente mucho más sólidos que el sector medio.
¿Cuáles son los desafíos?
A veces es más fácil estar en resistencia que estar en construcción. Justamente ese es el desafío: ¿Qué estamos proponiendo como construcción? El desafío del teatro comunitario es construir políticas comunitarias. El teatro comunitario siempre es el relato de un barrio, es un planteo legítimo. Tenemos que visibilizar a la cultura como un hecho de liberación, porque sino tomamos conceptos de la cultura dominante.
[pullquote]los sectores vulnerables quizás son culturalmente mucho más sólidos que el sector medio[/pullquote]
Generalmente cuando se habla de memoria se remite a museos, al pasado, a recordar y en definitiva uno hace todo eso porque la memoria es lo que te permite ir hacia el futuro. La Comisión Provincial por la Memoria ha trabajado mucho sobre esto y también incentivó el teatro comunitario en toda la zona de La Plata. Y uno puede decir, ¿Qué tiene que ver esto con la memoria? Evidentemente la CPM supo identificar que la memoria atravesaba distintos ángulos de la comunidad que tienen que ver con la cultura. Lo que hace la CPM, las Abuelas, las Madres esa cuestión de no olvidar el pasado, es justamente mirar para adelante, porque la única forma que una sociedad esté sana es justamente no olvidar.