Falleció uno de los sobrevivientes de la represión del Área Militar 132
Luis Lita, referente histórico de las luchas por los derechos humanos y víctima de detención clandestina y tormentos durante la última dictadura, sufrió un cuadro agudo de neumonía. El sábado 9 de agosto, familiares y amigos del negro Lita esparcieron sus cenizas en el jardín del ITEC de San Nicolás, lugar en el que se realiza el juicio Saint Amant II.
ANDAR en los juicios
(Agencia) El viernes 8 de agosto, luego de haber permanecido internado por un cuadro de neumonía, falleció Luis “el negro” Lita, sobreviviente del circuito represivo desplegado desde el Área Militar 132 en distritos del norte bonaerense, y testigo del juicio Saint Amant II, que se desarrolla actualmente para el esclarecimiento de los delitos de lesa humanidad cometidos en aquella jurisdicción del Ejército entre los años 1976 y 1977.
Oriundo de San Nicolás, Lita finalizó sus estudios secundarios a comienzos de los 60 y se trasladó a Rosario, donde cursó los primeros años de Arquitectura. Cuando regresó a su ciudad se incorporó a la militancia sindical desde la izquierda revolucionaria y, en 1967, en tiempos de la dictadura de Onganía, fue echado de su trabajo en Somisa a raíz de un reclamo gremial.
De allí en adelante no pudo conseguir un nuevo trabajo en fábricas de la zona, por lo que se dedicó a varios emprendimientos privados mientras continuaba con su militancia en el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
Una madrugada de 1976, cuando Luis Lita regresaba a su casa luego de una reunión de comisión de un club de San Nicolás, fue secuestrado por un grupo de tareas y permaneció detenido-desaparecido durante un mes –fue alojado en una casa situada frente a la unidad penal 3 de San Nicolás que se utilizó como centro clandestino de detención- hasta que lo trasladaron a la localidad de San Pedro, donde se fraguó una versión para el blanqueo de Lita. En efecto, en la comisaría le hicieron firmar una declaración en la que se registraba que había sido detenido por repartir panfletos del PRT.
En San Pedro se formaliza su detención y es trasladado a la unidad penal 3, donde ya estaban detenidos su compañero y amigo Luis Ocariz y el joven José María Budassi, entre tantos otros presos políticos.
El derrotero de Lita en la justicia federal fue similar al que pasaron muchas de las víctimas de la represión: primero fue condenado, luego absuelto por la cámara penal y, finalmente, dejado en libertad vigilada –siempre a disposición del poder ejecutivo- hasta casi el final de la dictadura.
Con el retorno democrático, persistieron las mismas dificultades para acceder a un trabajo en la zona por lo que Lita se mudó a la ciudad de Olavarría, donde participó del movimiento de derechos humanos. Recién a comienzos de 2014, 30 años después, regresó a San Nicolás, si ciudad natal, especialmente para asistir al desarrollo del juicio de lesa humanidad en el que se ventila, entre otros, su propio caso.
José María Budassi señaló a ANDAR que el fallecimiento de Luis Lita “fue un golpe muy fuerte para todos nosotros. Estamos muy dolidos por esta pérdida de un compañero de gran sensibilidad y compromiso con la búsqueda de la verdad y la justicia”.
“Desde que la Mesa de la Memoria por la Justicia comenzó, hace algunos meses, con los encuentros con jóvenes secundarios en una sala cercana a la del juicio, Lita ha participado de todas esas jornadas y ha sido un pilar fundamental de esa experiencia por la memoria”, destacó Budassi.
Asimismo, explicó que la decisión de esparcir sus cenizas en el predio del ITEC de San Nicolás fue por voluntad, transmitida a sus familiares, del propio Luis Lita, para quien el inicio del juicio Saint Amant II fue el momento particular, desde aquellos meses de cautiverio y tormentos, en el que pudo conseguir un poco de paz.