CHARLAS POR LA MEMORIA EN GONZALEZ CHAVES Un nieto recuperado vuelve a la tierra de sus abuelos
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(Grupo MEMORIA )El Grupo MEMORIA de Adolfo Gonzalez Chaves, conformado por vecinos, docentes y referentes sindicales, políticos e institucionales, organiza una charla con Nicolás Berardi, nieto recuperado, y familiares de desaparecidos del distrito.
El encuentro destinado a todo público y con entrada libre y gratuita será este jueves 27 de marzo a partir de las 19:30 hs en la Biblioteca Popular de Chaves.
Desde Memoria Chaves también se propició el acercamiento de Berardi a las escuelas secundarias del distrito, en el marco de dos charlas que se darían el jueves 27 y viernes 28 a partir de las 10 hs en la EES N° 3 y en el Instituto Inmaculada Concepción respectivamente.
Nicolás
(Revista digital ZUM) Nicolás Berardi fue devuelto a sus abuelos de manos de sus apropiadores unas semanas después de que sus padres fueran asesinados en el ’76.
La familia Gau tenía la certeza de que su nieto había sobrevivido a la trágica noche del 22 noviembre de 1976 cuando las vidas de su hija, Marisa Gau, y su yerno, Adolfo Berardi, fueron arrebatadas en un operativo al mando de los genocidas Ramón Camps y Miguel Osvaldo Etchecolatz.
Pasaron unas tres semanas hasta que los abuelos de Nicolás dieron con su paradero. Su nieto estaba en manos de Etchecolatz, en ese momento comisario general de la Policía bonaerense quien les propuso un juego cínico: Podían llamar al niño y, si éste respondía, podrían llevárselo. De lo contrario, lo perderían. «Los citó en su oficina para ver si me devolvía o no, en el escritorio tenía un arma y un teléfono, a mí me gustaban mucho los teléfonos era casi fanático y cuando me pusieron en el medio para ver a qué lado iba me fui para el teléfono, pero mi abuela me empezó a llamar ‘Bichicuí’ porque se acordó que así me decían mis papás en esos dos años y volví para el lado de ellos». Los padres de Marisa recuperaron a su nieto y también sus pertenencias.
Nicolás sobrevivió porque el día que los militares irrumpieron en su casa, su padre lo envolvió en un colchón y lo pasó al patio del vecino a través de un paredón. Allí lo recibió un militar que se lo entregó a una vecina, quien lo cuidó mientras se desataba la balacera. De los ataques a los tres centros operativos de Montoneros sobrevivieron él y una bebé de apenas unos meses. Nicolás fue apropiado durante unas semanas por el suboficial de la Policía Aquiles Caputo, quien reconstruyó en su casa la habitación del niño con todas sus pertenencias; la cuna, la ropa y los juguetes que habían sido robados de la casa de sus padres asesinados.
En noviembre del ’76 sus abuelos maternos estaban en La Plata porque su madre, Marisa Gau, estaba en fecha para dar a luz a su segundo hijo. Su abuelo era médico , asistiría el parto pero su hija nunca llegó al encuentro. «En esa época los militantes clandestinos organizaban citas para poder encontrarse con sus familiares, mis abuelos esperaban en un bar la llegada de mi vieja pero la cita se rompió y como en el dominó cuando empiezan a caer la fichas, se dieron cuenta de que habían matado a mis papás», reconstruye Nicolás.