ADELINA DEMATTI DECLARÓ EN LA SÉPTIMA AUDIENCIA DEL JUICIO LA CACHA “El círculo de impunidad lo cerraron los médicos que certificaban las defunciones”
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(Por Sebastián Pellegrino, Agencia) Mirando a la pantalla en la que se proyectaban imágenes documentales de su archivo personal, Adelina Dematti relató: “El certificado de defunción que corresponde a Susana Quinteros, una joven militante que estuvo detenida en La Cacha y fue desaparecida por la Dictadura, está libre de datos de identificación: sólo dice ‘piel blanca, NN’ y algún otro dato impreciso, pero nada más. Es el certificado de defunción de Susana Quinteros porque coinciden el lugar y la hora de muerte con los datos registrados por el Comando de Zona 1 y publicados en los diarios de la época”.
“El Comando dio cuenta del asesinato de una persona llamada Susana Quinteros en un lugar cercano a La Cacha y a la que se califica con la inscripción SUB (por subversiva). Es decir, se conocían los datos de la militante pero fueron omitidos en el certificado de los médicos de la morgue, al igual que con el resto de los militantes políticos asesinados”, agregó.
La explicación sobre el fraguado y manipulación de los datos consignados en el certificado de defunción de Susana Quinteros fue uno de los tantos ejemplos que la testigo y referente histórica de Madres de Plaza de Mayo dio, el viernes 21 de febrero, ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 1 de La Plata con relación al rol de los médicos durante la Dictadura.
“El círculo de impunidad de los represores lo cerraban los médicos que certificaban las defunciones. Hubo dos formas de blanqueo de las víctimas en La Plata: a los detenidos que iban a ser liberados o pasados a disposición del Poder Ejecutivo, los trasladaban a la comisaría 8º o a alguna unidad penitenciaria; a los que eran asesinados se los trataba como NN, muertos durante enfrentamientos con las fuerzas estatales, y la forma de registrarlo era mediante los certificados realizados en la morgue policial”, dijo Adelina.
[pullquote]Dematti: “Faltan ellos, los médicos de la morgue policial de La Plata. Yo los acuso y quiero verlos sentados acá”[/pullquote]
Con rigor metódico y serena exposición, la testigo declaró durante casi tres horas desde el comienzo de la séptima audiencia del juicio oral y público conocido como La Cacha, nombre del Centro Clandestino de Detención donde ocurrieron la mayor parte de los crímenes de lesa humanidad que se investigan en el debate.
“Faltan ellos, los médicos de la morgue policial de La Plata. Yo los acuso y quiero verlos sentados acá”, enfatizó la testigo, quien enumeró una veintena de nombres de profesionales que rubricaban los certificados de defunción.
Al promediar la declaración de Dematti, el Presidente del Tribunal, Carlos Rozanski, la interrumpió para que los técnicos quitaran del escenario la pantalla sobre la cual se proyectaban los documentos aportados por la testigo. La pantalla estaba situada entre la declarante y los magistrados, pero Adelina se sobrepuso al pedido y ordenó que la pantalla permaneciera allí. Era importante que los documentos pudieran ser visibilizados por todos en la sala.
[pullquote]“el vocero de la CIDH, de apellido Tolosa, se impresionó con la cantidad de tumbas NN que habían aparecido (en el cementerio de La Plata) después de los primeros años de la represión»[/pullquote]
“He trabajado durante años con estos documentos. Después de cada día de trabajo, me tomaba una semana libre para poder respirar”, indicó, emocionada, mientras se quitaba una lágrima de su mejilla para luego continuar con su declaración.
Recordó la visita de los representantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a La Plata, realizada en plena Dictadura. En la inspección del cementerio local, “el vocero de la comisión, de apellido Tolosa, se impresionó con la cantidad de tumbas NN que habían aparecido después de los primeros años de la represión. La mayoría de las muertes, de acuerdo a los registros de la morgue policial, habían ocurrido por destrucción de masa encefálica por disparos de arma de fuego, y las víctimas eran, casi todas, de 25 años de edad aproximadamente”, detalló Dematti.
También recordó que Chicha Mariani junto a otra Abuela confeccionaron –a partir de recorridas periódicas en las que simulaban llevar flores a sus seres queridos- un informe sobre las tumbas NN del cementerio de La Plata.
Sobre el ocultamiento o eliminación de 23 Libros de partes médicos confeccionados entre 1976 y 1980 por parte de la Dirección de Sanidad de la Policía bonaerense, acusó al titular de esa dependencia durante la Dictadura, el médico policial Néstor de Tomas, por haber sido el último en haber tenido acceso a aquellos libros en 1986 con motivo de una presunta investigación.
“De Tomas sigue sin dar explicaciones. Yo me pregunto qué derecho tiene a ocultar esos registros sobre personas que no se pueden defender y cuyas familias necesitan saber qué les pasó”, enfatizó.
El relato de Dematti reflejó, en gran medida, el esfuerzo y la convicción inquebrantable de las Madres de Plaza de Mayo, como cuando a fines de 1977 publicaron en el diario La Nación una solicitada con cientos de nombres de desaparecidos: “Esa solicitada le costó la vida a tres de las primeras Madres, entre ellas Azucena (Villaflor)”.
Acerca de su hijo Carlos Esteban Alaye, secuestrado y baleado el 5 de mayo de 1977, Adelina relató las circunstancias de su desaparición en base a los testigos que ella contactó y que vieron el momento en que a Carlos Alaye se lo llevaban, herido, en la caja de una camioneta. El joven fue visto en La Cacha por última vez.
“Señores jueces, sólo pido Justicia”, concluyó Adelina Dematti pasadas las 3 de la tarde del viernes 21. Detrás suyo, el público –más de 150 personas- se puso de pie y coreó emocionado: “Madres de la Plaza, el pueblo las abraza…”, mientras la mujer se acercaba a saludar a los magistrados.
Luego interpelaría, uno por uno, a los defensores apretando sus manos y mirándolos a la cara. También se acercaría a la estrecha jaula de rejas situada a un costado del escenario y pasearía sus ojos por los rostros de los imputados. Finalmente, respondiendo a las expresiones de apoyo y acompañamiento, saludaría al público con la satisfacción de haber cumplido.