ENTREVISTA A FERNANDA NICORA “No los quiero volver a mirar a la cara y que me sigan mintiendo”
Andar en Punta Indio
(Agencia – M. Soledad Vampa) Sebastián Nicora es otro pibe de 16 años involucrado en una causa judicial. A Sebastián lo mataron y no hay en la investigación ni siquiera un sospechoso de su crimen. Aunque no es muy difícil saber quiénes fueron, al menos, los que se encargaron de borrar las huellas de su asesinato por acción y omisión.
“A Sebastián lo asesinan, creemos, en las últimas horas del día 14 de febrero de 2013, en medio de la playa. No hay testigos, no había nada, la autopsia no puede determinar ni siquiera que murió en ese lugar, la policía procedió terriblemente mal: movió el cuerpo, no perimetró, borró evidencia, me fueron a buscar muy tarde … y tanto la policía bonaerense como la fiscalía llevó todo el caso a apuntar al otro menor que estaba con él como el principal sospechoso”, cuenta Fernanda la mamá de Sebastián.
Fernanda es otra mamá sin su hijo. Es otra mamá que nunca creyó en la versión policial y salió a golpear puertas y abrirse camino. “A mí nunca me cerró, empecé a moverme yo, a aprender, empecé a caminar, a golpear y golpear y hoy en día estoy donde quise estar desde un primer momento con bases más sólidas, más firmes y creyendo que acá hay una mano negra. Hay algo de lo que no se habla, que no se tiene que decir nada, que hay que callarlo”, asegura.
Este viernes 14 a las 18.30 hs Fernanda organizó un acto y movilización en la Plaza San Martín de Verónica. “A la comisaría no voy a marchar, ya lo tengo decidido, no los quiero volver a mirar a la cara y que me sigan mintiendo”, dice. Por eso eligió la plaza, como lugar de encuentro con aquellos que sí la acompañan: la comunidad del pueblo, algunos organismos de Derechos Humanos y otras madres de casos de violencia institucional “que para mí es un honor tenerlas conmigo”, sonríe Fernanda.
Ella cree que este acto “va a ser una forma de recordar a Sebastián y de revivir esto pero en el grito de una sociedad por justicia, y de que se nos abran otras puertas para seguir trabajando. Ya no estamos solos, no estoy sola, ahora hay organizaciones que están viendo lo que veo yo y eso es mucho para mí”.
La muerte, el dolor, las preguntas
Punta Indio “un paraíso perdido” a orillas del Rio de La Plata invita una página de promoción turística del lugar. En esas playas se encontró en la madrugada del 15 de febrero de 2013 el cuerpo de Sebastián con un golpe en la cabeza.
La policía encontró un “sospechoso” rápidamente y apuntó al amigo que vacacionaba con Sebastián como autor de ese crimen. “Así mataron dos pájaros de un tiro: dos chicos que no les caían bien y que en realidad estaban desprotegidos” dice hoy Fernanda que sabe que su hijo, que tenía una causa de intento de hurto, estaba en la mira policial.
[pullquote] Fernanda: No es fácil hacer las acusaciones que estoy haciendo, pero no les tengo miedo, más de lo que perdí no puedo perder, entonces no me pueden paralizar.[/pullquote]
Lo sabe a fuerza de atender los llamados y preguntas de los agentes cada vez que lo requerían, por eso tampoco entiende el modo en que esos mismos policías actuaron desde que apareció el cuerpo. “Yo digo que a Sebastián lo conocían con los ojos cerrados, lo tenían muy bien visto, lo seguían mucho. Y lo encuentran en el medio de la playa con un golpe, el rostro no estaba nada desfigurado, e igual mintieron sobre la identidad del cuerpo”, relata Fernanda. En esa confusión se perdieron muchas horas desde las 4 de la madrugada en que lo encontraron hasta que intervino la fiscalía, lo identificó y ordenó que se le informe a la familia a las 11 de la mañana. Sin embargo a la casa de los Nicora la noticia llegó a la una y media de la tarde.
“Parece que no era importante que me fueran a buscar a mí, a la madre. No importaba el derecho que yo tenía a saber que a mi hijo lo habían asesinado aunque ya lo sabía todo el mundo. Y todos saben donde trabajo, donde vivo, tenían mi teléfono…igual fueron a buscar al padre del chico que estaba con Sebastián antes que a mí y lo llevaron a la escena del crimen antes que a mí”, recuerda Fernanda.
Esa fue una primera señal de alerta. Sin embargo la familia de Sebastián se puso a disposición de una investigación de la que no recibían información. “Yo no tuve acceso a todo el despliegue policial, me llevaron a mi casa y me dijeron que esperara, que esperara los papeles para buscar el cuerpo de mi hijo” relata Fernanda y agrega “en un primer momento no sabía ni lo que era un homicidio, no supe razonarlo. Pero a los poquitos días me empecé a mover, no quise quedarme llorando en mi casa, salí a caminar a investigar yo por mi cuenta, quería saber la verdad. A los dos días yo pedí por el que estaba a cargo, que era el subcomisario, que diera la cara y que me explicara qué estaba pasando”.
Fernanda empezó a tener preguntas. “No podía incorporar el hecho de que podía pasar eso donde pasó y nadie sepa nada. Mi pregunta central era ésa, era un lugar público, con personas, si bien estaba oscuro pasa mucha gente ahí ¿y nadie escuchó, nadie vio nada?, no hay arma homicida, no hay testigos, no hay móvil, no hay nada en este caso”. También empezó a ver las irregularidades en el trabajo de la policía: “entró todo el mundo, tocaron el cuerpo, le revisaron el bolsillo, sacaron la llave de su habitación, se metieron en la habitación donde se estaba hospedando, revisaron todo, mancharon toda la escena del crimen. Yo ya no sé si lo que había estaba, lo pusieron, lo sacaron… mintieron sobre su identidad, lo conocían ¿porqué?, ¿porqué tantas horas?, primero aseguraron que era el otro menor que estaba muerto. Y son totalmente distintos, vivimos en un pueblo”.
En un pueblo hay pocos que se conocen mucho, entonces Fernanda empezó a tener sus propias hipótesis “llegué a darme cuenta de que lo que querían meter en mi cabeza a mí no me cerraba, que no podía ser como se planteaba todo. Se ensució mucho la escena del crimen, tanto que yo ya no sé qué es verdad y qué no”.
Abrirse camino
“Hay que andar, no podés bajar los brazos porque se cierra todo, se archiva y si una no insiste queda todo en la nada. Quiero la verdad, quiero justicia”, asegura Fernanda. Y así fue que inició un camino que le correspondía a la justicia pero que nadie estaba dispuesto a recorrer.
“Cuando accedo a los pocos días a la causa y a la fiscalía y empiezo a tener acceso a lo que se había declarado, a lo que se había y a lo que no se había hecho, lo que yo decía no quedaba reflejado, y aparecían pruebas que plantaba la misma policía para poder inculpar al otro adolescente”.
Efectivamente en la causa por la muerte de Sebastián hubo un único imputado, su amigo, que luego fue sobreseído. Fernanda cuenta que esa acusación se basó en que el chico dijo en un principio que no estuvo con Sebastián en Punta Indio. “¿Mintió? Sí, mintió, ¿puede saber algo?, sí y puede estar aterrado, el amigo terminó asesinado” considera. La policía igual allanó su domicilio pero nada de lo que encontraron sirvió para aclarar el crimen. “No había arena del lugar del hecho en sus pertenencias, y no coincidía el horario en el que se volvió a su casa con el de la muerte de Sebastián. No coincidía nada, cuando uno mira minuciosamente no hay nada. Salvo que era un menor que tenía antecedentes: era fácil”, concluye Fernanda. Finalmente el joven fue sobreseído.
A un año de la muerte de su hijo Fernanda se reinventó. “Aprendí a leer las causas, a leer lo que no está en las causas, lo que nunca queda reflejado pero se dice, y esas voces de “no lo vas a saber”, no investigues”.
La causa hoy volvió a cero y a la misma fiscalía donde alguna vez le dijeron a la mamá de una víctima de homicidio que si quería que se investigara a la policía tenía que llevar ella misma las pruebas. Aun así Fernanda avanzó y llegó a lugares a los que nunca pensó que iba a llegar. “Logré presionar a la policía, logré pedir respuestas, pedirlas no obtenerlas. Y logré el acompañamiento de una sociedad que sigue necesitando justicia. Yo necesito justicia por mi hijo nadie me lo va a devolver, pero respuestas necesitamos todos».
[pullquote]Fernanda: ahora tenemos que volver a empezar. Con más experiencia, con más dolor, pero con más esperanzas también[/pullquote]
Ahora ese camino que inició en soledad empezó a cruzarse con otros, a encontrar huella. “No podía ser que detrás todo ese dolor no hubiera nada. Hay un corazón, hay vida atrás de todo esto, no sólo la frialdad con la que te chocás en una fiscalía”.
Mientras Fernanda se abría paso un grupo de jóvenes de la EES Nº 3 de Punta Indio producían un video sobre el caso para el programa Jóvenes y Memoria que se proyectará en el acto. Ahí los chicos se preguntan “nos miran, ¿nos ven?”, y Fernanda de alguna forma responde “y estas cosas te dan muchas fuerzas para seguir porque ya no me siento sola”.
Notas relacionadas:
Acto por Sebastian Nicora a un año de su muerte
El comunicado de la Comisión por la Memoria