LA TERRAZA DE APU Una huerta comunitaria pelea por su espacio en Lomas de Zamora
El Equipo Huerta Comunitaria La Terraza de Apu busca soluciones que respeten el espacio y garanticen su continuidad frente a la intención del municipio de realizar obras en el edificio donde funcionan sin contemplarlos. Se encuentran en diálogo con distintos sectores municipales pero no logran concretar propuestas que les permitan conservar y seguir desarrollando su tarea que es una referencia en la zona.
ANDAR en Lomas de Zamora
(Agencia Andar) Cuando el Municipio anunció su intención de refaccionar el viejo edificio de las galerías Rocalom en Lomas de Zamora en abril, quienes integran la Huerta Comunitaria La Terraza de Apu buscaron canales de diálogo para encontrar una solución que permitiera el arreglo del edificio y, a su vez, el funcionamiento de la huerta. Pero a principios de este mes recibieron “un últimatum” para que abandonaran el espacio en una semana, y donde les advertían que la existencia del espacio comunitario no estaba contemplada en la obra.
“Esto fue una declaración del director de obra públicas donde no incluía ninguna mejora en la terraza por lo que ya no quedaba habitable”, explica Martín, uno de los integrantes del equipo. La situación implicaba que en tiempo récord tenían que conseguir un lugar similar a los 150 m2 que ocupan hoy, donde pudieran llevar 100 cubiertas repletas de plantas comestibles, medicinales y nativas, y 15 árboles. “Todo esto sin apoyo estatal, a contrarreloj y en plena pandemia”, describieron en una carta abierta a la comunidad donde difundieron la situación.
Las reuniones en busca de soluciones los llevaron de la Secretaría de Cultura que no dio respuestas a la de Medio Ambiente donde pudieron empezar a plantear posibles caminos: “Nuestra primera propuesta fue que nos ayuden a mover la huerta dentro de la misma terraza para que pudieran avanzar con las obras. La otra opción es tener un espacio garantizado donde tengamos autonomía. En las reuniones con Baloira – a cargo de la Secretaría de Medio Ambiente- le pedimos que reconociera nuestro trabajo y eso sucedió e incluso quedó en interceder por un par de lugares cercanos, algunos espacios del ferrocarril que no se usan, pero eso no avanza trabas burocráticas”, cuenta Martín.
Esta última semana ese diálogo se cortó y ya no recibieron más respuestas. La posición del equipo sigue siendo clara: “Queremos que del municipio nos propongan cosas concretas. Y lo que hacemos es sostener el trabajo que venimos haciendo y hacerlo valer. Sostener la idea de que el centro cultural siga abierto con el funcionamiento autónomo que tuvo siempre y que la obra para el edificio no nos deje afuera”, señala Martín y describe que la huerta “está anclada en lo colectivo, en el trabajo comunitario, la agroecología, en discusiones y reconocimiento mutuo”.
Su historia así lo confirma. El edificio que habitan llevaba años de abandono cuando fue recuperado para la comunidad por las asambleas barriales y organizaciones sociales del distrito en noviembre del 2002 y desde 2008 que el Centro Cultural La Toma comparte el espacio con la Secretaría de Desarrollo Social municipal. En 2014 llegó el proyecto de la Huerta que se desarrolla desde entonces en la terraza y se ha convertido en una referencia de trabajo solidario, autónomo y autogestivo en producción agroecológica y como reservorio de semillas orgánicas.
Mientras tanto continúan los lunes a la tarde con sus jornadas de huerta, intercambio de plantines y semillas, una actividad que vieron crecer incluso durante la pandemia cuando llevaban ellos semillas a las casas de quienes se interesaban en el tema. Además se están haciendo festivales o actividades públicas los sábados defendiendo el espacio y para el 1/8, día de la Pachamama planean una actividad conjunta con la feria de Temperley, otro espacio autogestivo que intentaron sacar de la plaza donde trabajan.
Quienes quieran apoyar al proyecto pueden sumar sus firmas a través de esta petición de Change.org