Diego Ogando, Emilse Moler y Martín García: historias que con sus testimonios exigen memoria, verdad y justicia
La audiencia n°28 del Juicio a las Brigadas del “Pozo” de Banfield, de Quilmes y “El Infierno” de Avellaneda comenzó pasadas las 9.30 horas del 1 de junio con el primer testimonio, el de Diego Martín Ogando, de los tres que fueron brindados en la jornada.
ANDAR en la Justicia
(Por Diario del Juicio) Los testigos que fueron parte de esta audiencia n°28 fueron: Diego Martín Ogando Montesano, nieto recuperado n°118 e hijo de Stella Maris Montesano y Jorge Oscar Ogando, ambos desaparecidos desde el 16 de octubre de 1976. La segunda en dar su testimonio fue Emilce Moler, sobreviviente del Pozo de Quilmes, y Martín García, hermano de Silvano García desaparecido el 26 de marzo de 1976.
El primer turno fue para Ogando, que brindó su testimonio desde Estados Unidos, donde vive hace 20 años. Nació un 5 de diciembre de 1976 en la cocina del “Pozo” de Banfield, mientras su madre, Stella Maris Montesano, paría esposada, vendada y bajo una desprotección inusitada. Sólo dos días fueron los que estuvo con ella y a partir de ahí su vida cambiaría rotundamente.
Desde el “Pozo”, Diego fue trasladado a una clínica de Wilde, donde dos semanas posteriores a su llegada sería adoptado de manera ilegal, un 17 de diciembre de 1976 por el matrimonio Berestycki.
Quien lo entregó y quien firmó la libreta del parto ilegal fue la partera Juana Arias de Franicevich, quien se demostró con el paso de los años que tenía relación con uno de los imputados: el represor Jorge Antonio Berges. Sus padres de crianza: “Siempre me dijeron que no era hijo biológico de ellos, los años pasaron y me fui enterando de más detalles”.
Ogando recordó que el 2015 fue un año trascendental para él y su historia como nieto recuperado. En ese año, sus padres de crianza fallecen en los primeros meses, lo que lo impulsó a llevar su partida de nacimiento a la sede de Abuelas de Plaza de Mayo. Ese día lo enviaron a hacerse una prueba de ADN. Tras hacerse una prueba en el Consulado Argentino en Miami aguardó durante seis o siete meses, y ahí fue cuando recibió el llamado de Claudia Carlotto, presidenta del CONADI que dio inicio a contarle su historia.
Esa tarde, Diego se enteró de que era hijo de Jorge Oscar Ogando, un banquero de La Plata y Estela Maris Montesano una abogada de la misma ciudad. Esta pareja ya había tenido una hija, que tenía tres años al día de su secuestro. Su hermana, Virginia, quien lo buscó junto a su abuela, decidió suicidarse en 2011, ya que transitaba una depresión producto de los conocimientos y los detalles que obtuvo de las torturas que sufrieron sus padres en el Pozo de Banfield.
Una herida que no cierra
Hasta el día de hoy, Diego expresó lo que sabe sobre lo que sucedió con sus padres biológicos: “A mi abuela le llegó una carta de un militar anónimo donde citaba los números de los documentos de mis padres afirmando que habían sido enterrados en la Estancia de la Armonía en La Plata. Sin embargo “Los forenses no pudieron encontrar los restos de mis padres”.
Por último, llegando al final de su testimonio, Diego quiso dejar un mensaje sentido, reflexivo y manifestando todo lo que ha generado el conocer su historia: “En mi vida, el 2015 fue un antes y después. Es una historia con mucho dolor y muerte, de padres torturados y desaparecidos, de una hermana que como consecuencia de todo esto no sigue viviendo más. Somos cuatro generaciones que estos genocidas han arruinado, pido cárcel común y efectiva para esta gente, si se puede llamar gente”.
Más allá de relatar lo que les dijeron terceros, él no estuvo presente el día del secuestro de Silvano. Él vivía en la granja San Sebastián en el partido de Pilar, junto a Martín. Era un hombre contestatario, rebelde que no soportaba que lo pasaran por arriba. Al ser delegado, y el más ligado a la JP, era quien debía hablar con la patronal en las reuniones: “A sus compañeros le hablaba de peronismo, de revolución, de todo lo que se vivía en ese momento”.
El relato de una sobreviviente
Emilce Moler, fue la segunda testigo en participar de esta audiencia n° 28. Era el año 1976, en la madrugada del 17 de septiembre cuando hombres armados interrumpieron su casa en la calle 19 n° 812 de La Plata. En ese momento, era estudiante de quinto año de Bellas Artes y militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES).
Buscaban una estudiante de Bellas Artes, y fue directo a preguntar por su hermana más grande que estudiaba filosofía y cuando la vieron dijeron “es esta”. Tapada con un pullover la llevaron. Pasaron a buscar a otra compañera de Emilce: Patricia Miranda.
Luego la trasladaron a ambas al Pozo de Arana. Emilce ha declarado en otras instancias judiciales sobre las torturas, y cada detalle vivido en ese lugar, por eso pidió permiso al Tribunal para evitar dar ese testimonio nuevamente, al cual las autoridades dieron lugar.
Hasta el 23 de septiembre, estuvo en el Pozo de Arana, en condiciones inhumanas, según declaró. Junto a sus compañeras, Claudia Falcone, Maria Clara Ciocchini, Hilda Fuentes, Ana Rosa Rodriguez, las suben a un camión y la trasladan rumbo al Pozo de Quilmes. En el camino, hacen bajar a Falcone, Ciocchini.
Entre septiembre y fines de diciembre, Emilce estuvo secuestrada en el Pozo de Quilmes. Su padre, pudo saber gracias a un subalterno que ella estaba en ese lugar y pudo verla: “Ese encuentro fue súper emotivo. Yo en ese momento tuve la fantasía de irme, pero me dijo que mi vida dependía de Vives y Etchecolaz, que eran dos personas siniestras”.
A continuación, las personas que reconoció Emilce en su estadía: Nilda Eloy, compañera más grande de Bellas Artes. Nora Ungaro, hermana de Horacio Ungaro. Norma Andreu. Ana Teresa Diego, estudiante de Agronomía. Ángela López Martin, profesora de Geografía del Colegio Nacional. Marta Henríquez, sobreviviente. Ediana Adel, una mujer chilena. En el piso superior, donde estaban los hombres secuestrados se encontraban: Gustavo Calotti, Walter Docters.
Una luz al final del túnel
El 28 de diciembre de 1976, se acercaron guardias entre ellos una mujer con un pupitre y una máquina de escribir. Emilce empezó a contestar preguntas y sobre el final le confirman que iba a quedar a cargo del Poder Ejecutivo Nacional. A partir de ese momento, a fines de diciembre, es trasladada a la Comisaría de Valentín Alsina con Patricia Miranda, Marta Henriquez, Gustavo Calotti y Walter Docters. Emilce compartió celda con Mercedes Borra, Cristina Rodríguez y Nilda Eloy, que llegó en “un estado deplorable, sin bañarse y sumamente delgada”.
El 27 de enero de 1977, Emilce llegó a la Cárcel de Devoto con 17 años donde fue recibida y acusada injustamente de los siguientes delitos: “tenencia de Guerra, de explosivos, asociaciones ilícitas, y yo con mi inocencia decía que no era cierto”, relató en su declaración. A sus 18 años, le dieron libertad vigilada pero no pudo volver a La Plata, ya que la consideraban peligrosa ante cualquier situación. Por esto, sus padres se mudaron a Mar del Plata, donde pudo terminar el secundario. El 25 de mayo de 1979 recobró la libertad.
Un cierre de emoción con las palabras justas: “No conocíamos la democracia y nos oponíamos a la dictadura. Siento los oleos y no puedo dejar de pensar en Alejandro, en Claudia Falcone, y en mis compañeros que fueron diezmados. Era natural la participación, y así nos contestó la brutal dictadura. Son 36 años manteniendo la memoria. Es una carga muy fuerte para los sobrevivientes y logramos condenas sociales, logramos que la Argentina condene las dictaduras. Fue difícil la reconstrucción, en mi caso hay muchas ausencias. En lo personal me refugié mucho en el estudio y formé una familia”. Finalizó Emilce.
La historia de Silvano
Silvano García, era delegado de la Federación Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (FETRA), cuando fue secuestrado y desaparecido a sus 30 años por las Fuerzas Armadas en Zelaya, donde vivía en la Granja de San Sebastián.
Quien dió testimonio este martes por la mañana, fue su hermano, Martín García, que detalló y profundizó los datos sobre aquel día en el que no volvió a ver a su hermano: un 24 de marzo de 1976, pero la historia comienza unos días antes.
A ellos les llegó información de que los militares habían entrado a la casa de Orlando Uviedo, el dirigente de la UATRE, quien estuvo resguardandose en la casa de los García para protegerse. El 22 de marzo por la noche “cargamos en la camioneta y nos fuimos a lo de mi hermana en Merlo, y a los días se da el golpe”.
Ante esto, Silvano debía volver a trabajar a la Granja San Sebastián, debido a que se le “vencía el parte médico porque tenía problemas en el tobillo”, aseguró Martín García en su declaración. Silvano era un hombre valiente y corajudo, que viajó rumbo a Pilar para trabajar.
El 26 de marzo de Silvano
Salió de su casa de Merlo temprano, viajó en colectivo y tren, y llegó sobre las 14.30 horas, pasó por unos compañeros a quien les dijo que a la noche se incorporaba. Fue hasta su casa y cerca de las 15 horas, a unos 300 metros lo pudieron ver unos obreros que iban a cambiarse a los vestuarios. En ese momento es que los soldados estaban revisando la casa de Silvano. “A las 17 horas llegué y el portero (de apellido Ortíz), me informa que hace dos días se habían llevado a mi hermano, que entraron y tiraron la barrera abajo, y se mandaron para adentro, sobre los testigos que buscamos solo uno dio testimonio y los demás no quisieron comprometerse, el miedo sigue en Zelaya”, declaró Martín. Por miedo, inseguridad y por cuidado de los niños, Martín junto a su cuñada y los hijos de Silvano se fueron en su camioneta a Lomas del Mariló, donde vivía una hermana de su cuñada.
El tiempo de búsqueda, de Martín y su cuñada tuvo su presencia en la presentación de un habeas corpus en la Estación de Castelar y en el Juzgado de San Isidro. “También estuvimos en Open Door, porque nos dijeron que había gente que había sido torturada y la dejaban en muy mal estado por ahí a orillas de la ruta”, expresó Martín.
Los indicios de Silvano: Según el hermano de Uviedo, cree haber visto en un cruce de caminos donde se intercambiaron detenidos de un lado a otro, sin embargo, no sabe en qué lugar fue, y lo que sí, cree que era Silvano.
La próxima jornada del debate oral se realizará el 8 de junio desde las 9:30 horas con las declaraciones de Juan Antonio Neme y Jorge Varela.
*Cobertura realizada por Matías Barrientos.
Cómo citar este texto: Diario el Juicio. 01 de junio de 2021. “DIEGO MARTÍN OGANDO, EMILCE MOLER Y MARTÍN GARCÍA: TRES HISTORIAS QUE CON SUS TESTIMONIOS EXIGEN MEMORIA VERDAD Y JUSTICIA”. Recuperado de https://diariodeljuicioar.wordpress.com/?p=710