ACTO EN EL PRIMER ANIVERSARIO DE SUS MUERTES Justicia por Ulises y Ezequiel: “No importa lo que quisieron tapar, el pueblo de San Nicolás sabe lo que pasó”
Familiares y amigues de Ulises Rial y Ezequiel Corbalán, junto a la Mesa de la memoria por verdad y justicia de San Nicolás, realizaron ayer un acto de memoria y justicia al cumplirse el primer aniversario de sus muertes. El 1° de junio del 2020, en un operativo cerrojo de la Policía bonaerense por incumplimiento del ASPO, un patrullero con las sirenas y luces apagadas se cruzó de carril para cerrar el paso de la moto en la que iban los dos jóvenes, provocando el choque que terminó con la vida de Ulises y Ezequiel. A un año, la causa tiene el requerimiento de elevación a juicio y un único policía, el conductor del patrullero, procesado por homicidio doloso. En su carácter de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura, la Comisión Provincial por la Memoria patrocina a las familias y participó de la jornada de ayer”.
ANDAR en San Nicolás
(Agencia Andar) “Hicieron meter adentro a todo el barrio de San Jorge esa noche, por qué cambiaron la escena y movieron los cuerpos, pero no importa lo que quisieron tapar, el pueblo de San Nicolás ya lo sabe, sabe a que los chicos los mató la policía”, dijo Sandra Corbalán, la mamá de Ezequiel, al comienzo del acto realizado ayer en la plaza Mitre. A su lado estuvo, Verónica, la mamá de Ulises Rial, junto a su nieta, la nena que tenía menos de dos años cuando la Policía bonaerense terminó con la vida de su padre.
En la madrugada del 1° de junio de 2020, Ulises Rial y Ezequiel Corbalán salieron en moto a buscar unas bebidas. En el camino se que encontraron con un control policial; por temor a que le secuestren la moto que usaba para trabajar, Ezequiel esquivó el retén.
En ese momento, y por el solo hecho de estar incumpliendo el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, la Policía de la Policía de la Provincia de Buenos Aires desplegó un operativo cerrojo. A pocas cuadras, un patrullero que circulaba en la dirección contraria, con las luces y sirenas apagadas, se cruzó de carril para cerrarles el paso y produjo el choque. Ulises y Ezequiel salieron despedidos de la moto y golpearon contra el asfalto: Ulises murió en el lugar, Ezequiel luego de estar cuatro días internado.
Ayer, al cumplirse un año, casi un centenar de vecinos, respetando los protocolos de distanciamiento y cuidado por la pandemia, acompañó la jornada, organizada por familiares y amigues de Ezequiel y Ulises, junto a la Mesa de la memoria por verdad y justicia de San Nicolás.
“Este acompañamiento es una caricia al alma, un abrazo que llena, con todo este dolor desde hace un año. Nos tocó esto y no vamos a parar hasta tener una respuesta. No queremos que le pase a nadie más, queremos justicia”, expresó Jeremía, el hermano de Ezequiel.
La madrugada que ocurrieron los hechos, Ezequiel tenía 17 años y había llegado hasta el hospital junto a su madre; en ese momento, lo hicieron pasar sólo a un cuarto a reconocer el cuerpo de una de las víctimas: no era su hermano, era Ulises.
“Tenemos rémoras de la dictadura, pero ahora el objeto del accionar de las fuerzas de seguridad son los pibes de las barriadas populares, los mismos pibes a los cuales el Estado nunca llegó con una política de promoción de derechos”, expresó Anabel Longinotti de la Mesa de la memoria por verdad y justicia de San Nicolás.
En calidad de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) patrocina a las familias de los jóvenes participó de la jornada de memoria y justicia. “Frente a un Estado que sostiene las políticas de mano dura y un sector de la sociedad que justifica esas violencias, la única respuesta es la organización de la sociedad para luchar contra ese sistema desigual e injusto”, señaló el secretario de la CPM Roberto Cipriano García. Además estuvieron por la CPM la directora general Sandra Raggio y la abogada y directora de Litigio estratégico Margarita Jarque.
“No es fácil lograr la justicia y la sensibilidad de los distintos poderes del Estado en torno de la violencia estatal. Estas madres luchan por la verdad y la justicia. Tenemos el poder para controlar a la justicia, que es un poder más del Estado y que, salvo honrosas excepciones, es quien convalida la violencia estatal”, agregó Jarque.
También participaron del acto los abogados Gabriel Ganon y Edgardo Lazzarino, quienes patrocinan a las familias junto a la CPM, y Cristrina Gramajo, mamá de Sergio Filiberto, una de las víctimas de la masacre de la comisaría 1ª de Pergamino, en representación del Colectivo antirrepresivo sie7e.
“Estamos acostumbradas las mamás y familias que pasamos por esto. Cuando el responsable de lo que nos pasa es el Estado, pareciera que las vidas de nuestros hijos no tienen la misma importancia, revertir eso es un trabajo de las mamás que lamentablemente estamos en este lugar que nos puso la vida. Ese dolor y amor que tenemos por nuestros hijos tenemos que transformarlo en lucha, para que estas muertes no sigan pasando y se naturalicen como si fuera algo propio de las políticas del Estado”, remarcó Cristina Gramajo.
Recientemente, titular de la UFI 6 de San Nicolás Rubén Giagnorio requirió la elevación a juicio de la causa que tiene un único procesado y por el delito de homicidio doloso: Pablo Moresco, el policía que conducía el patrullero que cruzó la moto.
Sin embargo, la muerte de Ulises y Ezequiel no fue un accidente, es un caso de violencia estatal que reitera una de las tantas modalidades de la letalidad policial: el uso del patrullero para producir la muerte. En los últimos cuatro años, la CPM registró 33 muertes producidas con el patrullero por parte de las fuerzas de seguridad en la provincia de Buenos Aires.