EL HECHO OCURRIÓ EL VIERNES PASADO EN MORENO Una policía de civil lo asesinó a quemarropa: “Alexis le pedía que no lo mate”
El pasado viernes 12 de junio, en la localidad morenense de La Reja, la oficial de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires Cecilia Camblón, vestida de civil, le disparó a corta a distancia a Alexis Lucero; la bala ingresó en la zona del abdomen y la víctima cayó muerta a los pocos metros. Alexis tenía 17 años, según el relato de la policía, el joven la amenazó con una tijera para robarle la mochila. “Podría haber hecho otra cosa, pero tuvo la vida de mi sobrino en sus manos y decidió matarlo”, dice Carolina. Como ocurrió en otros recientes casos de uso letal de la fuerza, ante cualquier amenaza, por más mínima que sea, las fuerzas de seguridad disparan a matar.
ANDAR en Moreno
(Agencia) “Le pedía que no lo mate, pero ella le disparó igual, en la panza”, relata Carolina, la tía de Alexis Lucero, el joven asesinado el viernes pasado por la oficial de la Policía de la Ciudad Cecilia Camblón. A una semana del hecho, en diálogo con ANDAR, Carolina dice que sólo quiere justicia, que no entiende qué pasó por la cabeza de Alexis ese día pero que él jamás salió a robar. Tampoco logra entender por qué Camblón actuó así y disparó a matar: “Ella lo conocía. Sabía que no era ningún chorro”.
El pasado viernes 12 de junio, alrededor de las 8 de la mañana, la oficial de la Policía de la Ciudad estaba de civil esperando el colectivo en la parada de la esquina Constancio Vigil y Cruz Varela de la localidad de La Reja, Moreno. Según la versión policial, el joven la abordó de espaldas y la amenazó con una tijera para robarle el celular, ella le entregó la mochila, después sacó su pistola reglamentaria, dio la voz de alto y disparó. Alexis quiso correr hacia su casa, a dos cuadras de ese lugar, pero cayó muerto a los pocos metros.
La causa tramita en la UFI N 2 del departamento judicial Moreno—General Rodríguez, a cargo de la fiscal Carina Saucedo; el día del hecho, luego de tomarle declaración, imputó a Camblón por homicidio simple con exceso en legítima defensa y la liberó.
“Mi sobrino no era un delincuente, no entendemos qué pasó, qué le pasó por la cabeza ese día, cuál fue el detonante”, dice Carolina. Sin embargo sabe que nada de eso justifica el asesinato de la policía. Alexis sólo tenía encima una tijera, se estaba yendo del lugar y cuando la policía se identifica pide por su vida. Una vez más, como ocurrió en otros casos recientes de uso letal de la fuerza, la agente de la fuerza de seguridad actuó con total desproporcionalidad y irracionalidad: no había ningún riesgo ni amenaza a propios ni terceros para disparar y matar.
¿Por qué no le tiró a la pierna?, se pregunta todavía Carolina. “Ella pudo evitar su muerte, pero decidió ser parte, juez y Dios: tuvo la vida de mi sobrino en sus manos y decidió matarlo”.
Luego del asesinato, Camblón llamó al 911; Carolina cuenta que vecinos oyeron a la oficial de la Policía de la Ciudad decir: “Lo maté”. Policías de la comisaría 6ª de Moreno llegaron al lugar, secuestraron el arma reglamentaria y la tijera que llevaba Alexis. Recién después llegaron los peritos de Gendarmería.
Cuando la madre de Alexis llegó al lugar del crimen, un cordón policial impidió que pase; alterada y en estado de shock, fue trasladada esposada a la comisaría, donde la tuvieron encerrada en una celda varias horas. “Nos dijeron que no podían hacer otra cosa para contenerla, porque mi hermana estaba como loca. Obviamente, cómo iba a estar, si su hijo estaba muerto”, recuerda Carolina. Y también cuenta que, mientras la tuvieron en la comisaría, le mostraban fotos de Alexis muerto para “verduguearla”.
Esas mismas fotos, de Alexis muerto en la calle, circularon por las redes sociales a las pocas horas del crimen.
Carolina insiste con algo: la policía lo conocía, sabía que no era un pibe malo. “Ella es del barrio, vive a la vuelta de la parada de colectivo, fue incluso con mi hija a la escuela”, dice la tía del joven. Y agrega: “Sabemos que van a intentar proteger a la policía, que van a querer hacer pasar a mi sobrino como un delincuente o una rata. Hay mucha gente que habla sin saber”.
Alexis tenía 17 años, estaba cursando el último año del secundario y también hacía algunas “changas” con su primo, “para ganarse el mango”.
Carolina tiene dos hijas, la más chica, de 27 años, va a ser mamá. “Él la cuidó mucho, la acompañó a las ecografías, a los estudios, y le puso el nombre a esa beba: Samira”.
La hija de Carolina tiene fecha de parto para el 7 de julio. Dos días después, Alexis cumpliría 18 años.