ALOJADA EN LA UNIDAD 22 Piden por la libertad de una mujer trans en grave estado de salud
Katalina está aislada en la Unidad 22 de Olmos con diagnóstico de tuberculosis. El TOC 4 de La Plata desoyó el pedido de la defensoría y nunca se expidió; ahora la Sala 3 de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de La Plata debe pronunciarse sobre su libertad. Su familia y amigos siguen esperando una respuesta para Katalina.
ANDAR en La Plata
(Agencia Andar) Katalina comenzó a sentirse mal a principio de este año, para marzo, cuando fue entrevistada durante una inspección de la Comisión Provincial por la Memoria en la Unidad 32 de Florencio Varela, sus síntomas eran compatibles con tuberculosis. Tras varias presentaciones judiciales desoídas y entradas y salidas de la cárcel al hospital en estos meses quedó internada en la unidad hospital del Servicio Penitenciario Bonaerense.
“En noviembre se había pedido su excarcelación –explica Aramis Lescano, abogadx y activista sexodisidente-. Ella está con prisión preventiva hace más de tres años y por un delito con expectativa de pena de 4 años, 4 y medio, si llegara a ser condenada en un juicio abreviado como suele suceder en estos casos. Por eso la excarcelación se pide por violación de plazo razonable”. Pero el Tribunal Oral Criminal 4 de La Plata a cargo de los jueces Emir Caputo Tártara, Juan Carlos Bruni, que debía resolver su situación procesal, nunca se expidió.
Con dolores en su cuerpo, dificultades para respirar, falta de apetito y fiebre entre otros síntomas la defensa de Katalina sumó al pedido de excarcelación un habeas corpus para requerir su libertad y que sus problemas de salud sean atendidos fuera de la cárcel. Como respuesta el Tribunal solicitó un informe a las autoridades de la Unidad sobre las condiciones de detención y a la oficina de Sanidad sobre su salud, pero ni siquiera revisaron su capacidad respiratoria y sugirieron que le ocurría podía ser “psicológico”.
A principios de abril la defensoría volvió a solicitar una respuesta, recién a fin de mes, y luego una serie de presentaciones judiciales y administrativas que advertían el empeoramiento de su estado de salud, la llevaron al Hospital El Cruce de Florencio Varela donde quedó internada hasta el 7 de mayo.
Se le realizaron estudios para COVID-19 que dieron negativos pero durante toda la internación estuvo imposibilitada de vincularse con sus afectos, absolutamente aislada. “No podemos verla desde febrero -dice Naomi, su prima, preocupada- hemos pedido para hacer videollamadas pero ni eso han permitido de la justicia”. En el hospital le diagnosticaron TBC y volvieron a enviarla al pabellón 11 de la Unidad 32, esta vez aislada en su celda por las altas posibilidades de contagiar a sus compañeras.
El 21 de mayo su cuadro volvió a empeorar y Katalina terminó en la unidad hospital de Olmos. “No está en condiciones de estar en una unidad con una fase avanzada de TBC y la unidad 22 es una cárcel igual, está re tirada. En la 32 al menos tenía garantizada la alimentación por las donaciones y los cuidados que le acercaban sus compañeras como podían”, dice Aramis.
Mientras tanto el Tribunal siguió sin responder el pedido de excarcelación y tampoco se expidió cuando al defensoría solicitó una teleconferencia para poder llevar adelante el juicio abreviado el 27 de abril que, en consecuencia, no se llevó a cabo.
“Yo ahora tampoco la puedo ver porque la tienen aislada, puedo llevarle comida y elementos pero no me dejan verla, ni un parte médico me pueden dar. Yo soy ecuatoriana como ella, soy su prima pero no me dejan, así que no sé cómo está. Vamos a preguntar a la justicia y tampoco nos responden. Lo único que quiero saber es como está cómo se encuentra estoy preocupada porque no me dicen nada ni si está grave, nada”, cuenta Naomi.
Ahora es la Sala 3 de la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal de La Plata quien debe pronunciarse sobre su libertad. Su familia y amigos siguen esperando una respuesta para Katalina.