CARTA DE LOS FAMILIARES DE PERSONAS PRIVADAS DE LA LIBERTAD A LOS PODERES DEL ESTADO Vivos entraron y vivos los queremos
Al Ministerio de Justicia, al Poder Judicial y Poder Legislativo, Poder Ejecutivo de la Provincia de Buenos Aires, de la Nación, y especialmente a Jueces y Fiscales:
Somos familiares de personas privadas de la libertad ambulatoria en contexto de la Provincia de Buenos Aires y hoy están peor que en la antigüedad, cuando un rey, ministros y mercadistas decidían sobre la vida o muerte de los esclavos.Corre el año 2020 y aún así seguimos dependiendo de que los tres poderes del Estado decida quienes van a vivir y quienes van a morir. El derecho más básico de todos, a la vida, no lo están teniendo en cuenta, porque asistimos atónitas que a pesar que hay una resolución de la “Cámara de Casación Penal Federal llamó a los magistrados a atender con medidas alternativas los pedidos de personas presas por delitos menores, las que están en condiciones de obtener libertad condicional o cerca de cumplir la condena, así como quienes tiene problemas de salud”. En la Provincia de Buenos Aires, las escasas excarcelaciones se eligieron a edad y por enfermedades pre-existentes, o madres con hijos, desoyendo las sugerencias de Organismos Nacionales e Internacionales.
El contagio del COVID -19 se produce por la circulación de un virus que se potencia cuando las condiciones no son de salubridad e higiene (lavarse las manos cada media hora, lavar con lavandina los objetos, y sobretodo se debe evitar el contacto físico y guardar distancias de más de un metro entere una persona y otra) como lo indica el Ministerio de Salud, pero nada de ello ocurre dentro de las cárceles donde están nuestro hijos. Se habla de una pandemia arrasadora, y no queremos ver a nuestros hijos e hijas enfermarse y morir de COVID – 19 en soledad y sin asistencia médica adecuada. Hasta el año 2003 se tomaba la ley más benigna, en el 2004 “aparece” Blumberg (que mintió hasta en su título universitario) y se endurecen las condenas, que arrasa con las libertades anticipadas.
Les pedimos porque la vida de nuestros hijos están en sus manos, son los pibes y pibas de los barrio quienes pagan condenas excesivamente largas, porque esos pibes no gozan de ningún derecho, porque deben cumplir las condenas de principio a fin en una cárcel, sin que en la mitad o tercera parte de la condena acceda a un beneficio liberatorio.
Nuestros hijos e hijas están bajo custodia y cuidado del Estado. En cárceles, comisarías y otros lugares de encierro donde no hay insumos que permitan sostener las medidas de cuidado establecidas por el propio Estado. Hay escasos profesionales para la asistencia médica. Las actuales condiciones van a provocar que nuestros hijos e hijas se mueran solos y solas en la soledad de la cárcel porque no podremos acercarnos. Es un dolor gigante para nosotras, escuchar en sus voces el miedo a que se mueran porque están todos hacinados, sin elementos de higiene. El Estado es responsable de velar por sus derechos.
Las familias también nos ocupamos de llevarles comida y elementos de higiene pero tampoco podemos circular porque respetamos el aislamiento social preventivo y obligatorio, y lo hacemos porque la provisión de alimentos y elementos de higiene del Estado es casi inexistente. Con las visitas suspendidas y con el Estado que no provee insumos en la cantidad y calidad necesarios, están a la buena de Dios.
¡En esas condiciones el virus no va a distinguir por edades o por patologías previas, corren riesgo todos y todas!
Hay causas en apelación, hace años sin resolución, y ese letargo burocrático los hará cómplices de las muertes si el COVID V 19 ingresa a las cárceles. Además el 50 %, sí el cincuenta por ciento, lo están con prisiones preventivas, y hay quienes son víctimas de causas armadas que padecen el encierro carcelario.
Exhortamos a que accionen con la urgencia que el COVID – 19 exige, que se otorguen las libertades anticipadas, liberen a quienes están con prisión preventiva o están pasados de fecha, que los que tienen salidas transitorias se transformen en excarcelaciones, lo mismo que con los que están con prisión preventiva. Dependiendo de las situaciones, se puede contemplar que otorguen arrestos domiciliarios, y si es necesario sin tobilleras, pero que salgan del riesgo inminente que implica la cárcel.
Nuestros hijos van a morir por las condiciones en que viven, porque ustedes señores jueces están negados a liberarlos aunque objetivamente estén en condiciones. Somos las voces de las madres que acompañan a sus hijos, que, por pedido de las propias personas privadas de la libertad dejamos de asistir a las visitas porque ellos prefirieron cuidarnos, aunque a ellos el Estado no los cuide.
El dolor de ver a nuestros hijos tan cerca de la muerte nos destroza, porque cuando dejamos de ir, y considerando la pandemia supusimos que iban a tomar cartas en el asunto los jueces pero no está pasando, no tienen agua potable, no tienen lavandina, no tienen espacio para guardar las distancias reglamentarias.
Hay familias que perdimos a nuestros hijo e hijas mientras estaban privados de la libertad, porque el Estado no los protegió y violó el derecho más sagrado que es el de la vida. Las madres podemos hacer relatos terribles, llenos de crueldad y violencia sobre nuestros muertos a manos del Estado representado por el Servicio Penitenciario y por el Poder Judicial.
Las muertes traumáticas son invisibilizadas al igual que las causas armadas, porque ocultan una realidad de desidia y abandono, los presos no son descartables, no pierden su humanidad, el único derecho que pierden es el de la libertad ambulatoria, aunque sabemos que es falso, porque pierden todos los derechos, incluso a la vida. Exigimos que a la brevedad resuelvan la situación otorguen beneficios liberatorios o seguirán sumando pibes y pibas muertos en las cárceles.
Jueces liberen a nuestros hijos, las madres, padres y familias estamos esperándolos con vida.
¡Vivos entraron y vivos los queremos! Familiares de detenidos .