SU CUADRO DE SALUD ERA IRREVERSIBLE POR LAS LESIONES PADECIDAS EN LA UP 34 Víctima de detención arbitraria y una brutal golpiza, falleció el veterinario colombiano Cristian Moreno Garzón
El joven de 27 años luchaba por su vida desde el 20 de diciembre pasado cuando, tras ser ingresado a la Unidad Penal psiquiátrica 34 de Melchor Romero, recibió una brutal golpiza –la identidad de los autores aún se investiga- que le causó traumatismos irreversibles y la pérdida de la conciencia hasta su fallecimiento ocurrido en las últimas horas. Por intervención de la CPM, Cristian había recibido la libertad a fines de la semana pasada. Para la CPM, la muerte de Cristian dejan en evidencia la grave crisis de la atención de la salud mental: la criminalización y manicomialización matan. La indolencia, desidia e ilegalidad judicial también.
ANDAR en La Plata
(Agencia) Cabe recordar que el ingreso de Cristian a esa institución penitenciaria se había producido luego de que la policía lo detuviera arbitrariamente el 13 de diciembre durante un episodio psicótico y tras varios días de alojamiento en la Comisaría 2 de La Plata.
A continuación, la charla que mantuvo ANDAR la semana pasada con Mariela, la madre de Cristian Moreno Garzón, con el relato de su odisea para llegar a la Argentina y enfrentar la tragedia de su hijo.
“Hoy espero un milagro para Cristian”
“Estos meses he vivido una odisea, plagada de dolor, de desespero, de incertidumbre. De alguna manera, la misma que viven los padres del joven que mataron a golpes (en Villa Gesell), pero con la diferencia de que mi hijo aún está luchando por su vida”, describe Luz Mariela Garzón, la madre de Cristian Mauricio Moreno Garzón. Hacía un año que el joven vivía en Argentina: “Llegó con un sueño de un futuro mejor y hoy estamos esperando un milagro para que se salve”.
Mariela habla sin interrupciones, entre sollozos, con algunas sonrisas que durante segundos iluminan su rostro mientras recuerda a los y las colombianas que la apoyan desde que el caso de Cristian tomó estado público. Y no puede contener su frustración y el llanto cuando afirma que “mi propia nación no me ayudó en nada, habiendo pedido de corazón que me asistieran para poder pagar el pasaje y reencontrarme con mi hijo”.
En efecto, Mariela se contactó con la Cancillería de Colombia cuando se enteró de la detención de su hijo, ocurrida el 13 de diciembre pasado. La respuesta no sólo tardo semanas en llegar, sino que el contenido del mensaje de whatsapp le cayó como un enorme golpe sobre los que ya había recibido hasta ese momento: el Estado colombiano no asigna recursos para asistir a connacionales detenidos en el extranjero, le informaron.
Acerca del hecho desencadenante de esta historia, tanto la madre como los integrantes de la organización Colombia Humana – La Plata pudieron reconstruir que cerca de la medianoche del 13 de diciembre habría existido una discusión entre una pareja en el interior de la pensión, situación que desencadenó un episodio psicótico en Cristian.
A partir de allí, el joven veterinario habría tomado con fuerza a la mujer y la habría alzado en sus brazos, dando vueltas por el patio y repitiendo: “Yo te voy a salvar…”.
La propia mujer declaró, luego de la detención de Cristian, que ella estaba muy asustada pero que igualmente pudo advertir que “él estaba fuera de sí”. En retrospectiva, Mariela recordó, al enterarse de esa secuencia, que la última vez que había hablado telefónicamente con su hijo él le había pedido que se asegurara y chequeara la identidad de la cuenta bancaria a la que realizaría el depósito de dinero porque creía que le seguían sus pasos y que tenía el teléfono pinchado.
De acuerdo a los policías que lo detuvieron y trasladaron a la comisaría 2ª de La Plata, el joven los habría amenazado a ellos y a la joven de la pensión, motivo principal por el cual decidieron aprehenderlo y alojarlo en sede policial en vez de llevarlo a un centro de salud.
“Yo podría haber conocido antes la detención de mi hijo, pero por un problema de conexión a internet pasé varios días sin hablar con Cristian. Cuando quise asegurarme que hubiera recibido el dinero de la transferencia, no pude comunicarme con él y desde allí comenzaron a pasar los días”, relata Mariela a ANDAR.
Cuando pudo comunicarse con la comisaría 2ª de La Plata, le informaron que Cristian ya no estaba allí, sino en un hospital y que “ya estaba recuperando la memoria”. Para Mariela, la situación empezaba a convertirse en un calvario. Ni siquiera imaginaba el sentido de la frase sobre la recuperación de la memoria o lucidez del joven.
Varios días después, y sin novedades sobre la ubicación y el estado de su hijo, ocurre algo que todavía Mariela no pudo descifrar: una de sus hermanas recibe un llamado telefónico desde Argentina y escucha las súplicas de Cristian: “Mamá, mamita, por el amor de Dios, sáqueme de aquí, me están volviendo loco, me dan medicamentos psiquiátricos, sálveme de esto, mamita, mamita…”. Ella nunca supo si la voz era efectivamente la de su hijo y desde dónde estaba llamando.
“Allí la desesperación fue total. Nos movimos toda la familia para hacer visible el caso y llegamos a contactar a una periodista de la Red Caracol, de Colombia. Con la difusión del reportaje el caso circuló inmediatamente”, describe Mariela.
Mientras tanto, en Argentina los hechos se agravarían hasta límites irreversibles: el 18 de diciembre, cinco días después de la detención y tras la audiencia en el Juzgado de Garantías a cargo del juez Atencio, de La Plata, Cristian fue trasladado a la Unidad Penal Psiquiátrica 34. El 20 de diciembre recibiría una brutal golpiza –según la versión del personal de la unidad, por parte de otro interno- que dejaría al joven veterinario en un estado de salud irreversible.
“Empecé a pedir plata y hoy estoy acá por la colaboración de mi familia, amigos de Cristian y colegas suyos de Colombia y Argentina, además de profesores que ayudaron económicamente. En Colombia, también una persona muy amable me prestó su tarjeta de crédito para realizar el pago”, subraya la madre de Cristian, quien recién el 2 de enero pudo llegar a la Argentina en un vuelo de Aerolíneas Argentinas.
Inmediatamente, y junto a los integrantes de Colombia Humana – La Plata y a un joven colombiano que vive en Buenos Aires y la había estado esperando en el Aeropuerto de Ezeiza, se traslada hacia La Plata para pedir información en el Juzgado de Garantías que tramita la causa por la detención de su hijo.
Por casualidad temporal, se encontró allí con integrantes del programa de Salud Mental de la Comisión Provincial por la Memoria que tenían pendiente una reunión con personal del Juzgado para tratar la situación de Cristian pero sin saber sobre los datos de su madre ni de ningún otro familiar del joven.
En efecto, la CPM ya intervenía en el caso a raíz de una comunicación de la Comisión Argentina para Refugiados y Migrantes (CAREF). Fue recién a partir de allí que Mariela pudo sentirse acompañada, escuchada y contenida en un país que no conocía y al que llegó para enfrentar la dramática situación por la que atraviesa su hijo, víctima de la violencia institucional y la desidia judicial.
Habiendo pasado dos meses desde la detención de Cristian, recién el pasado lunes 10 de febrero Mariela fue escuchada por autoridades del consulado colombiano durante una reunión que se realizó en la sede de la Comisión Provincial por la Memoria con el objeto de lograr el compromiso estatal frente a las dificultades materiales por las que atraviesa la mujer.
“Desde que pasaron a mi hijo a una habitación común desde terapia, me autorizaron a ingresar las 24 hs del día, incluso me acomodaron una camita al lado para estar con él todo el tiempo. Estamos esperando que ocurra el milagro. Yo solo espero que el Estado de Colombia no siga desamparando a sus ciudadanos en el exterior”, cerró Mariela.