DECLARARON LOS SOBREVIVIENTES QUE SIGUEN DETENIDOS Sobrevivir para contar: las otras víctimas de la masacre de Pergamino
El día de la masacre, había en la comisaría 1ª de Pergamino 19 personas detenidas: siete murieron; otros doce sobrevivieron. Todos ellos fueron víctimas de la masacre y luego olvidados por el Estado, ninguno recibió atención psicológica ni médica. Seis de los siete sobrevivientes que continúan detenidos pasaron hoy frente al tribunal. En un relato atravesado por la angustia de aquel día, agravada en estos casos por la situación de encierro, tres de los testigos volvieron a apuntar a la responsabilidad de los policías en la muerte de los siete jóvenes. Los otros tres decidieron no declarar y uno de ellos denunció haber recibido amenazas.
ANDAR en Pergamino
(Agencia Andar) “Jamás tuve un tratamiento después de esto. Nada”, declaró hoy J en la quinta audiencia del juicio por la masacre de Pergamino. J es uno de los siete sobrevivientes que aún continúan detenidos. Seis de esos siete pasaron hoy frente a los jueces del Tribunal Oral Criminal 1 de Pergamino; declararon no sólo en calidad de testigos presenciales del hecho sino también como víctimas.
“Mucho no recuerdo, lo único que puedo recordar es que estuve como una hora gritando y pateando la reja para que vengan a sacarnos porque nos estábamos intoxicando”, dijo J en el comienzo de su declaración. El 2 de marzo, luego del engome, él quedó alojado en la celda 3. “No vi ningún policía ayudando durante el incendio”, agregó.
C recordó que estaba en el pasillo de la celda 3 cuando se inició el fuego y que luego lo trasladaron: “Cuando me pasan a la celda 6, el humo todavía era poco. Los chicos todavía estaban bien”. Y precisó: “Era un fuego mínimo y había dos policías en el puesto de imaginaria pero nunca intentaron apagarlo”.
Desde la celda 6, C declaró que “se escuchaban muchos gritos de desesperación, hasta que explotó la tele y ya no se escucharon más gritos”. Desde ese lugar, también vio a “varios oficiales” asomarse por la puerta que daba al patio de la comisaría: “Los policías en el patio miraban cuando estaba el incendio”.
E estaba encerrado en el pasillo de la celda 6, las puertas del calabozo estaban abiertas y sólo habían cerrado la reja que comunicaba ese pasillo con el resto de las celdas. Eso le permitía moverse. “Gritábamos desesperados, sobre todo por los pibes. Nadie se asomó, no vi a nadie. Venía gritando hasta las oficinas de adelante y no apareció nadie”, sostuvo hoy frente a los jueces del Tribunal. En ese momento, E estaba en el lugar con otro detenido: “Me dice que me tire al piso, él iba a mojar una toalla para refrescarnos, hasta que el humo llegó al piso. Nos estábamos asfixiando”.
Otra vez, como ocurrió en la audiencia anterior, los sobrevivientes coincidieron en dos datos decisivos: los policías no intervinieron y entre el primer foco y el rescate de los bomberos pasaron, por lo menos, 40 minutos.
A dos años y medio del hecho, perduran las consecuencias de aquella experiencia y, sin embargo, nadie reparó en la situación de vulnerabilidad de esas otras víctimas del 2 de marzo de 2017. “Cada vez que recuerdo siento que pasó ayer. No me puedo olvidar los gritos de desesperación y la imagen de los bomberos sacando a los chicos muertos”, dijo E.
Después de la masacre, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) desplegó un programa de asistencia y contención de los sobrevivientes; se hicieron varias presentaciones requiriendo atención psicológica y médica, también se pidieron en algunos casos medidas morigeratorias del encierro entendiendo la gravedad de lo vivido. Prácticamente ninguna de esas solicitudes fue recogida.
Durante estos días de audiencia, el equipo de Salud Mental de la CPM estuvo acompañando a los sobrevivientes durante su paso frente al Tribunal. Para la mayoría de ellos, el hecho de recordar y revivir la masacre es un hecho de por sí traumático y, por esa situación, al menos tres testigos pidieron declarar sin público y sin los imputados a la vista. A pesar del pedido realizado por la abogada de la CPM, Margarita Jarque, el TOC 1 no accedió, excusándose en el deber de publicidad del juicio.
Dos de los sobrevivientes entraron a la sala y se negaron a declarar, otro sólo llegó a denunciar que lo “amenazaron por mensajes para no declarar, que temía por la integridad física de su familia”.