VISITAS CARCELARIAS, EL LADO B DEL ENCIERRO La Plata: se proyectará la película La Visita en la CPM
El próximo jueves 29 de agosto a las 18:30 hs se proyectará en el auditorio de la Comisión Provincial por la Memoria la película La Visita del reconocido director de cine Jorge Leandro Colás. La propuesta audiovisual retrata la cotidianidad de 500 mujeres que tienen familiares detenidos y los visitan periódicamente en el penal de Sierra Chica. Un documental que logra una mirada íntima de la cruda realidad a la que el sistema penitenciario somete a miles de familias.
ANDAR en La Plata
(Agencia Andar) En La Visita la acción sucede en la puerta del penal. Cada fin de semana 500 mujeres llegan al pueblo de madrugada y esperan largas horas en la cola para ingresar a la Unidad Penal 2 de Sierra Chica. Invierno y verano, con bolsones de comida a cuestas, esas mujeres buscan reponer algo del deterioro al que son sometidos sus familiares en aquel complejo penitenciario que aloja a más de 4 mil personas: la precaria alimentación, la tortura y el hacinamiento.
En esta realidad pone el ojo Jorge Leandro Colás, y presenta un excelente documental que introduce al espectador en la vida de un pueblo marcado por la cárcel y en las cientos de historias de mujeres que día a día conviven con el lado B del encierro.
A principios de este año 2019, desde la Agencia ANDAR entrevistamos a una de las protagonistas de la película, Bibiana Martínez, que tiene a su marido detenido en Sierra Chica desde hace más de una década. Durante todo ese tiempo nunca dejó de acompañarlo; incluso, se mudó de Santa Fe para radicarse Olavarría. Durante muchos años vio hasta el hartazgo las torturas que sufren los detenidos en el encierro, la corrupción del Servicio Penitenciario Bonaerense y el desprecio al que son sometidos los familiares en los días de visita.
En 2016, Bibiana se plantó en la puerta del penal para que la dejaran ver a su marido en huelga de hambre, perdió el miedo y se animó a denunciar ante la justicia las violaciones a los derechos humanos que presenció en estos años. De estas historias se nutre el documental de Colás, a quien también entrevistamos para adentrarnos aún más en esta propuesta documental que será presentada el próximo jueves 29 de agosto a las 18:30 hs en el auditorio de la CPM, calle 54 #487.
¿Cómo surge la propuesta de hacer un documental sobra las visitas carcelarias?
Lo que nos parecía es que había muchos documentales, muchas ficciones, incluso series de televisión que tiene que ver con lo carcelario, con el adentro de los penales. Entendíamos que esa realidad estaba muy contada, que había ya muchos materiales audiovisuales sobre eso. Nos parecía interesante ver qué pasa desde los muros del penal hacia afuera. En ese momento fue que descubrimos que la gran mayoría que van a visitar a sus familiares son mujeres. Entonces nos parecía que era interesante contar la historia de estas mujeres atravesando ese momento tan crítico como representa el hecho de tener un familiar detenido.
Existe un gran desconocimiento sobre esta realidad. ¿Qué muestra la película?
Hay un desconocimiento sobre ese costado, sobre estas historias. Nos pasa que mucha gente, cuando termina de ver la película, nos dice: nunca me imagine que eso podía ser así. La película muestra todo este sistema tan precario que representan las visitas. El sistema penitenciario internamente no funciona pero externamente tampoco. Ni siquiera para el sistema de visitas es medianamente humano. Es muy duro para ellas el hecho de hacer muchos kilómetros para llegar a Sierra Chica, es muy costoso también. Ellas llevan bolsones y bolsones de comida porque la comida adentro de los penales es terrible. Hacen horas de cola porque el sistema de ingreso es muy malo. La película muestra toda esa realidad, y en un momento una de la protagonista de la película plantea que parecieran ser ellas las que están cumpliendo una pena, por todo lo que el sistema les hace atravesar. Y en ese trajín aparecían lazos de solidaridad. El objetivo de ellas es nada más complejo y simple a la vez: querer reconstruir aunque sea por un rato un vínculo de pareja, un vínculo familiar dentro de un ámbito tan hostil como es el penal.
La película presenta una mirada íntima acerca de esta realidad. ¿Cómo lograron eso?
La película es un documental, nada fue pautado ni armado. Lo que hicimos fue viajar durante todo un año, la mayor parte de la película se rodó en 2017 y un poquito del 2018. Íbamos registrando distintas situaciones y distintas circunstancias que acontecían alrededor del penal, alrededor de la entrada de la visita, por eso la película tiene esa forma de observación y de construir las secuencias que van construyendo a su vez el relato de la película. Con tanto tiempo de viaje, tanta presencia nuestra junto a ellas, fuimos sorteando las primeras barreras y cuestionamientos que nos hacían, y poco a poco fuimos ganando la confianza de ellas, lo que permite también que la película alcance un nivel de cercanía e identidad con la gente muy alto.
¿Cómo establecieron ese vínculo?
Al principio fue bastante difícil. Ellas claramente nos preguntaban quiénes éramos, por qué queríamos hacer una película sobre ellas, cuál iba a ser nuestro punto de vista, entre otras cosas. Después ellas empezaron a ver nuestro compromiso y que estábamos junto a ellas, y que nos empapábamos cuando se empapaban, que nos moríamos de calor cuando ellas se morían de calor. Poco a poco el equipo se fue como invisibilizando; para este tipo de documentales es importante eso: que la gente transcurra sus acciones y sus vidas sin tanta intromisión por parte de la cámara. Ahora están agradecidas de que alguien, casi por primera vez, se fijara en ellas con el respeto que lo hicimos nosotros. Eso es lo que nos dicen ellas. Hoy en día son casi militantes de la película, anuncian en su facebook cada una de las proyecciones.
¿Qué sucedió cuando ellas vieron la película por primera vez?
Se generaba algo muy potente ahí, una mezcla de sensaciones y de emociones muy fuertes. Porque ellas están viendo la película terminada, pero a la vez están viendo sus vidas en una pantalla, y como que también ahí tomas distancias y hay cosas que ellas hoy por hoy les impacta mucho. También lo que pasa después de la película con la confluencia entre ellas y los espectadores que es gente de ámbitos muy diversos y que puede terminar conversando con ellas o llorando, emocionándose con ellas al final de algunas proyecciones.
¿Qué te impactó de esta experiencia?
Yo vengo haciendo documentales hace 10 años más o menos; el proceso de rodaje de La Visita fue posiblemente el más movilizador de todos los documentales que hicimos. Si tengo que elegir una secuencia en particular, a mí hay una que me impacta mucho y que también a los espectadores les emociona. Tiene que ver con dos niñas, jugando, cotidianamente, cantando canciones, hablando de dios y de temas muy diversos adentro del penal. Ellas ya atravesaron esa primera reja y se desenvuelven casi como si fuera una plaza, hasta el patio de sus casas. Eso representa también la cuestión de lo duro que es también para los niños atravesar esa situación y que a la vez es algo absolutamente cotidiano para ellos. Muchos chicos se van el fin de semana a un club o a ver a sus abuelos a otro pueblo o a otro lugar, a ellas por estas circunstancias de la vida les tocó viajar cada fin de semana a un penal a ver o a sus abuelos o a sus padres y me parece que esa secuencia representa mucho todo lo que pasa con el sistema y con la visita.
El documental presenta perspectiva de género. ¿Cómo se dio eso?
El proyecto inicialmente se llamaba «los visitantes». No teníamos conocimiento de que tanta cantidad de mujeres iban a ver a sus familiares. Los primeros viajes de rodaje, cuando ya el proyecto estaba en marcha, empezamos a descubrir esto. Veíamos la fila y prácticamente el 95% de la gente eran mujeres, y eso nos cuestionaba y llenaba de muchas dudas e inquietudes. Tal vez a lo largo de todo el proceso no tengamos una respuesta de por qué pasa esto. Estuvimos investigando un poco y también en los penales de mujeres las que están ahí apoyando sosteniendo la familia son las mujeres: son las madres, las hermanas, las hijas. Fue algo que nos parecía que tenía que estar. Es la mujer la que sostiene estos vínculos, la que llevaba adelante este esfuerzo y esta persistencia en el hecho de mantener viva la familia.