ENTREVISTA A SANDRA RAGGIO “La memoria y los sentidos de la Noche de los Lápices están en las luchas del presente”
Memorias de la Noche de los Lápices: tensiones, variaciones y conflictos en los modos de narrar el pasado reciente es el resultado de una larga investigación de Sandra Raggio, directora de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM). Recientemente publicado, y a 42 años de aquellos hechos, la autora afirma que la Noche de los Lápices sigue siendo un suceso emblemático en los relatos sobre las violaciones a los derechos humanos durante el terrorismo de Estado y que su sentido profundo debe encontrarse en la “fuerte empatía que el hecho genera en las nueva generaciones que comienzan a tomar conciencia de las injusticas y militan para transformar el presente”. Desde la CPM se realiza una jornada por la Noche de los Lápices en el ex CCD Pozo de Quilmes.
ANDAR en la memoria
(Agencia) ¿Por qué la potencia simbólica de esa fecha? ¿quiénes fueron esas víctimas? ¿cómo se fue construyendo el relato de ese hecho? Memorias de la Noche de los Lápices: tensiones, variaciones y conflictos en los modos de narrar el pasado reciente, el libro escrito por Sandra Raggio, ensaya respuestas y nuevos interrogantes pero, fundamentalmente, inscribe esos procesos de memoria en la lucha por la defensa y promoción de los derechos humanos en el presente.
Entre el 9 y el 21 de septiembre de 1976, grupos de tarea de las Fuerzas Armadas secuestraron en La Plata a diez estudiantes secundarios, seis continúan desaparecidos. Tras el retorno de la democracia, el recuerdo de la Noche de los Lápices quedaría vinculado a la lucha por el boleto estudiantil y la narrativa de las “víctimas inocentes”. Con los años, la emergencia de otras voces, las construcciones sociales sobre el pasado, fueron horadando ese relato cristalizado para dar lugar a otra narrativa que recuperó la militancia política de esas víctimas e inscribió a la persecución, secuestro y desaparición de esos jóvenes como parte, una más, de las prácticas represivas del terrorismo de Estado.
¿Cómo fue resignificando, desde el testimonio personal, la memoria de la Noche de los Lápices?
Si se historiza el relato de los acontecimientos, vemos en los ‘80 la emergencia de una narrativa sobre la represión, y que tuvo su correlato jurídico-penal en la CONADEP, pero que tuvo la notable característica de excluir de la narración de los desaparecidos su inscripción política. En los 90, post-indulto, hay un nuevo momento en esa historización, en parte por el relato de Emilce Moler, que retoma el carácter militante en vinculación con la resistencia, en ese tiempo, al modelo neoliberal. Esas otras voces, que empezaron a narrarse, en el marco de las luchas contra el neoliberalismo, como parte de un proyecto político.
Finalmente, creo que en los 2000, esta vez con el relato de Jorge Falcone, hermano de Claudia, donde inscribe esa militancia política en una militancia revolucionaria para la transformación de la sociedad. Un relato que puede emerger también en ese momento histórico con la consumación de la crisis del modelo neoliberal.
¿Cómo opera esa relación entre la verdad histórica y la verdad que se construye en esos procesos de memoria?
Esta es una operación que no siempre es sencilla; por un lado, estamos en un tiempo marcado por los procesos de memorias nos constituyen, y por otro lado la historia es un oficio que nos obliga a problematizar esos significados que nos constituyen. Más allá de esa competencia, a mí lo que me interesaba no era tanto hacer un relato de lo que nos pasó, sino los procesos de significación de ese pasado, convencida de que ese hecho, la Noche de los Lápices, nos habla mucho más del presente que del pasado.
El libro forma parte de la colección “Entre los libros de la buena memoria”, editados por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, la Universidad Nacional de Misiones y la Universidad Nacional de General Sarmiento. La colección se propone dar a conocer, bajo la modalidad “acceso abierto”, los valiosos avances historiográficos registrados en dos de los campos de estudio con mayor desarrollo en los últimos años en nuestro país, como lo son los de la historia reciente y los estudios sobre memoria.
¿Por qué los estudios de memoria, y en particular la Noche de los Lápices, sigue siento tan significativo en este presente?
Sigue siendo un acontecimiento emblemático en dos órdenes; por un lado, resultó un hecho muy efectivo para dar cuenta de la violencia desplegó la dictadura militar. Y, por el otro lado, es significativo para las nuevas generaciones, porque se trataba de jóvenes que empezaban a tomar decisiones, que daban sus primeros pasos en la militancia, y eso genera una fuerte empatía con las nuevas generaciones que también comienzan a militar desde la toma de conciencia de las injusticias actuales. Creo, entonces, que impacta sobre esa sensibilidad y les marca un sentido importante para esta pregunta sobre el proyecto vital que hombre y mujeres queremos ser.