LA DESPEDIDA A CHICHA MARIANI “Esta compañera partió, pero no se fue”
Fueron las palabras de Adolfo Pérez Esquivel ante la muerte de María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo y consejera académica de la Comisión Provincial por la Memoria. El recuerdo de Nora Cortiñas y una trayectoria de búsqueda.
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(Agencia Andar) Cuando algunos pretendieron disponer de las vidas de otras personas, cuando instalaron el terror para hacerlo, cuando irrumpieron con violencia y muerte ella les respondió haciendo historia. La historia de Chicha no es sólo la de una búsqueda sino la de una trayectoria que abre puertas a las nuevas generaciones, que hace de las marcas del dolor un sitio de memoria, que reconstruye lazos a través del testimonio, de la palabra y de la acción. “Su ejemplo su calidez humana permanece entre nosotros, pero la vida tiene esto, son los ciclos”, dijo el presidente de la CPM. En la misma línea, Sandra Raggio, directora general de la CPM expresó: “La muerte de Chicha llega en un momento muy duro para los derechos humanos y la democracia. Y marca lo que aun esta pendiente. Lo señala de una manera muy dolorosa porque a pesar de su empeño, de su lucha Chicha se murió sin abrazar a su nieta. Ese pendiente, ese dolor es nuestro ahora”.
Mendocina, nacida en 1923, docente de Arte en el Liceo Víctor Mercante de La Plata, su vida cambió definitivamente el 24 de noviembre de 1976 cuando fuerzas conjuntas represivas atacaron durante horas la vivienda donde vivían su hijo Daniel, su nuera, Diana Teruggi y su nieta de tres meses, Clara Anahí. A Diana la asesinaron ese día junto a otros militantes que estaban en la casa y a Clara Anahí se la llevaron. A Daniel lo mataron algunos meses después en una vereda de La Plata.
Chicha entonces dedicó sus días a la búsqueda de su nieta, fue fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo y presidenta de la organización, desde donde también buscó a los nietos de cientos de abuelas. En ese camino además buscó justicia, declaró en todas las instancias judiciales que se abrieron a lo largo de los años de recuperación democrática en el país; dio un testimonio incalculable en los juicios por la verdad de La Plata, y fue querellante en el juicio contra Miguel Etchecolatz, el ex director de investigaciones de la policía bonaerense, condenado a prisión perpetua en el primer juicio que se inició luego de la anulación de las leyes de impunidad.
“Chicha fue compañera de caminata de los momentos más duros del país; ella fue la que me dio el dossier cuando me encuentro por primera vez con el Papa Juan Pablo II, y le entrego el dossier de 54 niños secuestrados y desaparecidos por la dictadura. Son los inicios de la organización de Abuelas de Plaza de Mayo que recién se constituye en el ’82. Una luchadora incansable de clamar no sólo a las autoridades argentinas sino al mundo el derecho a la vida, la recuperación de los niños”, la recordó Adolfo Perez Esquivel.
Luchadora e incansable son las características que más se repiten entre quienes la describen. Nora Cortiñas en seguida eligió esas palabras al recordar un viaje que hicieron juntas a Brasil buscando información y ayuda. “Fue hace muchos años en el 77, 78 y puedo dar fe del empeño que puso en esa búsqueda. Lamento mucho que se haya ido sin encontrar a su nieta después de buscarla 42 años, de haber tenido toda la valentía para denunciar cómo fue, quién se la llevó; ella deja un testimonio muy fuerte”, aseguró la referente de Madres Línea Fundadora.
Cada 12 de agosto Chicha envió para su nieta uno y mil mensajes en globos, la imagen de los puntos de colores sobre cielos celestes; año a año hace 42 años es parte de la memoria de esa lucha. También la casa Mariani Teruggi y el archivo que ella misma fue construyendo. “El caso de Chicha es paradigmático, con su dulzura, recibió a cuántas mujeres para tomar los datos para sumarlo a ese archivo que nos deja. Con las muestras, las sueltas de globos, cuidando, esperando a esa nieta. Yo creo que acá hay una falla de los jueces, más allá de la dictadura cívico militar económica, en que que la justicia no haya puesto ese empeño en buscarlos, en mirar las adopciones de esos años, porque por ahí la hubieran encontrado”, señaló Cortiñas.
Adolfo agrega a sus cualidades la constancia, la persistencia y la humildad: “siempre fue una luz en el camino, de señalar la lucha. Fundamentalmente eso la caracterizaba, no las voces altisonantes sino el trabajo continuo. Una mujer con una gran humildad de no exhibirse demasiado pero trabajar incansablemente; la tuvimos muy presente en todo con gran entereza y serenidad”.
“Me deja el recuerdo y un ejemplo de vida, no negociando nunca nada, no haciendo cálculos más que el de la búsqueda de todos los nietos”, agregó Norita.