Desde la cárcel de Olmos dicen “no a la reforma de la ley de ejecución penal”
Desde el centro universitario de la UP Nº 1 de Olmos emitieron un comunicado en el que adhieren al reclamo que llevan adelante diferentes organizaciones y actores de la sociedad civil en repudio a la reforma de la ley 24.660. Por qué rechazan la modificación propuesta para la ley penal.
ANDAR en las cárceles
(Centro Universitario Olmos) Las personas privadas de la libertad alojadas en la unidad penitenciaria n° 1 de Olmos nos dirigimos a ustedes con el propósito de que pueda ser escuchada una versión diferente a la que están tratando de implantar desde el oficialismo sobre la opinión pública, que no está debidamente informada sobre la problemática de las personas privadas de la libertad. En particular sobre las reformas arbitrarias que se pretenden llevar a cabo desde el gobierno nacional y provincial, y sobre las nefastas consecuencias que producirían en la sociedad en general.
En primer lugar, sostenemos que una mayor represión sobre el sistema penal no es una solución al problema de la inseguridad, ya que dichas medidas solo incrementarían la situación de caos existente en la sociedad. Como la experiencia ha demostrado, las recetas de mano dura como la ley blumberg, promulgadas en 2004, ese manodurismo legislativo sólo sirvió para multiplicar las violencias, aumentar el índice de delitos, construir más cárceles, encerrar más gente, acrecentar los negociados de corrupción en las que están inmersas todas las instituciones del sistema penal.
[pullquote]las recetas de mano dura sólo sirven para multiplicar las violencias[/pullquote]
El problema aquí no es de forma, sino de fondo. El nivel de delincuencia que padece nuestro país en la actualidad es una consecuencia de una política implementada en la década de 1990, que priorizó a los sectores económicos más poderosos dejando afuera a la mayoría que son los más necesitados. Dichas políticas crearon una crisis de desocupación que perdura hasta nuestros días. La delincuencia juvenil es la consecuencia de generaciones de desocupados. Chicos que crecieron con sus padres sin trabajo, y sin la posibilidad de tener lo básico para poder sobrevivir y ser feliz. A esto se le suma una cultura consumista que se nos refriega a través de los medios de comunicación en donde para pertenecer tenés que tener determinadas cosas. Te crean la necesidad y el deseo pero no te dan la oportunidad de poder tener lo que te venden. Ello crea un sentimiento de frustración y resentimiento en las nuevas generaciones víctimas de la injusticia y desigualdad social, por lo que se ven obligados a tomar por la fuerza y recuperar la dignidad que el Estado y todos como sociedad les hemos robado a ellos. No es casual que los delincuentes sean cada vez más jóvenes y violentos (ya que están devolviendo a la sociedad la violencia con la que han sido tratados y al Estado por su indiferencia e indolencia).
La política implementada en la década de los ’90 entró en una nueva fase donde se trata de crear las condiciones necesarias de inestabilidad social para manipular y orientar la opinión pública y así imponer un modelo que ya fracasó y que va en contra de todos y cada uno de los argentinos, ya que sólo favorece a los intereses económicos de un pequeño grupo al que no le importa las necesidades del ciudadano común y mucho menos la situación inhumana a la que pueda estar expuesto un privado de la libertad, ya que justamente somos nosotros quienes representamos un peligro en la seguridad de su propiedad privada.
Creemos que la única solución posible parte primero desde una educación de calidad desde la niñez y una contención no sólo de la familia sino también desde la sociedad en su conjunto y, sobre todo, desde el Estado que tiene todas las herramientas necesarias para formar ciudadanos productivos y felices. Que no tengan necesidad de salir a delinquir para cubrir sus necesidades básicas.