A 19 AÑOS DEL CRIMEN DE SEBASTIÁN BORDÓN “No queremos una policía que reprima al encuentro de mujeres”
Miriam Medina tiene claro cuál es la lucha y que es colectiva. A casi 20 años de la muerte de su hijo Sebastián Bordón, y tras llevar ante la justicia a los policías que lo torturaron, sigue alimentando su memoria y construyendo futuro a pesar de la ausencia.
ANDAR en las memorias
(Agencia) Un 12 de octubre de 1997 encontraron muerto a Sebastián en un barranco en Mendoza. A casi 20 años su familia, organizaciones y amigos volverán a recordarlo en ese lugar como cada año. “En el homenaje de este año se va a hacer un mural en el risco, hecho por las Caracolas que es un grupo de mujeres”, cuenta Miriam Medina, la mamá del joven asesinado por la policía.
Ella transformó su dolor en lucha y camina junto a todas las madres organizadas, porque sabe que la pelea a dar es colectiva “siempre es colectiva”, refuerza. “La autopsia arrojó que Sebastián murió entre el 7 y el 9 de octubre y yo en esos días sentí en mi cuerpo que algo se desprendía de mí. Y desde ese momento nos movilizamos y nos acompañaron los organismos de derechos humanos, las madres, los HIJOS, la carpa docente de ese momento, los familiares y la gente que nos conocía y que no quería que Sebastián fuera un desaparecido más. Y esta lucha fue del pueblo organizado, de la gente que nos acompañó a luchar por nuestro hijo, y a 19 años seguimos teniendo su memoria intacta y la ternura que nos ha dejado”, relata Miriam.
Ella sabe que el crimen de Sebastián no es un caso aislado, sabe que hay un pasado y que mientras haya jóvenes que padecen la represión estatal vive en un presente continuo. Hugo Trentini era el comisario a cargo de la comisaría donde torturaron a Sebastián. Fue quien ordenó esconder el cuerpo y proporcionó informaciones falsas para desviar la investigación. Además de la condena que recibió en este caso, hoy está siendo juzgado por delitos de lesa humanidad en Mendoza. “Por esos mismos delitos: por desaparecer, por asesinar por torturar. Ahora, acompañando a una familia de un chico que fue asesinado en una penitenciaría, me encuentro con el mismo fiscal que estuvo en la causa de Sebastián y yo le comentaba que Sebastián estuvo en las manos de un genocida. Me dijo ‘sí’. O sea, esta policía que vino de la dictadura se llevó la vida de nuestro hijo en democracia”, dice Miriam.
Ella aprendió a salir a buscar justicia: “aprendimos de las madres de Plaza de Mayo a buscar, esa memoria colectiva nos permitió entender y aprender de ellas, saber por qué rondaban esa plaza, saber el horror que padeció nuestro hijo pero mantenernos con la dignidad de respirarle en la nuca a la justicia, a la policía represiva para defenderlos. Porque sabemos los hijos que criamos y nadie tiene derecho de quitarle la vida a nadie”, afirma.
Miriam ya tiene un camino recorrido y mucho más por recorrer: “La tarea de las madres es organizarnos y acompañar a otros familiares que padecieron lo mismo mientras luchamos para que estas cosas no pasen más, y eso se consigue a través de la prevención. Hay que charlar con las fuerzas de seguridad de cada provincia, de cada lugar y decirles qué policía queremos: no queremos una policía que reprima al encuentro de mujeres como ha pasado en Rosario, no queremos una policía o una prefectura que amenace y torture a los pibes de la Garganta Poderosa, no queremos que nuestros pibes de la murga del bajo Flores sean reprimidos por la gendarmería. Queremos una policía democrática, una policía que cuide a la ciudadanía, ésa es la tarea, son las cosas que tenemos que modificar. Y una justicia para todos: no podemos arrancarla o suplicar justicia por cada asesinato en manos de las fuerzas de seguridad, hay que saber que esa justicia va a determinar el castigo que corresponde a cada uno. Porque acá se juzga más a los pobres que a los que gatillan, matan, torturan y se llevan la vida de los pibes, entonces esa es la tarea que nos aúna con las madres en la lucha”.