Villa Unión: “No sólo llenar la panza, también los corazones de los chicos”
Después de recorrer el barrio y constatar las necesidades alimentarias en los chicos, dos vecinas de Villa Unión en Gregorio de Laferrere decidieron abrir un merendero en la casa de una de ellas. Sin vidrios en las ventanas, puertas y placas viejas usadas como mesas, cajones por sillas y alimentos -leche y torta fritas- preparados por ellas; casi nada, pero con mucho corazón. Ellas dicen: “el hambre de los chicos no espera”.
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(Emilio González Larrea) Mónica y Micaela son integrantes de la CCC (Corriente Clasista y Combativa) y previamente caminaron el barrio para constatar la situación alimentaria de sus vecinos, anotando nombres de chicos y familias para asistir al merendero, con esa lista en la mano a mediados de agosto iniciaron el emprendimiento.
Es común que los funcionarios en estos tiempos recorran los barrios haciendo encuestas de las necesidades de la gente y después la información recogida no se traduzca en hechos para resolver los problemas. Según el municipio la necesidad alimentaria en el distrito alcanza a 200.000 personas y esa cifra irá creciendo, acompañando como la “sombra al cuerpo” a la inflación, los despidos, la falta de changas en los barrios y los tarifazos. Por eso surgen más comedores y a los existentes se le suman más demandantes.
“Una gran sorpresa”
Mónica es la dueña de la casa donde funciona la copa de leche, y relata el por qué de la iniciativa: “el motivo de instalar un merendero en mi casa partió de ver a los chicos en mi barrio, alrededor de mi casa, que tienen necesidades de alimentación, no todos tienen la posibilidad de comer como corresponden en sus casas o tomar todos los días una taza de leche con algo a la mañana o a la tarde. Lo abrimos y nos llevamos una gran sorpresa ya que pensábamos que iba a ser un grupo pequeño de chicos el que iba asistir y, por el contrario, asistieron 60 chicos. La verdad es que nos chocamos con la realidad, no pensábamos que la necesidad alimentaria de las familias del barrio fuera tan grande. Se da el caso de algunos chicos que se toman cuatro tazas de leche porque nos dicen que no van a tomar leche en sus casas. Esta situación nos ha golpeado fuerte. Antes de abrir el merendero a las 17 hs, tenemos chicos que hacen cola en la esquina esperando el momento. Además se agregan más chicos y nos duele mucho porque no tenemos recursos para darle lugar a todos los que vienen. La necesidad en este momento es grande”.
[pullquote]las vecinas esperaban un grupo pequeño y al merendero llegaron 60 chicos que hacen cola para esperar que abran [/pullquote]
Micaela es una joven madre que con su pequeña en brazos cuenta que recorrió el barrio haciendo un relevamiento entre las familias cercanas, anotando el nombre de los chicos y el consentimiento de sus padres para que asistieran al merendero. Ella reafirma que fueron desbordadas por la demanda. Manifiesta su preocupación e indignación por la cruda realidad que viven una parte de los niños en el barrio. Comenta el caso de “una niña que trajo una botella de plástico sucia cortada para llevarse leche a su casa para el otro día. Así como ella hay otros chicos con madres solas o padres sin trabajo”.
A la vecina le preocupa mucho no poder continuar con el merendero y ayudar a alimentar a los ‘peques’ de su barrio, dado que empezaron de cero, “a pulmón, con ganas y poniendo el corazón en el emprendimiento”. Los chicos, cuenta Micaela, “además de tomar la merienda, juegan, comparten cosas con sus pares, están felices, para nosotros no sólo se trata de llenar la panza, también es llenar corazones. Ahora abrimos 3 días a la semana, lunes, miércoles y viernes, pero queremos poder sostenerlo todos los días, no sólo con la merienda sino también la comida al mediodía. En cada barrio se debería abrir un comedor o merendero para paliar el hambre no sólo de los chicos sino también de muchos adultos”.
Pedido solidario
En el merendero necesitan de todo: alimentos, tazas, jarros, platos, sillas y mesas, vidrios para el espacio que oficia de comedor ya que las ventanas no tienen, una garrafa, alguna heladerita, etc.
Para colaborar con la copa de leche Los Girasoles de Villa Unión, se pueden acercar a Antonio Zinny 3474 esquina Santa Catalina.