CONTINÚA EL DEBATE SOBRE LAS DOMICILIARIAS A GENOCIDAS Ruben López: “Hay un mensaje nefasto atrás de todo eso y los jueces no son claros”
Miguel O. Etchecolatz volvió a la cárcel de Ezeiza. Aunque el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata le otorgó el beneficio de prisión domiciliaria por dos causas, queda una en la que el juez Kreplak le rechazó el beneficio y está pendiente la apelación del genocida. La semana pasada, un grupo de querellantes presentó un escrito ante el TOF 1 señalando dudas sobre el accionar del cuerpo médico del servicio penitenciario federal porque podrían haber falseado datos acerca del estado de salud del represor. A 10 años de la segunda desaparición de Jorge Julio López, Rubén, hijo mayor del testigo desaparecido en democracia, declara: “siento miedo por mi familia si este genocida obtiene esa libertad”.
ANDAR en la justicia
(Agencia) Por la denuncia de las querellas, este viernes la Justicia allanó el hospital penitenciario en busca de la historia clínica. La semana pasada, un grupo de querellantes presentó un escrito ante el TOF 1 señalando dudas sobre el accionar del Servicio Penitenciario Federal, dependiente del ministerio de Justicia de la Nación. Abogados de Abuelas de Plaza de Mayo, de la Asociación de ex-Detenidos Desaparecidos (AEDD) y de otras organizaciones sugirieron que médicos penitenciarios podrían haber falseado datos acerca del estado de salud de Etchecolatz. Una presentación similar hicieron los fiscales de La Plata ante Kreplak pidiendo que se investigue a los médicos. Según lo informado por los abogados querellantes, esa investigación estaría avanzando con un allanamiento a Ezeiza para dar con su historia clínica.
pullquote]organizaciones sugirieron que médicos penitenciarios podrían haber falseado datos acerca del estado de salud de Etchecolatz[/pullquote]
Etchecolatz, condenado a prisión perpetua por su accionar al frente de la policía bonaerense durante la última dictadura, estaba en huelga de hambre desde el pasado 26 de julio, cuatro días después de que el Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de La Plata decidiera que podía irse a su casa por razones humanitarias y por su edad avanzada. El 12 de agosto el juez Ernesto Kreplak le negó ese beneficio por tres causas que todavía están en instrucción, decisión que fue apelada por la defensa pública del genocida. El último viernes, el TOF 1 consintió la domiciliaria en otras dos causas y aún le queda pendiente un incidente para resolver aunque ese debate está postergado hasta que se resuelva la recusación planteada por el colectivo Justicia YA! contra el juez Alejandro Esmoris.
Al cumplirse 10 años de la segunda desaparición de Jorge Julio López, testigo desaparecido en democracia y cuya declaración fue central para dictar sentencia por genocidio contra Etchecolatz en 2006, su hijo Rubén López sintió la necesidad de hablar y sumarse a las movilizaciones sociales para reclamar cárcel común y efectiva para los genocidas.
[pullquote]A mi viejo no se lo busca, no se lo encuentra, no logramos saber qué pasó con él[/pullquote]
“El otorgamiento de prisión domiciliaria para este genocida nos hizo tener que salir a hablar de lo que hemos vivido no sólo como familia sino como parte de la sociedad. Todo lo que pasó no puede ser en vano. El testimonio de mi viejo contra Etchecolatz, junto al de todos los compañeros, fue muy importante para aquel primer juicio en La Plata y no puede pasar sin pena y sin gloria. A este genocida se lo pretende beneficiar con prisión domiciliaria a 10 años de cumplir una de sus condenas pero a mi viejo no se lo busca, no se lo encuentra, no logramos saber qué pasó con él. Por eso este año decidí estar en las calles con aquellos que me convoquen a participar; este año tengo que hacerlo”, dijo para ANDAR Rubén López.
En relación a la investigación judicial sobre la desaparición de su padre, expresó que no hay novedades recientes. “El Dr. Alfredo Gascón es el que lleva la causa de mi viejo aunque creo que no ha pasado nada en los últimos 6 meses. Eso tendrían que responder los funcionarios judiciales a cargo de la investigación. Para la familia es muy difícil transitar este momento cuando se cumplen 10 años de la segunda desaparición. Tengo miedo que todo lo que se hizo haya sido en vano y aunque no tengo miedo de andar por la calle y que nos pase algo sí temo que todo se pierda”, dijo López.
“La desaparición de mi viejo buscó amedrentar a los testigos, pero eso no lo lograron. Los testigos siguieron yendo a los juicios, se comprometieron con sus causas. Me pregunto: ¿para qué lo hicieron?, ¿para que ahora los dejen libres porque son viejitos y ponen caras de buenitos? Me da temor y no puedo evitar pensar en mi familia. En estos días se han dicho muchas cosas que ponen en dudas si son 30 mil o 9 mil los desaparecidos, si lo que pasó fue una guerra sucia. Hay un mensaje nefasto atrás de todo eso y los jueces no son claros. El Estado nacional, más allá del color del gobierno, es querellante en estas causas. Eso duele, hay un mensaje que no es claro o se hacen los giles para no decirlo”, concluyó Rubén López.