Crecen denuncias y episodios de violencia policial contra jóvenes en Trenque Lauquen
Golpes, patadas, hostigamiento, detenciones arbitrarias e ilegales se sucedieron en los últimos meses. La Comisión Provincial por la Memoria tomó conocimiento de al menos tres casos y solicitó información a Asuntos Internos.
ANDAR en Trenque Lauquen
(Agencia) La Comisión Provincial por la Memoria manifestó su preocupación ante los reiterados hechos de violencia policial contra niños, niñas y adolescentes en la localidad de Trenque Lauquen, durante estos últimos meses. El organismo relevó varios casos y solicitó información a la Auditoría de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad al detectar en cada uno una sucesión de prácticas ilegales y arbitrarias de la policía del lugar y el GAD.
Golpes, hostigamiento, insultos y detención de menores de edad en la comisaría violando todas las normativas vigentes se repiten en cada relato con víctimas de entre los 14 y los 17 años de edad.
En una sesión convocada especialmente para tratar la temática de violencia policial hacia la niñez, el Consejo Local de Promoción y Protección de los Derechos del Niño, Niña y Adolescentes del partido de Trenque Lauquen, también repudió a través de un comunicado estos hechos de violencia policial. Las 25 instituciones que conforman este espacio se pronunciaron unánimemente contra lo que entienden es “un expreso avasallamiento de los adultos y las instituciones a los derechos de infancia y adolescencia”
Los casos
M. fue interceptado por un móvil policial mientras caminaba con dos chicas, dos agentes hombres y una mujer se bajaron. “Pararon a revisarlos, es de rutina. Habitualmente hacen eso de revisar a los chicos, tienen esa modalidad”, dice Héctor, su papá. Pero esta vez las chicas no quisieron ser revisadas y uno de los policías se puso agresivo. “Este agente se enojó y fue a pegarle a las chicas. Entonces el chico mío se enojó, seguramente algo le dijo, y el policía le pegó un sopapo, empezaron a forcejear y el policía agarró el arma. El chico mío empezó a correr y escuchó los disparos”, describe Héctor.
R. salía de un local bailable cuando vio que la policía le estaba pegando a un amigo que se encontraba esposado en el piso. Al acercarse una mujer policía le pegó con la culata de la escopeta dos veces en el pecho; otro le dio un cachetazo en la cara que lo hizo caer al piso donde volvieron a pegarle. “Yo me entero en tiempo real porque me llama cuando ve que su amigo está tirado en el piso y le pegan por primera vez. Y olvida colgar su teléfono y escuché absolutamente todo. Salí a buscarlo con el auto, cuando llegué todo esto había pasado. Nos fuimos inmediatamente a la comisaría donde todo lo que recibimos fue una burla permanente”, cuenta Beatriz, su mamá.
El hijo de María volvía de la casa de una amiga cuando se cruzó con un patrullero del GAD: “lo esposaron, lo tiraron boca abajo, lo sacaron a la rastra y lo tiraron en la caja atrás de la camioneta y le empezaron a pegar”, dice. Lo llevaron a la comisaría y lo dejaron detenido sin avisarle a María “él pedía por favor que lo llevaran al hospital porque sentía mucho dolor, pero no hicieron nada”. Un patrullero le avisó a María que su hijo estaba detenido pero que no fuera a buscarlo porque no se lo iban a dar, que tenía que esperar que le avisaran ellos. “Al otro día me llaman como diez y media de la mañana que lo vaya a buscar. Así que fui y era como que se reían, se burlaban. Cuando me lo traen me dicen ‘fíjate porque dice que se enojó y le pegó una trompada a la pared, mirá como tiene la mano’, y él me miraba y agachaba la cabeza. Cuando salimos me dice ‘no mami me pegaron’, estaba todo cortado, toda hinchada la mano”.
En la placa salió que le habían corrido el cartílago y tenía el huesito de la muñeca quebrado, lesiones que coincidían con lo que el chico decía que le habían hecho: le pisaron la muñeca. “En la comisaría la secretaria del fiscal me dio su teléfono pero yo no la llamé porque no confío la verdad, cómo no se va a dar cuenta que la criatura tiene así la mano porque le pegaron. El médico también me dijo, él es derecho y tiene la mano izquierda quebrada no le da la fuerza para golpearse así contra una pared”, recuerda María.
Las familias de los tres chicos realizaron las denuncias pertinentes pero no ven que las causas avancen. Están preocupados por el hostigamiento policial que continuaron recibiendo sus hijos, que apenas salen o lo hacen con miedo. “Yo intento ser objetiva y no meter a todos en la misma bolsa, pero la verdad es que la sensación de encontrarte con una fuerza tan corporativa no sabés en quién confiar y en quién no. Terminás desconfiando de todo el mundo. Por eso es necesario saber quiénes golpearon y disponer sanciones”, concluye Beatriz.