AMORALIDAD Y ESPIONAJE A LA DISIDENCIA SEXUAL La persecución de la DIPPBA a la comunidad trans en situación de prostitución
El 17 día de mayo se celebra el día mundial de lucha contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género, y conmemora la decisión de la Organización Mundial de la Salud de eliminar la homosexualidad como trastorno mental del catálogo de enfermedades. En un nuevo aniversario, la Comisión Provincial por la Memoria difunde documentos de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA) que dan cuenta de la persecución y espionaje que sufrió la comunidad trans, y permiten identificar un entramado de discriminación que, todavía hoy, sigue vigente en las fuerzas de seguridad y en la Justicia.
ANDAR entre archivos
(CPM/Agencia) ¿Cuán importante podría ser para una fuerza policial la conducta moral de las personas? ¿Por qué hubo un especial ensañamiento hacia la comunidad trans? En el acervo documental de la ex DIPPBA se encuentran marcas de un accionar sistemático donde la mirada estuvo puesta sobre aquellas actitudes que no estuvieran bajo la norma heterosexual. La inteligencia al servicio del control social y como resguardo de la “moralidad”.
En la muestra L*s otr*s realizada por la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) en octubre del 2014 fueron expuestos documentos de la inteligencia donde se pudo demostrar la catalogación y espionaje a homosexuales, lesbianas y travestis por parte de la DIPPBA. Estos legajos también evidencian cómo algunos sectores de la sociedad se expresaban con actitudes discriminatorias hacia sus compañeros de militancia o bien a las travestis en situación de prostitución. Además hubo un especial registro de los primero infectados por el HIV SIDA en plena explosión de la llamada peste rosa, entendida como una enfermedad exclusiva de los homosexuales.
En conmemoración por el día mundial de lucha contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género, compartimos una serie de documentos que centran la mirada de la DIPPBA sobre la comunidad trans en situación de prostitución. Aquí el objetivo de la inteligencia pasó de catalogar a estas personas “vestidas de mujeres” a crear la categoría —hoy, ampliamente conocida— de la narco-trava. Y también la realización de un espionaje pormenorizado hacia su organización.
Mapa trava
En la ciudad de Mar del Plata, en plena década de los noventa, la ATM (Asociación de Travestis Marplatenses) será espiada por sus acciones públicas y frente a la justicia. Así lo demuestra un documento del año 1997 donde se da cuenta de la existencia de dicha organización desde octubre de 1994. El mismo informe afirma que no posee todavía personería jurídica y aclaran que la CHA “tuvo que esperar diez años para ser reconocida”.
Los agentes de la DIPPBA mencionan a los integrantes de la ATM con las denominaciones “travestis, transformistas y /o artistas homosexuales”, y que este grupo no son mas que una veintena pero que, en la época estival, se llena de travestis de diferentes lugares del país que llegan a veranear y/o trabajar. Los pertenecientes a la ciudad se instalan en la Ruta 2, en la avenida Champagnat: “donde estos señores y/o señoritas realizan el viejo trabajo de ofrecer sus cuerpos como vulgares prostitutas”.
El documento en cuestión se titula “Denuncia de travestis sobre hostigamiento policial”. Ante el reclamo de la ATM, la Justicia hizo oídos sordos: el juez Hugo Trogu desestimó la denuncia “manifestando que no existía dicha persecución y que simplemente el personal policial cumplía con todo lo que ordena el Decreto Ley 8031 sobre infracciones en cuanto al travestismo”. Y agrega: “El grupo recurrente (travestis), pretende llevar adelante y lograr una decisión favorable en una situación de fondo sexual, y a su entender, confundida desde cada uno: hombre–mujer”. En la propia apreciación de la fuerza, frente a estas denuncias describen que “las leyes y decretos están siendo utilizados por la policía en forma correcta sin tener que recurrir al hostigamiento o a la persecución”.
Otro documento del año 1994 menciona la citación a tres travestis de la misma ciudad con sus nombres registrales, y también con sus alias, de quienes forman parte de la asociación y realizan las denuncias sobre la persecución policial. El informe retoma textualmente del diario La voz de la Costa donde las travestis afirman que “la patrulla bonaerense, el comando, son ellos los que están en contra de nosotras, por que las comisarías nos reciben, pero nos detiene el Comando”. El comisario mayor Vitelli, responsable de la zona, en sus declaraciones a la prensa afirma que “el mismo (por el artículo 92 de la ley 8031) hace alusión al uso de ropas del sexo opuesto y es por ello que cuando pasa el patrullero y no existe denuncia se los detiene igual, por cuanto están vestidos con ropa con ropas femeninas, pero son trasladados a la sede policial donde son fichados y recuperan inmediatamente la libertad. Mientras que el ejercicio de la prostitución y el escándalo en la vía pública están penados por otro artículo y quedan detenidos”.
Los agentes de la DIPPBA también seguirán y dejarán el registro de una marcha de silencio que la organización realiza por el asesinato de una travesti bajo la consigna: “Por una mayor protección y menor persecución”. En ese mismo legajo se contará el recorrido que harán con la manifestación, la cantidad de integrantes que según sus apreciaciones tendrá la organización, y las consideraciones de la fuerza respecto a tal evento de protesta: “contará con una gran cantidad de participantes” como ser “otros grupos con desviación de índole sexual como ser (homosexuales, gays–lesbianas y transexuales)”.
Travestis platenses
También en la sede central de inteligencia en La Plata se comenzó a investigar a dos integrantes de la fuerza que tendrían relación con travestis de la ciudad. En un legajo del año 1991, que se titula “Personal policial implicado de narcotráfico y accionar de travestis en La Plata”, se relata el manejo que dos oficiales de la dependencia de Narcóticos comienzan a realizar en locales nocturnos de la zona céntrica. Uno de ellos, según el relato de inteligencia comienza a “explotar homosexuales adictos quiénes le suministraban informaciones que literalmente mejicaneaba vendiendo el producto mal habido en diversos locales nocturnos de La Plata”. También se menciona más adelante que “en este contexto manejaba homosexuales –“travestis”- que eran utilizados de la misma manera que las prostitutas, es decir contactos, e información sobre el tráfico de drogas, para ser utilizado en su provecho”.
Asimismo, relevan a las travestis que trabajaban en calle 1 entre 71 y 72, dando a conocer los horarios y el tipo de “clientes” que se acercan a buscar sus servicios. También se da cuenta de “los aranceles” y los lugares adonde van “para mantener relaciones íntimas”. Transcriben un textual de Adriana, una de las travestis que se encuentra en situación de prostitución; según ella esa zona está “tolerada por la comisaría La Plata 9ª, el accionar, por lo cual se deduce que hay un acuerdo con el servicio de calle de la mencionada seccional”. El informe termina diciendo que a ambos policías se los cambió de funciones y de lugares, y que seguirían siendo investigados por la propia fuerza.
En el marco local actual, donde no sólo se estigmatiza a las travestis en situación de prostitución sino que se condena a cinco años a una chica trans por “comercializar estupefacientes” —y se considera como agravante la nacionalidad y la condición migrante—, estos registros cobran sentido de cómo el entramado de la discriminación sigue más vigente que nunca en las fuerzas de seguridad, en la justicia que afianza ese prejuicio y en la sociedad que no tolera la diferencia.