Programa de voluntariado CPM Pulso joven y voluntario
Alrededor de 40 jóvenes de Bahía Blanca, Punta Alta, Morón, La Plata, Mar del Plata, Quilmes, La Matanza, Esteban Echeverría, Santa Teresita, San Miguel y Berazategui se sumaron a participar del primer encuentro de voluntariado del año del programa Jóvenes y Memoria de la CPM. Las actividades de formación y debate se desarrollaron este fin de semana en La Plata propiciando que los chicos se conozcan, intercambien y reflexionen en torno a los sentidos y momentos del programa Jóvenes y Memoria, como así también su rol y participación como voluntarios a lo largo del año.
ANDAR con los jóvenes
(Agencia) En el año 2002, la Comisión Provincial por la Memoria lanzó el programa Jóvenes y memoria. Recordamos para el futuro, convencida de la enorme potencialidad de la escuela para los trabajos de la memoria. El punto de partida no fue sólo el mandato de recordar como imperativo ético de la educación en tiempos de democracia, sino el reconocimiento del derecho a la memoria de las nuevas generaciones. Es decir, la escuela no como vehículo para la transmisión de un legado sino como espacio para la apropiación de las experiencias pasadas.
El programa Jóvenes y Memoria es un espacio para los jóvenes donde se propician las preguntas, los debates y la creatividad. No se trata de hacerlos repetir el relato de los mayores sino de que puedan relaborarlo tamizándolo en la trama de su propia experiencia.
El espacio de voluntariado de Jóvenes y Memoria nació en 2008 con una propuesta a nivel universitario. Con el transcurso de los años, muchos de los que habían participado como estudiantes decidieron seguir en contacto desde otro lugar y por eso se sumaron al equipo de voluntarios para trabajar con las nuevas generaciones que participan del programa.
“Podemos decir que hemos crecido mucho pero el cambio central en el espacio de voluntarios es cualitativo. Al principio este proyecto surgió en convenio con la universidad y del mismo participaban sobre todo estudiantes universitarios. Ahora la composición se diversificó y es lo más interesante. Hay muchos chicos y chicas de zona oeste, de Morón y del conurbano en general. También hay un grupo en Bahía Blanca bastante consolidado que vienen participado del Programa y ahora también del voluntariado desde hace varios años. Ampliamos el radio de La Plata que nos daba el vínculo con la universidad”, explicó María Elena Saraví, coordinadora del área de Educación, Investigación y Archivo de la CPM que tiene bajo su órbita el programa Jóvenes y Memoria. “Hemos consolidado el programa del voluntariado como un equipo de jóvenes que trabajan con la CPM en el programa. Se genera un gran intercambio y enriquece que no sean sólo estudiantes universitarios sino que sean chicos que han pasado por el programa y han realizado su experiencia. Ellos coordinan y la transmiten desde ese lugar” explicó Saraví luego del primer encuentro con los voluntarios.
Brian Álvarez es de Quilmes y cursa su último año en la Escuela Técnica 3. Participó dos años consecutivos en el programa Jóvenes y Memoria como alumno, presentado proyectos junto a la escuela dentro de un frente estudiantil. Este año se incorporó al voluntariado. “Si, me enganché. La experiencia de participar en el programa me gusto mucho por la calidad de los debates que se proponían, por el trato hacia los jóvenes. Me pareció que si yo ya no voy a estar más en la escuela que esta era mi oportunidad de seguir participando, aportar desde otro lado. Hay muchos chicos que, como yo, no sabían de qué se trataba pero igual fueron a Chapadmalal (el encuentro anual con todas las escuelas) y se animaron a lo nuevo. Hoy estamos tomando un taller, que en realidad es un encuentro para poder aprender cómo manejarnos en el momento que nosotros estemos en los regionales. Lo que más me llama la atención es el compromiso que tienen los chicos que están acá. En general uno se imaginaria que va a ser poco o que lo hacen porque sí, para ver qué onda. Pero la verdad, el compromiso y nivel para problematizar lo que se trata en cada debate es sorprendente.”
La formación integral de los voluntarios desde la perspectiva de los derechos humanos a la hora de abordar los temas elegidos por los jóvenes para trabajar en cada uno de sus proyectos, es muy importante para los integrantes del Programa. “Los chicos que integran en voluntariado son jóvenes y como tales no tienen una larga trayectoria formativa, aun cuando algunos están en la universidad. Por ejemplo, si hablamos de la dictadura, eso exige volver sobre contenidos que uno a veces cree erróneamente que están asentados pero hay que retomarlos. Le damos mucha importancia y durante el año realizamos encuentros para fortalecer ese espacio de formación. Ellos van a interactuar con otros jóvenes pero desde un lugar de coordinación, con propuesta para iniciar debates y también desde un lugar de contención de acuerdo a la demanda de cada grupo”, relata Saraví y continúa diciendo que “desde la CPM nos proponemos darles a los pibes buenas herramientas para que ellos ejerzan su rol pero también aprendan mientras van construyendo ese lugar. Todas estas cosas no tienen que ver solo con los contenidos sino con una nueva experiencia, que es parte del programa pero es otro lugar, con nuevos desafíos. Nosotros lo que hacemos es que ellos se sientan más cómodos, seguros, tranquilos y que sea un espacio integralmente formativo”.
El espacio del voluntariado es un reflejo de la realidad de muchos jóvenes, un pulso que ayuda a delinear los talleres, las dinámicas grupales, sumar propuestas y mantener al Programa Jóvenes y Memoria con la frescura que los caracteriza a ellos mismos.
Julieta Elichiry es de Tres Arroyos y este es su segundo año como voluntaria: “A mí me llamo mucho la atención el trabajo en colectivo. Acá siempre necesitas al otro, nada se hace de manera individual. Todo lo que pasa por tu mente lo podes expresar, alguien te va a escuchar y hay quien va a hacer algo para ayudarte. No hay individualidades, hay un colectivo. Por eso me sume al voluntariado.”
Para Ariel Bermejo, oriundo de Punta Alta, participar desde hace 2 años como voluntario enriquece a las personas porque “te encontrás con diferentes matices de las distintas realidades de cada pueblo en donde vivimos los voluntarios porque, por más que vivamos en la misma provincia, cada uno tiene una realidad distinta. La violencia institucional se da más en algunos lugares que en otros pero es un tema que nos involucra a todos y por eso está buenísimo el debate, el encuentro, para estar abiertos a todas las ideas”.
Este año sorprendió la cantidad de chicos y chicas que se escribieron para incorporarse al espacio. “Al primer taller vinieron casi 40 de varias zonas del conurbano y del interior de Buenos Aires. Creemos que son muchos los motivos, pero tal vez la coyuntura política actual, el cambio de gobierno, sumado a los 40 años del Golpe…. capaz que tantas cosas juntas hace que ellos quieran integrarse en el programa. Nosotros estamos realmente muy contentos”, concluyó Saraví.