CASA MARIANI-TERUGGI A 39 años de la masacre en la casa de 30
El 24 de noviembre de 1976 la casa en la que vivían Diana Teruggi y Daniel Mariani con su hija de 3 meses, Clara Anahí Mariani, y donde funcionaba la imprenta clandestina de la revista Evita Montonera, fue atacada por más de cien efectivos del Ejército y la Policía Bonaerense. La madre de Daniel, “Chicha” Mariani, comenzó una incesante lucha por verdad y justicia y la recuperación de Clara Anahí. A 39 años del horror, la Asociación Anahí realizó un acto frente a la Casa Mariani-Teruggi (calle 30 N°1134 e/ 55 y 56, La Plata) en memoria de quienes fueron asesinados allí y de los detenidos desaparecidos.
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(Agencia) Hay declaraciones de testigos que afirman que la beba podría haber salido con vida de la casa. En el operativo estuvieron presentes Carlos Guillermo Suárez Mason, Ramón Juan Alberto Camps y Miguel Osvaldo Etchecolatz.
“Yo vine con muchas expectativas a este juicio aunque para mí era parcial porque en este juicio se juzgaba la muerte de mi nuera Diana Teruggi de Mariani, por el ataque a la casa de 30, donde vivía con mi hijo Daniel Mariani. No entró el juzgamiento por Clara Anahí Mariani que es mi nieta desaparecida desde 1976” (2006: juicio contra Miguel Osvaldo Etchecolatz, director de Investigaciones de la policía de la provincia de Buenos Aires en 1976). Esto expresó en una entrevista para el Archivo Oral de la Comisión Provincial por la Memoria Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani, luego de que Etchecolatz fuera condenado a reclusión perpetua por genocidio.
Este 24 de noviembre la Asociación Anahí, presidida por Chicha Mariani, miembro permanente de la CPM desde el 2015, convocó a un nuevo acto al cumplirse 39 años de aquel ataque y en memoria de quienes fueron asesinados: Diana Teruggi, Roberto Porfidio, Daniel Mendiburu Eliçabe, Juan Carlos Peiris y Alberto Bossio. Desde aquel momento, Chicha, fundadora de Abuelas y su primera presidenta, está buscando a Clara Anahí.
“En todos los casos actuó Etchecolatz. Estuvo presente en el ataque a la casa de mi hijo Daniel y de Diana. Estuvo presente él y todos los jerarcas y jefes y sub-alternos de la policía, gendarmería, bomberos etc. Fue un ataque de cuatro horas con toda clase de armas. Sobre el techo de los vecinos estaba Etchecolatz en persona con otros policías que eran subalternos de él pero que hace muchos años declararon en el juicio por la verdad y contaron todo. O sea que no hay la menor duda que Etchecolatz mató a mi nuera, no sé si con su arma o con sus órdenes, es culpable de la muerte de mi nuera y de los militantes que estaban en la casa y del secuestro de mi nieta que estaba ese día allí y la sacaron con vida.”
El hecho en la casa de Teruggi- Mariani
La ciudad de La Plata fue una de las más golpeadas por la última dictadura cívico-militar. Entre los acontecimientos más importantes se encuentra el hecho ocurrido en la calle 30 N° 1134, entre 55 y 56, una de las tres casas operativas de la organización Montoneros, donde funcionaba una imprenta clandestina de la revista Evita Montonera. Bajo la apariencia de un criadero de conejos, en la casa funcionaba la principal imprenta clandestina de la organización en la zona. El “embute” era la imprenta que estaba escondida por un muro ficticio construido detrás del galpón en el patio de la casa. La revista fue publicada clandestinamente entre 1975 y 1979 y en ella se difundían directivas de la conducción, formación de cuadros y propaganda como medio alternativo de difusión que contrarrestara la censura.
La escritora Laura Alcoba y su madre compartieron esa casa junto a Diana y Daniel durante un tiempo. Ellas se exiliaron a mediados de 1976 ante la presión y la persecución que los militares habían desatado contra los militantes políticos y sociales. En 2008, Laura presentó el libro La casa de los conejos donde reconstruye, a través de sus ojos de niña, la experiencia vivida en la casa de Didí y Cacho (Diana y Daniel). “La llegada de los animales coincide con la puesta en marcha de la imprenta y así, mientras los conejos se multiplican a una velocidad inaudita, más profundamente se tiñen los dedos de mi madre de una tinta espesa y negra”, relata en un pasaje del libro (Alcoba 2008: 75).
A partir del 24 de marzo de 1976, el miedo lo comenzará a invadir todo. “Miedo por todas partes y una reclusión cada vez más extrema. ‘¡Esto es la guerra, mierda, la guerra!’, grita el Ingeniero” (Alcoba 2008: 101). Laura dejó de ir al colegio y su madre, integrante de la organización, ya no salía de la imprenta; hay operativos en barrios cercanos y allanamientos. “Yo sabía que los militares podían llegar en cualquier momento, que las armas estaban en el embute precisamente por eso” (Alcoba 2008: 108).
El 24 de noviembre de 1976 la casa fue atacada por más de cien efectivos del ejército y la policía bonaerense. En este operativo estuvieron presentes importantes personajes de la represión estatal: Carlos Guillermo Suárez Mason, jefe del Primer Cuerpo del Ejército, Adolfo Sigwald, jefe de la 10° Brigada de Infantería, Ramón Juan Alberto Camps, jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Miguel Osvaldo Etchecolatz, jefe de la Dirección de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Roque Carlos Alberto Presti, jefe del Regimiento N°7, área operacional 113, José Clemente Forastiero, jefe del Cuerpo de Infantería Motorizada, Oscar Ioppolo, jefe de la Unidad Regional 4ta de La Plata, y Osvaldo Sertorio, jefe de la Comisaría 5ta de La Plata.
[pullquote]El ataque a la casa de 30 duró más de cuatro horas y todas las personas adultas que estaban allí ese día fueron asesinadas[/pullquote]
El ataque a la casa de 30 duró más de cuatro horas y todas las personas adultas que estaban allí ese día fueron asesinadas: Diana Teruggi, Roberto Porfidio, Daniel Mendiburu Eliçabe, Juan Carlos Peiris y Alberto Bossio. Ese día fue secuestrada Clara Anahí Mariani Teruggi.
“El asalto se inició entre las 12:30 y las 13:00 del mediodía, la cuadra fue cortada y algunos militares se posicionaban en los techos de las viviendas vecinas. Fue entonces cuando dieron la voz de alto, pero seguido ese acto comenzaron a disparar”, relata Chicha Mariani y continúa: “la embestida fue tal que el lugar quedó semi destruido, el frente muestra aún hoy una cantidad impresionante de impactos de bala y un enorme boquete provocado por un proyectil de tanqueta que atravesó también una pared interior. Finalmente utilizando un helicóptero se arrojó a la casa una bomba de fósforo que incendió los cuerpos, ya asesinados, de quienes se hallaban allí”.
Daniel Mariani se encontraba trabajando en Buenos Aires en el momento del ataque y fue asesinado en el mes de agosto de 1977 en las calles 132 y 35, cuando estaba terminando de colaborar en la mudanza de Laura Carlotto (una de las hijas de Estela Barnes de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo).
El suceso tuvo una enorme repercusión pública que se vio reflejada en la cobertura periodística que recibiera el hecho, pese a la censura imperante. Los diarios El Día, La Prensa y Gaceta de los días 25 y 26 noviembre titularon: “Abaten en La Plata a otros 5 extremistas. Violento enfrentamiento en una finca de calle 30 entre 55 y 56.
[pullquote]El suceso tuvo una enorme repercusión pública que se vio reflejada en la cobertura periodística, pese a la censura imperante[/pullquote] Murió un policía y dos más resultaron heridos”. “Se conocen otros detalles sobre el violento tiroteo en la vivienda de calle 30”. Un comunicado oficial consignó que “…son siete los extremistas abatidos. Además del policía muerto, hay cuatro heridos. Funcionaba allí una imprenta”. Por su parte, La Prensa publicó la información en sus ejemplares extendidos los días 26 y 27 de igual mes, bajo los títulos: “Terroristas que fueron abatidos en La Plata” , “El Ejército informó sobre procedimientos en La Plata” y “Los golpes asestados a la guerrilla en La Plata”. Por último, La Gaceta hacía lo propio en su número del 25 de noviembre.
La madre de Daniel, Chicha Mariani, comenzó desde ese momento una incesante lucha por justicia y para encontrar a su nieta. Esto la llevó a fundar Abuelas y ser su primera presidenta. Diferentes personas y vecinos le contaron que la habían visto salir de la casa en brazos de un hombre luego del ataque.
A partir de una declaración judicial, se infiere que Clara podría estar viva. Juan Carlos Scelso, ex conscripto, declaró en el juicio oral por el Circuito Camps: “…volteé mi cara y veo a una persona de civil con el FAL colgado en el hombro, campera de jean, pantalón jean, pelo relativamente largo, barba de un par de semanas, con un pequeño bulto por así decirlo en los brazos. Me di cuenta de que era un bebé por la forma que lo tenía tomado, por cómo lo trasladaba y porque alcanzó a cubrirlo con una especie de cortina o de manta de color fucsia con motivos verdes. Pasó por mi lado con el supuesto bebé, porque hasta ese momento yo no sabía de qué se trataba, y lo llevaron hasta una camioneta que no estaba identificada con los distintivos del Ejército”.
En la sentencia dictada en 2013 por el TOC 1 de La Plata en la denominada causa Circuito Camps, los jueces acreditaron que “(…) el aparato criminal, ahora visualizado, se constituyó en la casa de calle 30 para aniquilar a sus ocupantes, cumpliendo eficaz y letalmente su cometido”; (…)“fueron las denominadas fuerzas conjuntas (ejército, infantería de marina y policía de la Provincia de Buenos Aires) quienes planificaron y ejecutaron los homicidios de Diana Esmeralda Teruggi, Roberto César Porfidio, Eduardo Mendiburu Eliçabe, Juan Carlos Peiris y de un NN masculino sin identificar y también quienes sustrajeron, retuvieron y ocultaron a Clara Anahí Mariani y que ello formó parte del plan criminal del gobierno de facto que se desarrolló en nuestro país durante los años 1976 a 1983”; (…) “La enorme magnitud del ataque y el poder de fuego desplegado, que se refleja en la destrucción de la habitabilidad de la casa, visto durante la inspección ocular realizada por el Tribunal, son harto demostrativas de que no existió bajo ningún concepto un enfrentamiento armado como argumentaron las fuerzas de seguridad, sino que, por el contrario las víctimas fueron brutalmente asesinadas”.
Hoy la casa de la calle 30, luego de haber funcionado durante algunos años como “Casa de la resistencia Diana Teruggi”, es un sitio de memoria que el 19 de marzo de 2011 fue inaugurado como Museo Mariani-Teruggi y es visitado por escuelas. Conserva casi la misma apariencia desde el día del ataque: recorrerlo en la actualidad de la mano de Chicha, en el marco del los procesos judiciales que castigan a los responsables del genocidio, es el mejor homenaje a todos los militantes.