Nora Cortiñas y el padre Pepe Di Paola se suman a la CPM
El próximo lunes 2 de noviembre la Comisión Provincial por la Memoria presenta a sus nuevos integrantes permanentes: la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas y el padre José (Pepe) Di Paola. La cita es a las 17 horas en la sede de la CPM, calle 54 Nº 487, entre 4 y5, La Plata.
ANDAR en derechos humanos
(CPM) Una madre Plaza de Mayo y un cura villero. Dos historias. Dos trayectorias. Una misma sensibilidad histórica y popular. Las plazas, las calles, el barrio. Un mismo legado: la militancia en defensa de la vida y de la dignidad de las personas. La militancia contra la impunidad y el olvido y las injusticias sociales.
Nora y Pepe son referentes en el campo de la lucha permanente por los derechos humanos, la memoria y el fortalecimiento de la democracia. Por ese motivo, la Comisión Provincial por la Memoria anuncia con enorme orgullo y felicidad la presentación de Nora Cortiñas y el padre José Pepe Di Paola como miembros permanentes del organismo.
Integrada por actores de organismos de derechos humanos, intelectuales, funcionarios universitarios y judiciales, artistas, religiosos de distintos credos, legisladores y sindicalistas, la CPM se consolidó, desde su creación, como un espacio plural y comprometido con las luchas populares por una sociedad más justa y humana. Esos mismos ideales y compromiso que Nora y Pepe asumieron en su militancia social y política.
Nora Cortiñas es madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Su hijo Carlos Gustavo Cortiñas fue secuestrado el 15 de abril de 1977 y aún permanece desaparecido. Desde entonces, Nora busca a su hijo y a todos los hijos y nietos, reclama el castigo a los responsables de los delitos de lesa humanidad y acompaña las luchas populares. En más de tres décadas de militancia social y política, ha recibido innumerables distinciones y homenajes en el país y en el exterior por su vocación y compromiso con la defensa de los derechos humanos.
El padre Pepe es un referente del trabajo eclesiástico en las villas; él mismo se define como “cura villero” y dice que es indispensable realizar una tarea de evangelización y contención de los jóvenes que han quedado afuera del sistema y que hoy sufren el avance de las drogas, principalmente el paco. Desde su trabajo territorial, y junto a otros sacerdotes, denunció que las villas eran zonas liberadas para el tráfico de drogas y armas; por ese motivo, fue amenazado de muerte y tuvo que autoexiliarse. En 2012, volvió y se hizo cargo de la Capilla Nuestra Señora del Milagro en la villa La Carcova. En la actualidad, continúa con la experiencia de Hogar de Cristo, un programa de recuperación, acompañamiento e inclusión para consumidores de paco.
Hoy el camino de Nora y Pepe se cruza con nuestro camino para seguir creciendo juntos, colectivamente, acompañando a los sectores más vulnerables, generando espacios de encuentro entre el Estado y la sociedad civil, y con el deber permanente de promover y defender los derechos humanos. Nora y Pepe: bienvenidos.