Preguntas y reflexiones en torno al día de solidaridad con las víctimas de tortura
En 1948 la comunidad internacional condenó la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes en la Declaración Universal de Derechos Humanos aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. En 1975, en respuesta a las campañas organizadas por diversas organizaciones no gubernamentales (ONG), la Asamblea General aprobó la Declaración sobre la Protección de Todas las Personas contra la Tortura y Otros tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes. Algunas reflexiones en torno a la actualidad de este problema
ANDAR en Catamarca
(Sebastián Vergara) En el marco del Día Internacional de solidaridad con las Víctimas de la Tortura (ONU) creemos que desde este pequeño lugar del mundo, nuestra querida ciudad de Catamarca, tenemos hoy la responsabilidad histórica de levantar nuestra voz para hacer audible el grito de miles de víctimas de esta práctica aberrante que nos retrotraen a las épocas más oscuras de nuestra Nación. No podemos permanecer indiferentes frente al grito de estas víctimas, no podemos hacer oídos sordos a su reclamo de justicia, no podemos seguir tolerando tanto dolor y sufrimientos “naturalizados” como algo normal y cotidiano.
La práctica sistemática de la tortura por parte de las fuerzas de seguridad debe hacernos pensar no sólo en qué modelo se sostienen nuestras estructuras policiales y penitenciarias sino en el fondo, en el modelo de sociedad que estamos construyendo día a día, en dónde la mayoría de estos crímenes repudiables quedan impunes o con penas simbólicas irrisorias e insignificantes en comparación al tremendo daño que causan en las víctimas y en todo el tejido social en general.
En este sentido como sociedad catamarqueña debemos preguntarnos por qué muchas veces estos sufrimientos y dolores no nos conmueven ni nos comprometen a construir un mundo menos violento, una forma de convivencialidad en dónde la norma no sea la indiferencia sino la empatía, en dónde no sea costumbre mirar para otro lado sino acercarnos al que sufre, rompiendo con la inercia del individualismo egoísta reinante en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
Estamos seguros que en la propia policía hay agentes que repudian estas prácticas, que no regresan tranquilos a sus hogares luego de presenciar o participar de estas situaciones. También sabemos que son la fuerza de choque frente a situaciones de violencia que a las que deben acudir cuando son solicitados. En este punto hay que preguntarse cuál es la raíz de esa violencia, en dónde se origina. Sin lugar a dudas lo decimos, la violencia primera es la profunda desigualdad social en donde sólo unos pocos viven como ricos y la inmensa mayoría vive de dádivas y subsidios. Esa es una violencia y una inseguridad que no sale todos los días en los diarios pero que lastima y origina todas las otras violencias. La tortura en las cárceles y comisarías de nuestro país es una de esas violencias que hoy queremos visibilizar junto a muchas otras personas alrededor del mundo solidarizándonos efectiva y concretamente con las víctimas que la padecieron y para que no existan más víctimas.
TORTURA NUNCA MÁS