MURIÓ UN DETENIDO ELECTROCUTADO EN BATÁN No es un accidente
Horacio murió electrocutado bajo la custodia del estado. Estaba preso en la Unidad 15 de Batán en Mar del Plata cuando recibió una descarga eléctrica fatal. Tenía 30 años.
ANDAR en las cárceles
(Agencia – M. S. V.) Cualquiera que haya recorrido alguna vez cualquier pabellón de una cárcel bonaerense puede asegurar que se trata de una muerte previsible. De hecho, podría asegurar que es incomprensible cómo no hay muchos más accidentes fatales de este tipo. Las celdas de los penales bonaerenses están iluminadas porque los y las detenidas instalan una conexión casera para poder encender una lamparita o una resistencia para calentarse. Los cables están expuestos colgando o sobre paredes húmedas, los interruptores no existen, ni los enchufes, ni ninguna medida de seguridad.
Horacio murió electrocutado 8 meses después de que la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), uno de los organismos que controla los espacios de encierro, presentara a través de su Comité Contra la Tortura un habeas corpus colectivo por el pésimo estado de las instalaciones en Batán. En esa presentación el organismo advertía que “en general toda la unidad se encuentra muy deteriorada, lo que debe imputarse a la falta de mantenimiento o a la realización de remodelaciones superficiales. De este modo, el precario estado de la construcción edilicia provoca constantes filtraciones de agua y humedad en todos los espacios, la que sumada a las numerosas pérdidas de agua en los distintos pabellones y celdas, hace que todos los pisos estén completamente mojados y, en algunos casos, las celdas se encuentren totalmente inundadas. (…) En lo relacionado a las instalaciones eléctricas es evidente no sólo la precariedad de las mismas, sino el grado de peligrosidad que mantienen, ya que consisten en cables pelados que se despliegan por todo el contorno de las celdas, por sobre las paredes mojadas de humedad”.
Igual Horacio murió electrocutado. Incluso después de que el Juzgado de Garantías Nº 4, a cargo del Juez Tapia, hiciera lugar a ese recurso y ordenara pericias que fueron realizadas por expertos de la Suprema Corte de Buenos Aires. La pericia, que conocieron todas las autoridades responsables, indicaba en su informe que «en los pabellones se observa un entramado de cables y conexiones con deficientes aislaciones (empalmes y conexiones precarias), lo que origina que pueda producirse la transmisión de un potencial eléctrico con el consiguiente riesgo de electrocución». También verificaba la ausencia de disyuntores diferenciales en varios pabellones.
Un año atrás, Guillermo también murió electrocutado pero en un penal de Mercedes. Un cable suelto se descolgó cuando él pasaba su cabeza a través del pasaplatos de la puerta de la celda para llamar al encargado. Ese día, como tantos otros, la guardia médica de la unidad no estaba. “Si hubiese existido un artefacto disyuntor eléctrico, cuyo costo es de alrededor de $ 250, el episodio no hubiese ocurrido. Es decir, el SPB mata por menos de una zapatilla”, dicen desde el Comité contra la Tortura luego de trabajar el caso.
A Horacio y a Guillermo los mató la desidia del estado. Los mató la cárcel. Según informa el mismo Servicio Penitenciario Bonaerense en el 2014 se murieron más de un centenar de personas, o sea dos muertes por semana de personas que se encuentran bajo la custodia estatal. En Batán particularmente murieron el año pasado 3 detenidos, a uno de ellos lo dejaron quemarse vivo. Según datos de la Mesa contra la violencia institucional en el Departamento Judicial de Mar del Plata se han interpuesto más de treinta denuncias penales por incumplimiento de resoluciones judiciales derivadas de habeas corpus correctivos por la situación de Batán.
“Para que esta situación cese, cada muerte debe encontrar sus responsables en los funcionarios penitenciarios y políticos que tienen al servicio penitenciario a su cargo” afirman desde el Comité contra la Tortura. Aun cuando parezca un accidente.