Informe del Observatorio de Medios sobre Infancia y Adolescencia
ANDAR en Olavarría
Los diarios dan una imagen sesgada sobre la infancia y la adolescencia
(Agencia ZUM/FACSO) El Observatorio de Medios la Agencia de noticias para la Niñez y Adolescencia, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Unicén, presenta su primer informe acerca de las coberturas sobre niños, niñas y adolescentes en los medios gráficos digitales de Olavarría y la región. Concentración de temas, notas poco profundas y con escases de fuentes citadas o identificadas atentan contra la calidad periodística en la temática
Un periodismo más comprometido con la niñez y adolescencia, que incida en la construcción de una realidad «más positiva» y justa para ellos, es el desafío de los medios gráficos. De un total de 196 coberturas sobre infancia, el 62,24% no incorpora voces citadas o identificadas y el 31,63% utiliza apenas una. Los datos se desprenden del primer informe elaborado por el Observatorio de Medios de ZUM, perteneciente a la Facultad de Ciencias de la UNICEN. Lo más preocupante es que casi no aparece la propia voz de los chicos y chicas: sólo dos notas (2,70 %) los incluyen como fuente y más de la mitad de las noticias sobre violencia utiliza estereotipos y términos peyorativos.
El informe comprende el análisis de las noticias publicadas por cuatro medios gráficos en su versión digital (dos de Olavarría, uno de Tandil y otro de Azul). Identifica los temas más frecuentes con los que esos medios vinculan a los chicos y chicas, y también los invisibilizados o de los que nunca se habla. Analiza además, cuáles son las fuentes prioritarias consultadas, la profundidad de las coberturas y si éstas contribuyen a la promoción y defensa de los derechos o, por el contrario, a su amenaza u omisión. El objetivo del informe es detectar puntos clave como esos para contribuir al desarrollo de un periodismo de mayor calidad en la temática, que colabore en la consolidación y defensa de los derechos de los niños, niñas y adolescentes
Los temas más tratados y los ausentes
La agenda periodística está demasiado concentrada en pocos temas, según el informe. El eje mayoritario es el deporte con un 38, 27%, en segundo lugar la educación con un 24, 49 % y en tercer lugar la violencia con un 10, 71%.
Con la primera temática, las coberturas se limitan a ofrecer información sobre encuentros deportivos y sus resultados, sin trascender la gacetilla. De un total de 75 notas dedicadas al tema, sólo siete (9,33%) incluyen fuentes explicitadas y dos (2,66 %) tienen en cuenta la voz de niños, niñas o adolescentes como protagonistas.
En materia de educación, la mayoría de las coberturas trata sobre políticas macro educativas, actos escolares institucionales y problemas de infraestructura y financiamiento. Un lugar minoritario ocupan subtemas como educación especial, educación no formal y proyectos educativos institucionales. En números, sólo una nota, de un total de 48 referidas a educación, incluye como fuente la voz de los estudiantes.
El delito contra la propiedad, el abuso sexual de niños y niñas y casos de violencia social, que ubican a los jóvenes tanto como víctimas o victimarios, representan el tercer tema en orden de importancia: la violencia. Allí las coberturas tienden a mostrar a los jóvenes como «un problema», utilizan estereotipos para representarlos y términos peyorativos para nombrarlos.
La promoción de derechos en materia de infancia y adolescencia (8, 67 %), salud (7, 14 %), cultura (5, 61 %) y ciudadanía (2, 04)% son, según el Observatorio, temas minoritarios para la agenda. La pobreza, el abandono, la situación de calle, género y sexualidad son temáticas a las que se les dedica poco espacio e iguales reflexiones. La política y adolescencia, la profesión de cultos, la explotación del trabajo infantil y la formación para el trabajo de adolescentes, están ausentes.
La defensa de los derechos, tarea pendiente del periodismo
Los medios son actores estratégicos con capacidad de instalar temas y enfoques favorables al desarrollo y ejercicio pleno de los derechos. Pero a veces, la falta de tiempo con el que se trabaja en las redacciones, el interés por la noticia minuto a minuto o la falta de conocimientos específicos en niñez y adolescencia genera que las notas queden descontextualizadas, carezcan de profundidad y perspectiva de los propios chicos y chicas.
La mayoría de las notas analizadas (71, 93 % del total), no se encuadran desde una perspectiva de derechos, según el informe y las pocas que sí lo hacen, los promueven en materia de educación, salud, deportes, políticas públicas e igualdad de género.
El 20, 68% de las notas omiten derechos o refuerzan su vulneración en temas como cuidado parental, tenencia de niños y niñas y abuso sexual. En éste último, si bien los medios contribuyen a la promoción de los derechos porque denuncian casos o hacen seguimiento de causas, también vulneran la privacidad y dignidad de los niños, niñas y adolescentes. La mayoría de las notas mencionan información innecesaria, estigmatizan el entorno cercano a las víctimas (familia, barrio), utilizan términos peyorativos y espectacularizan el relato. En muchos casos se omite el derecho a la privacidad y reputación de las niñas y los niños cuando son víctimas (establecidos en los artículos N° 10 y 22 de la Ley de Protección Integral de los Derechos del Niño y la Niña) al no preservar datos que pueden dañar su dignidad individual y la de sus familias.
En temáticas vinculadas a la violencia social y los delitos, se hace hincapié en la minoridad, utilizando términos peyorativos y reforzando estereotipos que vinculan a adolescentes procedentes de determinados barrios como agentes de violencia.
¿Quiénes tienen la palabra? Cuando se refieren a los chicos y chicas, los medios analizados por el Observatorio, olvidan su derecho a la expresión (garantizado en el Artículo 13 de la Convención de los Derechos del Niño) y prefieren la voz de los adultos. El entorno cercano a los niños y niñas, familias y docentes (37, 84%) y los poderes públicos a través de sus funcionarios (35, 14%) concentran las voces de las coberturas. Menor espacio tienen la sociedad civil (18, 92%), los expertos (14,86%) y casi nulo los propios protagonistas de las coberturas, consultados sólo en dos ocasiones (2,70%).
Dedicarle más tiempo al armado de una nota, investigar más, consultar más fuentes y valorar como prioritaria la voz de los chicos para incorporar sus puntos de vista a sus propias realidades, es el desafío de los medios de Olavarría y la región. Para ello es necesario un cambio de mirada que contemple a los niños y niñas como ciudadanos plenos con derechos adquiridos, y no ya como destinatarios pasivos de la ayuda de los adultos.
Cuidar la palabra, también los cuida
Según la investigación, más de la mitad de las noticias que vincularon la adolescencia con la violencia utilizan estereotipos y hacen uso de términos peyorativos como sinónimo de niños, niñas y adolescentes: «menores», «inadaptados», «delincuentes», «adolescentes que tienen en vilo a la comunidad», «bando», «sospechoso de 14 años» y «malvivientes», entre otros.
Los niños y niñas no son responsables de las situaciones por las que atraviesan. Muchas veces, tal vez por desconocimiento y haciendo uso de términos naturalizados, los medios utilizan un lenguaje que tiende a culpabilizarlos y a instalar prejuicios. Nombrar la niñez y adolescencia de manera adecuada, sin hacer uso de términos «heredados» de la legislación anterior (Sistema de Patronato que suponía que los niños, niñas y adolescentes conformaban la «minoridad») colabora con el resguardo y la protección de los chicos.
Los sustantivos y adjetivos que vinculan a los chicos y chicas con la delincuencia y la minoridad, contribuyen a perpetuar conceptos que vienen del ámbito judicial e instalan en la sociedad la idea de que los jóvenes son peligrosos. Se refuerza así su condición de victimarios y se equipara la responsabilidad penal de los niños con la de los adultos. Situación que no encuentra correlato en el marco legislativo internacional, nacional y provincial sobre niñez y adolescencia.