MATÍAS BARRETO FUE ASESINADO POR UN DISPARO EN LA ESPALDA La versión policial y el “error” con las postas de goma
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(Agencia) “Aparentemente, uno de los policías se equivocó. Cometió un gravísimo acto de negligencia” opinó un jefe policial de Zárate. “Pensaba que el arma estaba cargada con balas de salva (postas de goma), que son utilizadas para persuasión. Fue un accidente”, dijo, en su primera declaración judicial, el policía que realizó el disparo, Silvio Barreto.
Su apellido, Barreto, resultó ser el mismo que el de su víctima, asesinada por una bala policial en un nuevo caso de gatillo fácil. La madrugada del 6 de junio Matías Barreto, de 18 años, conversaba con un grupo de amigos en la esquina de las calles Islas Malvinas y Pintos, del Barrio Municipal de Zárate, minutos antes de recibir el disparo por la espalda.
El crimen ocurrió en el predio de una obra en construcción situada a pocos metros de la casa de su abuelo con quien el joven vivía. Un llamado telefónico al 911 realizado por un vecino molesto por los ruidos hizo que a los pocos minutos llegara un patrullero con efectivos policiales. Al bajar del vehículo advirtieron que los jóvenes, asustados, comenzaban a correr alejándose del lugar.
En la confusión, los chicos lograron escaparse, excepto Matías, que recibió un impacto letal de proyectil de Ithaca en el torso. Minutos después, durante el traslado al nosocomio más cercano, el joven murió.
En un primer momento, en base a relatos de testigos de la zona, se creyó que el disparo había sido realizado por una mujer que integraba el operativo policial. Horas después, un agente de la dependencia de Campana que esa noche realizaba horas core en Zárate se adjudicó la autoría del disparo.
La investigación estuvo inicialmente a cargo del fiscal Martín Zocca pero, por la intervención de un funcionario público en la comisión del delito, la pesquisa pasó a la Fiscalía de Delitos Complejos departamental, a cargo del doctor Montani.
Los familiares del joven asesinado están siendo acompañados y asesorados por integrantes de la Secretaría de Derechos Humanos de la Municipalidad de Zárate, y pidieron que Gendarmería Nacional fuera la encargada de la realización de la autopsia, análisis y peritajes correspondientes, a fin de evitar que dichos exámenes fueran llevados a cabo por personal de la misma fuerza que cometió el crimen.
Un “error” que se repite
En Zárate, el asesinato del joven Matías Barreto no es el primero. Hace menos de un año, el 19 de octubre de 2012, en el barrio Juana María, Fernando Duarte, de 15 años, recibió un disparo por la espalda por parte de un efectivo de la Bonaerense. Murió desangrado por falta de asistencia médica.
En esa oportunidad también la alerta a la policía había sido dada por parte de una vecina. Llegados al lugar, los policías comenzaron a realizar disparos contra los menores porque supuestamente “se aprestaban a cometer un robo”. A los 15 años lo mató una bala policial.
Dos años antes, el 14 de septiembre de 2010, en el Parque de la Cruz, el sargento Pablo Barber disparó contra Rodolfo Zapata, quien también recibió un disparo por la espalda y murió desangrado minutos después. El joven había sido sorprendido, amenazado y hostigado, mientras tomaba una gaseosa con dos amigos.
Un año más atrás, el 19 de junio de 2009, el policía Pablo Martín Sanhuesa disparó contra Juan Cruz Marquez, de 26 años, cuando salía del local bailable. El impacto fue en la espalda de la víctima, Juan Cruz murió desangrado sin llegar a recibir atención.