EN EL PROGRAMA JOVENES Y MEMORIA DE LA CPM Sebastián Nicora presente
“Para que se haga justicia y no haya un pibe menos; no sólo en Punta Indio sino en ningún lugar del país”, dice Andrea, una de las estudiantes que junto con otros compañeros de la EES N°3 hace dos años investigan y trabajan en el caso de Sebastián Nicora, el joven de 16 años que fue asesinado en su localidad. En 2013, presentaron en el programa Jóvenes y Memoria de la Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos Aires (CPM) un video sobre el caso, recuperando testimonios locales. En 2014, realizaron un mural como marca permanente de una herida a la que la justicia aún no ha encontrado ningún responsable.
ANDAR en Punta Indio
(Agencia) La aparición del cuerpo sin vida de un joven de 16 años en la costa del balneario El Pericón fue motivo de alarma entre los vecinos de Punta Indio. A partir de los interrogantes “¿qué hay detrás de todo esto? y ¿quién fue el asesino?”, un grupo de estudiantes de la EES N°3 de Punta Indio decidió investigar sobre el caso de Sebastián Nicora y exhibir un video en el marco del programa Jóvenes y Memoria, acompañando la denuncia de Fernanda Nicora, una madre que continúa en una incansable lucha por el esclarecimiento del asesinato de su hijo.
“’Es que andaba metido en cualquier cosa’; ‘bueno, hay un pibe menos, un chorro menos, un drogadicto menos’, nos decían algunos vecinos cuando le consultábamos por el asesinato de Sebastián”, recuerda Andrea, una de las chicas que compone el grupo investigador. “¿Y eso qué importa?”, se pregunta y casi en un acto inmediato se responde “eso no justifica nada, nadie se merece la muerte”.
En una nota publicada en el diario local El Colono, la directora general de la CPM, Sandra Raggio, explicaba: “¿Quién lo mató? La primera imputación recayó en un niño como él, otro ‘pibe problemático’, como decían de Sebastián, haciendo uso de un estigma social que se construye socialmente y se fortalece y reproduce desde el Estado con el accionar de las agencias de seguridad pública que buscan chivos expiatorios, los más débiles de la sociedad, a quienes responsabilizar de todos los males y así exculparse”.
Así, algunos de los adultos recurrieron al viejo dicho “por algo habrá sido”, intentando aliviar responsabilidades sociales así como aminorar el impacto de tal aberrante escena: el cuerpo de un joven sin vida en la playa de un pueblo tranquilo.
Los jóvenes, sin embargo, vieron en el crimen una interpelación clara: un par, un chico como ellos, había sido asesinado. A esta preocupación inicial se sumó el rol ineficaz de la justicia que además de no hallar un culpable brindó como respuesta con diversas hipótesis del crimen inverosímiles y plagadas de irregularidades provenientes de la investigación policial. Entonces, surgió una nueva pregunta: ¿qué era lo que se estaba encubriendo?
“El impacto fue bastante grande. Él tenía muchos amigos. Yo no era amiga de Sebastián pero lo conocía, nos conocemos todos acá, y la verdad es que fue muy duro”, explica Andrea al tiempo que presenta a Lucila, amiga de Sebastián. “Yo sí era la amiga, íbamos juntos a la escuela, y lo recuerdo así como era, con una sonrisa” dice Lucila. “Sebastián es un pibe menos que hay en el pueblo y me parece que se tendría que hacer justicia”, sostiene. “Nosotros lo que queremos es que se consiga justicia y que a la mamá la ayudemos, porque ella también necesita que su hijo descanse en paz y estar tranquila. Lo que queremos lograr es eso, que no baje los brazos. Que no haya un pibe menos”, expresa Lucila.
Además de presentarlo en Chapadmalal -lugar en el que año a año más de 10 mil jóvenes se encuentran para poner en común los proyectos que trabajaron durante todo el año en el programa Jóvenes y Memoria-, los estudiantes de la EES N°3 proyectaron el video en el municipio con motivo del primer aniversario de la muerte de Sebastián. “A mucha gente le gustó, estaba muy de acuerdo. Nosotros nos habíamos animado a hacer las preguntas que ellos no se animaban. Entonces les pareció muy lindo todo”, recuerda Lucila.
Pese a las múltiples manifestaciones, el caso aún no ha sido resuelto. En octubre del año pasado, gracias a la lucha de Fernanda Nicora y con el patrocinio de la Comisión por la Memoria, se logró que se hiciera una nueva autopsia del cuerpo que determinó que la causa de muerte fue por un disparo de arma de fuego, y no con un golpe en la cabeza como había determinado la primera autopsia ¿Pudo un médico confundir los orificios de salida y entrada de bala con un golpe? es un nuevo interrogante que surge, el cual sin duda reafirma las irregularidades de la causa.
“No puede ser que a dos años de un caso tan importante y en un pueblo tan chico no se sepa la verdad. La policía tendría que haber actuado al instante, no haber hecho las irregularidades del caso que hay, logrando que no se sepa nada”, señala Andrea y concluye: “Por eso queremos que se sepa. La justicia está para cumplir su rol y nosotros queremos que se sepa, queremos hacer memoria, y que nadie se olvide de él”.
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