ENTREVISTA Presentación de “Historias mínimas”, función de teatro espontáneo en el MAM
En el marco de la muestra artística sobre diversidad y disidencia sexual L*SOTR*S, el próximo viernes 7 de noviembre a las 21 hs se presentará en el MAM- calle 9 e 51 y 53- el elenco NuNca en BaBia, elenco inestable de teatro espontáneo coordinado por Diana Fainstein*.
ANDAR en el teatro
Hablamos con Diana para conocer la experiencia y comprender cómo se construye una obra sin guión previo a partir de la intervención activa del público. Un desafío frente a una expresión artística que combina la sensibilidad del psicodrama, improvisación y acciones performáticas para bucear en el trauma, la cotidianeidad, los desencuentros, el amor; promoviendo, entre quienes adoptan la propuesta, lo lúdico, el espíritu creativo y una nueva perspectiva de miradas.
¿Qué es el teatro espontáneo?
En principio el Teatro de la Espontaneidad fue una exploración que llevó a Jacobo Levy Moreno a crear el psicodrama. Esto sucedía a principios del siglo XX. A partir de los años 60 Augusto Boal en Brasil, y de los 70 Jonathan Fox en Nueva York crean dispositivos teatrales que permitirán trabajar con las realidades y cotidianeidades de la comunidad.
Hoy entiendo el Teatro Espontáneo como producciones dinámicas que circulan por esos puentes, se van enriqueciendo con nuevas propuestas de improvisación y acciones performáticas. Reúne las condiciones del teatro entre las que puedo enunciar día y horario de encuentro; sala o lugar abierto en el que se delimita un espacio escénico habitado por el elenco y un espacio del público. Asimismo, integra entre ambos el rol de la dirección o coordinación, a la vista. La búsqueda de una poética surgirá del entrenamiento de cada elenco.
[pullquote]El público tiene un lugar de participación narrando alguna situación, nombrando alguna emoción o sensación.[/pullquote]
Entiendo que se trata de una práctica contra hegemónica en relación al teatro en términos convencionales. El público tiene un lugar de participación narrando alguna situación, nombrando alguna emoción o sensación. La espectadora o espectador que, por resonancia con el “caldeamiento” inicial, tiene una imagen, situación, vivencia, sueño, fantasía y, decide compartirla. La coordinación irá parafraseando el relato y facilitará la construcción de la dramaturgia y la elección de los teatristas que van a poner en escena esa historia, a partir de la cual van surgiendo otras.
¿Cómo se hace y con qué aportes se trabaja con esta herramienta?
Podríamos hablar básicamente de dos quehaceres. Un quehacer tiene que ver con la función pública o puesta en escena de lo que comenté en la pregunta anterior. En este caso no me voy a extender en la intervención temática-sociocomunitaria a demanda de instituciones y grupos particulares que tiene características singulares de acuerdo al contexto y contenido.
Otro quehacer es el entrenamiento de quienes constituirán un elenco. En mi caso es una tarea periódica, que requiere adhesión, compromiso, pertenencia, cooperación y un proceso de aprendizaje no menor a un año, a veces más, hasta que esas personas se perciban y sean percibidas por la coordinación como disponibles para transitar todo tipo de escenas. No todas lxs integrantes que entrenan integran elencos. Muchxs lo hacen como un trabajo de desarrollo personal y en algunos casos enriquecerá su labor profesional.
En cuanto a los aportes, a mi me interesa abordar al elenco y al grupo de entrenamiento, como un grupo operativo, siguiendo las premisas de Pichón Rivière (Psicología Social). El Teatro Playback (Jonathan Fox) el Teatro Foro y Teatro de lxs oprimidxs (Augusto Boal), el Psicodrama (Jacobo Levy Moreno), la Multiplicación Dramática (Kesselman y Pavlovsky) participan en la trama. Mi experiencia personal está enriquecida por el teatro de acción, la improvisación a partir del movimiento, el trabajo sensoperceptivo, la realización de videos, las performances, las intervenciones en espacios públicos (calles, plazas, marchas) con la premisa “sorprender, atacar, desaparecer”. Pongo el acento en el registro de lo que se siente al transitar una escena, al ocupar un lugar, al cambiar de posición.
El arte interviene en lo social y es transformador. En este caso además podemos decir que es una herramienta terapéutica para el/la que “hace” y para los que “recepcionan”? ¿por qué?
Porque produce crecimiento, bienestar y permite visibilizar múltiples sentidos de una situación que se presenta como conflictiva, a veces estanca. El trabajo sobre lo que las personas sentimos al ocupar un lugar, al vincularnos con otrx, cala profundo y desarticula el discurso verbal. Es frecuente que lxs participantes se muevan desde con un concepto antiguo que tienen de sí mismxs. En este sentido, el concepto se actualiza y permite ensayar otras direcciones.
¿Cómo desde el teatro espontáneo se trabaja con la memoria, el trauma, el dolor?
Es algo que va sucediendo de un modo que aparece como natural. Narrar y compartir son acciones humanas que se han ido perdiendo por desconfianza y miedo. Cuando alguien puede crear un espacio de confianza, intimidad y respeto, sumado a la instrumentación necesaria para acompañar, contener y facilitar cambios de sentido, naturalmente aparece algo de lo que nos constituye: historias. Si una situación es dolorosa o traumática, poder narrarla, compartirla y verla llevada a escena por compañerxs de un proceso grupal es altamente reparador.
¿Cómo explicarías que los actores resuelvan una situación narrada como “caja de resonancias”?
El entrenamiento permite que lxs teatristas que integran un elenco escuchen sensiblemente la narración, que deviene escena, entonces pueden abordar los roles, posiciones, personajes que les son adjudicados por analogía con sus experiencias; o por identificación. Como si esa escena les fuera propia, la podría haber relatado cualquiera; por resonancia, algo de lo latente, enriquecido por el entrenamiento, permite ocupar esa posición. El entrenamiento y la creación de códigos dentro de cada grupo-elenco es primordial para escuchar y resonar en sentidos vinculados con lo sustancial de esa escena.
¿En función de tus experiencias con distintos grupos e intervenciones, qué aportes, cambios, efectos has logrado registrar en los participantes de los talleres?
Creo que quienes pueden integrarse al espacio que llamo Laboratorio de Teatro Espontáneo y Teatro Foro van haciendo un clásico proceso grupal. Un primer momento de fascinación y sorpresa vinculado a descubrir algunos universales humanos, cierto tipo de sensaciones y emociones comunes a todas las personas. Luego puede ocurrir que se presente cierta resistencia que aparece como un “no comprender” cuál es el borde por el que transitamos. Se manifiesta a través de preguntas tales como “lo digo yo o el personaje”. Finalmente la comprensión y entrega, nutrida por la sorpresa casi constante.
[pullquote]Si una situación es dolorosa o traumática, poder narrarla, compartirla y verla llevada a escena en un proceso grupal es altamente reparador[/pullquote]
Indudablemente una persona que puede atravesar ese proceso, en un grupo absolutamente diverso, con ideas y convicciones distintas se beneficia y transforma. El poder jugar a ser otro-otra, una fuerza de la naturaleza, una energía, ponerse en otro lugar, flexibiliza y otorga múltiples miradas. En el marco de mi propuesta quienes no logran trabajar de forma solidaria y cooperativa, comprendiendo que la acción de todxs nutrirá la escena, necesitará encontrar otros espacios. Trabajamos mucho sobre la escucha y reconociendo la “batalla de egos” que nace en el espacio escénico. Hace más casi veinte años que esta tarea me deja amigxs y compañerxs de trabajo entrañables. Casi todxs refieren cambios de posiciones en sus trabajos, en sus vidas familiares, afectivas.
¿En qué consiste una función de teatro espontáneo?
Una función de teatro espontáneo puede tener lugar a modo de intervención específica o temática, con un propósito previamente acordado con quienes se interesaron e hicieron la demanda. Es lo que llamamos Intervención Institucional o Comunitaria de acuerdo al contexto. Por otro lado hay funciones públicas, abiertas. Estas últimas pueden o no tener un tema en la convocatoria. El público asiste en un horario prefijado a un espacio en el que habrá un elenco entrenado y una coordinación o dirección. En mi caso cuando la gente va llegando las y los teatristas están caldeando en movimiento acompañadxs por un músico que se va adaptando a las atmósferas de cada momento.
Una vez instalado el público en su espacio, la coordinación presenta la tarea y cada integrante del elenco se presenta. Se le pregunta al público qué palabras, sensaciones, imágenes se les revelan en ese momento y de ese modo las vamos viendo con modalidad de esculturas dinámicas, imágenes en acción. De este modo vamos entrando en un clima que facilita que algunas personas del público quieran narrar una historia que puede o no ser propia, actual, pasada, futura o fantaseada. Se invita a la persona interesada a sentarse al lado de la coordinación, en un espacio entre el espacio escénico y el de los-las espectadorxs. La coordinación acompaña el relato con preguntas y parafraseándolo. Quien narra elige qué integrantes del elenco va a trabajar en su escena y la vemos. A partir de esa primera escena el público empieza a resonar y facilitamos que pueda relatar. Después de todo somos historias, solo se trata de compartirlas.
¿Podes citar algunas de las historias o narraciones que te hallan llamado la atención que aparecieron en el/los públicos? Alguna historia que no se haya podido teatralizar?
Todas las historias se pueden mostrar en escenas. Dependiendo del relato y del registro que la coordinación tiene de quien relata, se propondrá el modo más apropiado para abordarla. Suelen sorprenderme las situaciones que presentan niñxs y adolescentes que van con familiares. Ahora no se me ocurre ninguna particular. Lo más frecuente es que me siga sorprendiendo cómo las personas comparten intimidades, fragmentos biográficos, escenas de poder, de amistades, de amores y odios. Situaciones familiares, de pareja, de trabajo, los conflictos de la vida toda ahí, en ese pedacito de tiempo y espacio. Me siento muy agradecida por recepcionar y trabajar con esas intensidades. Muchas veces me asombra cuando alguien narra, vemos y a continuación otro espectador o espectadora que quiere ver la misma escena pero un tiempo después, o en un momento diferente. Es algo que enriquece y proporciona más información a quien facilitó la escena original.
Todas las personas pueden hacer Teatro Espontáneo en tanto adhieran a la propuesta, el grupo crece y sigue en movimiento.
*Diana Fainstein es psicóloga social y coordinadora del Laboratorio de Teatro Espontáneo y Teatro Foro, La Plata.