ESPECIAL MONTE PELLONI “Cada militar tiene su legajo, si después se extravían o los manipulan es otra cosa”
Carlos Kuntz y Miguel Tumini son dos testigos presentados por la defensa de Walter Grosse. Kuntz, productor agropecuario, es cuñado de Walter Grosse, y Tumini es un militar retirado. Sus testimonios hicieron hincapié en la fecha en que Grosse estuvo con hepatitis y el acta de salud en el Regimiento 2 de Tiradores Blindados de Olavarría.
ANDAR en los juicios
(AC-FACSO) Carlos Benito Kuntz, es productor agropecuario y está casado con Bárbara Grosse, hermana de Walter Grosse. Contó que vino sólo dos veces a Olavarría: en 1977 cuando Grosse estaba internado, y ahora a declarar. “No recuerdo fechas con precisión, si hechos y circunstancias”, puntualizó antes de dar su breve testimonio.
Manifestó que Grosse vivía en un departamento junto a Bárbara, por ese entonces embarazada, y Érica, su hija mayor, aunque no pudo recordar si Germán (hijo de Grosse) también estaba allí. “No entré a la habitación porque no había tenido hepatitis”, expresó y afirmó que sabe que Grosse “se contagió de hepatitis por su hija”. Cuando la fiscalía le pregunto si recordaba en qué fecha Grosse padeció la enfermedad, Kuntz refirió que “coincidía con más de la mitad del embarazo de Bárbara”, y que a su vez, ella lo atendía porque “tenía una licencia del ministerio de Educación porque era docente”. Volvió a desconocer el tiempo en que se prolongó la hepatitis, pero afirmo que deben haber sido “entre 50 y 60 días” y que no supo si durante su visita Grosse se encontraba en los comienzos o en el final de la enfermedad.
No hubo más preguntas para el testigo, por lo que Carlos Kuntz se paró y se sentó en el auditorio a presenciar el devenir del juicio junto a una mujer lo acompañaba. Estuvieron un tiempo durante el testimonio de Miguel Ángel Tumini y luego se fueron.
Miguel Ángel Tumini es un militar retirado que trabajó en el Regimiento 2 de Tiradores Blindados de Olavarría entre 1976 y 1980. En su testimonio, la presencia del olvido en datos precisos fue una recurrencia muy notoria.
Tumini es un militar retirado que entre 1976 y 1980 fue suboficial del ejército en el regimiento 2 de Tiradores blindados de Olavarría. Fue citado a declarar en defensa del capitán retirado Walter Grosse. Tumini manifestó ser encargado de la oficina de justicia, y entre las actividades que realizaba, se encontraban la de labrar “actas por accidente, enfermedades, etc”, todas vinculadas a personal del ejército. Identificó a Grosse como Oficial de la unidad. Refiriéndose a la ausencia de Grosse, Tumini dijo “me acuerdo que tuvo una enfermedad, hepatitis. Llegó a mis manos el acta, se comentó mucho porque la señora estaba embarazada de una criatura y quizás podía contagiarla”. No pudo puntualizar con precisión sobre el tiempo de ausencia de Grosse “pero debe haber sido por dos o tres meses”, respondió. La defensora Ollea le preguntó si conocía la situación de algún otro familiar de Grosse, “creo que la hija mayor también tenía hepatitis, y la señora estaba embarazada de 3 o 4 meses”.
La fiscalía hizo sus preguntas basándose en las funciones en que se desempeñaba Tumini. Con respecto al acta de certificación de la hepatitis, se le preguntó adónde era remitida. “Al jefe de la unidad, que la firma y luego a sanidad”, expresó. El fiscal Romero, por parte de la querella, le preguntó a quién la derivaban, y Tumini respondió “Creo que a Verdura”.
La querella quiso saber sobre los trámites que realizaba en su función. “Actuaciones de Justicia Militar. Si a un músico se le caía un instrumento, si alguien se caía a caballo, se esguinzaba, se labraba una actuación, un registro”, dijo Tumini. “Cada militar tiene su legajo, si después se extravían o manipulan es otra cosa…”, fue su frase para tratar de dar por cerrado las contradicciones que podían expresarse en torno al acta de enfermedad. “Además, hay un libro de puño y letra, de control de las actuaciones en donde registraba todo, como un libro contable”. Cuando la querella le preguntó si sabía dónde podía estar ese libro, Tumini dijo “en la oficina del regimiento”. Luego mostró su incomodidad al no poder responder ni recordar con precisión, a diferencia de los testigos aportados por la querella: “¿Tengo la obligación de acordarme de todo después de 30 años?”, expresó disgustado por la dificultad de dar cuenta sobre lo preguntado.
La querella quiso puntualizar sobre lo registrado en ese libro. “¿Recuerda haber registrado deserciones de conscriptos?, indagó el fiscal Romero, a lo cual Tumini respondió afirmativamente. Cuando fue consultado por la víctima-testigo Rubén Francisco Sampini, que en ese entonces realizaba el Servicio Militar Obligatorio, dijo no recordarlo.
Sobre el lugar que tenía Tumini en la unidad, contó que estuvo entre 1976 y 1980 en la jefatura. Por su parte, el abogado querellante César Civo le preguntó si durante ese tiempo escuchó o estuvo al tanto de lo caracterizado como “lucha contra la subversión”. Ollea, defensora de Grosse, quiso objetar la pregunta por inadecuada “y porque cualquier hecho vinculado puede autoincriminar al testigo, y afectar su defensa a derecho”. El Juez Portela reafirmó la pregunta, dándole pertinencia, ya que la misma apuntaba a a saber qué sabía el testigo al respecto, sobre lo que veía. “Hice guardias en el penal de Sierra Chica durante dos meses. Estábamos al mando del Subteniente Díaz Losa, y hacíamos una guardia perimetral alrededor del penal para vigilar a los presos políticos de todo el país que eran llevados ahí. Los diferenciábamos porque estaban vestidos de otra manera”, manifestó Tumini, pero dijo no saber qué institución era la encargada de detenerlos. Cuando le puntualizaron que tipo de actividades no cotidianas se presentaban, Tumini recordó “tuvimos clases educativas en donde aprendíamos que había movimientos revolucionarios, pero no recuerdo los oficiales que las daban. Esas clases consistían en el respeto para con la ciudadanía, el trato afable que debíamos tener, educado”, respondió Tumini. El olvido y el desconocimiento durante el testimonio de Tumini fue una recurrencia muy presente. Tampoco supo decir quién eral el jefe Oficial de Inteligencia, aunque sabía que la unidad “estaba a 200 metros de mi oficina de trabajo”. Civo le preguntó si conocía la actividad de los imputados. “Grosse era Oficial de la unidad, Leites jefe de escuadrón, Verdura jefe de la unidad, y Ferreyra estaba en logística”. Sobre Monte Pelloni, refirió que “fueron a hacer ejercicios finales, pero nada más”. De esa manera finalizó su testimonio.
INFORME ESPECIAL: El juicio. Cobertura completa