LA CPM CONVOCÓ A 500 MILITANTES DE TODA LA PROVINCIA 40 años del Golpe: el nunca más de hoy es ni un pibe menos
“Hay una agenda que construimos día a día, es una agenda por la solidaridad, una agenda por la igualdad”, dijo el vicepresidente de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), Víctor Mendibil, durante el encuentro provincial de la militancia por los derechos humanos. La CPM reunió a unos 500 actores y organizaciones sociales, políticas y culturales para pensar estrategias de intervención territorial para la defensa y promoción de los derechos humanos.
Andar en el territorio
(CPM/Agencia) Durante todo un día, víctimas, sobrevivientes, militantes, educadores, comunicadores, artistas, académicos se encontraron en las salas y pasillos del Pasaje Dardo Rocha para pensar colectivamente las mismas preguntas: ¿qué hacemos? y ¿cómo lo hacemos?
La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) convocó a organizaciones y activistas de toda la provincia de Buenos Aires reuniendo a unos 500 actores políticos, sociales y culturales que militan cada día por la defensa y la promoción de los derechos humanos.
“Queremos promover debates públicos y prácticas emancipatorias para fortalecer nuestra democracia”, señaló el integrante de la CPM Roberto Cipriano García y agregó: “La Comisión Provincial por la Memoria es una construcción colectiva que hacemos con el esfuerzo militante de cada uno de ustedes”. En el auditorio, los participantes que seguían la presentación del encuentro habían transitado el mismo camino de trabajo. “Nos enorgullece encontrarnos una vez más para compartir nuestra experiencia, nuestra lucha, nuestras convicciones”, reflexionaba Víctor Mendibil, vicepresidente del organismo.
Hay palabras que se repiten en cada intervención: compromiso, justicia, democracia, desigualdades, violencias. Emancipación significa liberación de cualquier tipo de subordinación, es decir, luchar contra las injusticias. Como toda lucha, es colectiva, política e histórica. Hay continuidades y rupturas, épocas de avance y épocas de repliegue: fortaleza y resistencia. “Los derechos humanos son un espacio de disputa permanente, son conquistas logradas y conquistas por alcanzar, como la misma democracia. No son meros estándares normativos a cumplir o exigir. Las disputas son en múltiples territorios: la justicia, la escuela, la comunicación, el barrio, el estado”, sostuvo la directora general de la CPM, Sandra Raggio, antes de pasarles la palabra a los invitados que formaron parte de la mesa de apertura: Cristian Alarcón, Graciela Daleo, César Antillanca y Ernesto Alonso.
La mesa funcionó como un espacio para abordar, desde distintas trayectorias, la amplitud y diversidad de la agenda de derechos humanos, los espacios de disputa y conflicto. Experiencias históricas de los organismos que denunciaron el genocidio argentino, y emergentes actuales de la lucha contra la violencia institucional. La justicia y la comunicación como territorios de disputa. Las historias de Graciela Daleo y Ernesto Alonso vinculadas con las historias de César Antillanca y un centenar de familiares víctimas de la violencia institucional y, entre esas redes y puentes, el compromiso ético de comunicadores, artistas y académicos, como Cristian Alarcón.
Graciela Daleo —militante, socióloga y coordinadora de la cátedra libre de Derechos Humanos de la UBA— fue la primera oradora y resaltó el valor de los juicios contra los perpetradores del genocidio “no sólo como instrumentos para la sanción penal sino también como constructores de una mirada del Estado y la historia”. En el mismo sentido en que Daleo reconoció el aporte de los organismos de derechos humanos para generar consenso social sobre esos juicios y la resistencia popular ante los discursos justificatorios del genocidio, Ernesto Alonso, sobreviviente de Malvinas e integrante del CECIM-La Plata, mencionó que los ex combatientes “lucharon por años para que la sociedad conozca las violaciones a los derechos humanos en Malvinas”. Estas conquistas del pueblo son un piso común desde el cual seguir proyectando los nuevos desafíos. Para Alonso, “la restitución de la identidad de los caídos que todavía no han sido identificados como símbolo de la disputa por la soberanía de Malvinas. Para Daleo, el desafío de lograr identificar y hacer carne en la sociedad que “las policías de hoy son herederas de aquellas prácticas represivas ejecutadas por las Fuerzas Armadas”.
César Antillanca dice que es fundamental señalar la continuidad de las violencias de las instituciones y la vulneración de los derechos humanos, y marca un camino: «Para las organizaciones, la lucha popular es una de las herramientas para denunciar la violencia institucional». César es padre de Julián, un joven de 21 años asesinado por las fuerzas de seguridad de la provincia de Chubut, y también referente de los pueblos originarios; habla como militante de base y se pregunta: “¿Los proyectos económicos no generan violencia?”. La respuesta es contundente: «La desigualdad y la violencia tiene un mismo origen: las decisiones administrativas de los órganos del gobierno».
En eso de caminar los barrios para contar la historia de los olvidados por los proyectos económicos y perseguidos por las fuerzas policiales, Cristian Alarcón ha definido su formación periodística. «Tuvimos que aprender a hacer periodismo en la contingencia y lo seguimos haciendo con mucho compromiso y con presencia en el territorio donde nos enseñan a resistir y donde aprendimos que un buen periodismo debe respetar las rebeldías del pueblo».
Las disputas por los territorios: sitios, justicia, escuela, barrios, cultura, medios
La convocatoria a organizaciones de toda la provincia tenía por objetivo trazar un mapa territorial de la situación actual de los derechos humanos pero también identificar actores, entablar redes de acción y solidaridad, y estrategias de intervención. ¿Cómo actuamos y cómo interpelamos a la sociedad? Porque, en última instancia, en esos espacios cotidianos —el barrio, la escuela, el club, el gremio— se construye una agenda de trabajo.
La mesa La disputa por la transmisión: educación, derechos humanos y nuevas generaciones permitió el cruce de diversas experiencias educativas que se desarrollan en todo el territorio de la provincia bajo un mismo principio: una educación participativa por la defensa de los derechos humanos. Educación formal e informal, políticas públicas y proyectos comunitarios. Compartieron escena con el bachillerato popular memoria del Fuego de La Tablada, Mariana Chaves, antropóloga e integrante de Casa Joven de la Obra Carlos Cajade, docentes con una larga trayectoria en Jóvenes y Memoria que llegaron desde Fuerte Apache, Villa Argüello, Pergamino, Mar del Plata, Morón, Bahía Blanca, Chacabuco, entre tantas, cuyas historias se entrelazan con las voces de los jóvenes del programa de voluntariado de la CPM y de los centros de estudiantes.
En la misma línea, la disputa por el sentido desde el arte y la comunicación también estuvieron representadas en el encuentro de la militancia. La disputa por el relato. Comunicación y derecho a la información reunió a periodistas y medios nacionales y provinciales. Desde Página12 y Tiempo Argentino —recientemente recuperada por sus trabajadores— hasta el desmantelado proyecto periodístico de Infojus, y pasando por la experiencia de portales, revistas culturales, radios universitarias, locales y comunitarias —Radio La Azotea de Mar del Plata, De la Calle de Bahía Blanca, FM La Tribu y FM En Tránsito, entre otras—, y la experiencia de Farco. Trayectorias e historias atravesadas por un escenario comunicacional que se transformó tras la derogación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y que puede poner en peligro el ejercicio de la comunicación como un derecho.
Por otro lado, la mesa La disputa por los sentidos. Arte, memoria y derechos humanos recogió, a partir de las múltiples disciplinas, las experiencias de muralistas, hacedores de arte en contexto de encierro, fotógrafos en villas miseria, orquestas juveniles. Así el recorrido cultural de Artistas Plásticos Solidarios, del Frente de Artistas Borda, de El Rejunte de Ituzaingó, de La Grieta de La Plata, de la orquesta juvenil Sol de Mayo de Moreno, del colectivo fotográfico SADO —que nació como un proyecto platense y se sigue extendiendo— y de los grupos de Teatro Comunitario expuso los principios de un arte pensado colectivamente y, al mismo tiempo, dio cuenta de las limitaciones existentes, y la falta de políticas estatales y presupuestarias para realizar proyectos en la comunidad.
La recuperación de los espacios de terror como sitios de memoria también ocupó un rol central en el Encuentro. Durante la mesa La disputa por el espacio. Los sitios de memoria. Estado de la situación de la provincia se pusieron en diálogo muchas de estos proyectos y se plantearon, desde las demandas que obligan su conservación y puesta en funcionamiento, algunos nuevos desafíos y la capacidad de articulación y vinculación territorial de estos espacios. El balance general de Judith Said, ex directora nacional de Sitios de Memoria, en relación con experiencias de gestión particulares como el caso de la Casa de la Memoria y la Resistencia Nono Lizaso de Vicente López o El Faro de la Memoria de Mar del Plata, junto al reconocimiento al trabajo actual por poner en funcionamiento el sitio El Infierno de Avellaneda, a cargo del secretario municipal de Derechos Humanos de Avellaneda, Claudio Yacoy. Acompañaron este debate representantes de los grupos que están trabajando por la recuperación del Pozo de Quilmes, del Pozo de Banfield, del BIM 3 de La Plata, Mansión Seré, la Casa Teruggi Mariani, entre otros.
De la mesa Justicia por delitos de lesa humanidad participaron HIJOS de La Plata y Bahía Blanca, la APDH platense y las mesas por Memoria y Justicia de Avellaneda y San Nicolás, Pergamino, Ramallo y San Pedro, junto a otros querellantes en las causas como Pablo Llonto. También participó Eugenia Vázquez del Programa Anti Impunidad como referente de las luchas contra la violencia institucional.
En la mesa La disputa por el territorio. Intervención, denuncia y control se expuso un diagnóstico de las violencias en el territorio, en las cárceles, en la justicia y en los medios que difunden un estigma sobre los jóvenes pobres como discurso justificatorio de la represión estatal.
Una decena de organizaciones y más de 100 familiares acompañaron esta mesa encabezada por algunos referentes territoriales como Fernanda Nicora, de Punta Indio, Andrea Casamento de ACIFAD, Alfredo Cuellar de Capital. Junto a ellos, participaron Leonardo Rebolino de la campaña contra la violencia institucional, Claudia Cesaroni de CEPOC, Rosa Bru, Raquel Witis de Memoria y Justicia de Zona Norte, Pablo Pimentel APDH-La Matanza y Cecilia Melián en representación de HIJOS Santiago del Estero y Red contra la violencia institucional.
A 40 años del Golpe, la jornada fue una muestra más de la vigencia y el reconocimiento que los organismos de derechos humanos han logrado conquistar. Pero también marcó las nuevas preguntas y desafíos que nos impone el presente democrático: continuidad de los juicios por delitos de lesa humanidad, profundización de las políticas, violencia institucional y tortura, desigualdades y las múltiples vulneraciones a los derechos. Como viene expresando la CPM: “Más democracia es más derechos humanos”.