39: somos nuestra memoria
El documental sobre las víctimas de la crisis de 2001 se proyectará el sábado 27 de enero en el anfiteatro del Parque Lezama (Brasil y Balcarce) a las 20.30 hs. Una entrevista con sus realizadoras Ayelén Velázquez y María Luz Coronel.
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(periódico VAS) Nada más cerca de la realidad, pero a una distancia de 16 años. Así podríamos describir al documental “39”. Una investigación exhaustiva sobre los acontecimientos políticos y sociales que desembocaron en el estallido social del 19 y 20 de diciembre de 2001, con un saldo de 39 personas asesinadas en manos de las fuerzas de seguridad.
El documental, opera prima de Ayelén Velázquez, que contó con la producción general de las periodistas María Luz Coronel, Paula Schrott y Celeste Del Bianco, se presentó en Londres con el apoyo de Argentina Solidarity Campaign y Alborada. También fue declarado de Interés Cultural en la provincia de Santa Fe y de Interés General en la ciudad de Rosario.
Ayelén Velázquez y María Luz Coronel relataron el proceso de creación y producción del film y recordaron cómo vivieron en aquella época la crisis, cuando tenían apenas 16 años. Reflexionaron, también, sobre el actual contexto político, que viene realizando fuertes recortes en la economía y que, ante las protestas a estas medidas, reprime con las fuerzas de seguridad.
¿Cómo nace 39 y qué te inspiró a realizar este documental?
Ayelén Velázquez: El documental nace inspirado en el mismísimo De La Rúa. Un día buscando material para la radio donde trabajaba me topo con un discurso de él, hablaba de libertades y economía del actual gobierno y lo comparaba con el anterior. Me pareció de un enorme cinismo, pero buscando información me choqué de frente con algunas historias de los 39. Esa noche empecé a buscar material y al día siguiente estábamos armando un equipo.
Durante la presentación del film en la Legislatura porteña comentaron que en el proceso de producción se sorprendieron con algunas cosas y con otras se horrorizaron.
¿Podrían contarnos cuáles fueron esas cosas?
Ayelén: Nos horrorizamos con la mayoría. Creo que fue de un enorme impacto ver cómo en algunos lugares anunciaban que darían comida, hacían poner a la gente en fila y después, de la camioneta donde debía salir la comida, salían policías disparando.
En lo personal, ¿qué recuerdos tienen de aquel diciembre de 2001?
María Luz: Tenía 16 años y mucha consciencia de lo que estaba pasando, recuerdo a mi familia mirando la tele, reflexionando y llorando frente al televisor por la injusticia y la violencia que vivimos en esos tiempos. El miedo y la incertidumbre golpeó a la clase media, entre ellas a mi familia y a la de mis conocidos, y repercutió en los años siguientes pero sembró una semilla que florece y nos tiene a todos despiertos, alertas y con la memoria activa.
Ayelén: El 20 de diciembre es mi cumpleaños, así que recuerdo un cumpleaños en Estado de Sitio, cortando la torta con amigas y mi mamá explicando lo que veíamos por tele. Recuerdo el miedo que me producían las imágenes de la represión. Tenía 16 años.
Resulta inevitable hacer comparaciones con aquella época y el presente.
¿Qué puntos de similitud encuentran entre aquel diciembre y éste?
Ayelén: La represión brutal, la naturalización de la violencia en un sector social, la pérdida de derechos, la justificación de todo lo anterior, la angustia, el desamparo y la falta de oportunidades.
María Luz: Claramente esto no es el 2001, pero sí en las medidas de violencia institucional, ya sea de las fuerzas de seguridad que reprimen a quienes salen a reclamar los derechos de todos los argentinos, y del Estado que toma medidas de ajuste para los que menos tienen. Comparar con el 2001 es igualar el nivel de violencia en todas sus formas, que tomó años gestar para llegar a este estallido con 39 muertes y cientos de heridos en todo el territorio nacional.
Habiendo hecho un documental de tal envergadura y de tanta movilización emocional, me imagino que cuando vieron los sucesos del 14 y 18 del diciembre último, les generó un peso mayor.
¿Cómo vivieron esos días?
María Luz: En lo personal muy emocionada. Hacer el documental tuvo momentos de mucha emoción y angustia. Conocer las historias, que fuimos descubriendo al entrar a la casa de los familiares y amigos de las víctimas que nos abrían el corazón y su confianza, hace que una se involucre, viva y sienta las cosas de una forma distinta. Por eso en estos días, más allá de revivir imágenes y de sentir dolor por lo que estaba sucediendo, sentí el dolor y la angustia que se multiplicó en los familiares de las víctimas a quienes movilizó mucho. Tienen que volver a ser parte de esta desgracia que estamos viviendo, y escuchar que funcionarios como Elisa Carrió y otros se refieran a las víctimas del 2001 a micrófono abierto de forma nefasta y sin cuidado, lastimando y responsabilizando a otras personas cuando en realidad fue el Estado de Fernando De la Rúa y sus funcionarios quienes fueron los responsables de todo lo que sucedió.
Ayelén: En el 2001 los viví con miedo, ahora con dolor, con angustia, con bronca. Ya siendo grandes entendemos que somos individuos viviendo en sociedades, no individuos viviendo individualidades. Que haya un sector que ampare la gravedad de estos hechos nos hace cómplices, responsables. Hoy nos paramos desde otro lugar, con menos miedo y más responsabilidad sobre lo que son y somos.
Algo llamativo es que cuando recordamos aquel diciembre de 2001, quizás lo más resonante para algunos sea la cuestión económica. Y si bien en el documental precisan muy bien el contexto político y económico, los protagonistas del documental son, sin lugar a dudas, las víctimas y sus familiares.
¿Por qué eligieron abocarse a ellos?
Ayelén: Porque jamás nadie se había abocado a ellos, merecían una oportunidad donde decir su verdad, gritar por justicia y apelar a la memoria colectiva.
María Luz: Por los 39, sus historias, por sus familiares y porque la misión es y será llegar a todas las personas que puedan ver este documental que sepan la historia completa. La memoria, el homenaje y rescatar de la consciencia y el relato mediático que las 39 personas que murieron no son un número, son historias, son familia, son vidas que se perdieron y que no eran ni piqueteros ni saqueadores, eran jóvenes, padres, hijos, hermanos, que algunos dejaron su vida yendo a reclamar lo que el Estado nos estaba quitando a todos, y otros, menores de edad, o que solamente salían de su trabajo, fueron alcanzados por las balas, masacrados y abandonados por el Estado; ellos y sus familiares tampoco tuvieron el lugar ni la contención que se merecían, al contrario, fueron burlados y amenazados.